lunes, 12 de marzo de 2012

ERIK ERIKSON



 

ERIK ERIKSON ALEMANIA 1902, 1950 INFANCIA Y SOCIEDAD.

 


 

En este libro expone una teoría psicosocial del desarrollo que describe las etapas cruciales en la relación entre individuo y el mundo social, basándose en la interacción entre la biología y sociedad.
Amplió la teoría freudiana sobre la sexualidad infantil, concentrándose en el desarrollo del niño en la pubertad.
Erikson creía que la personalidad humana no sólo viene determinada por las experiencias de la infancia, sino también por las experiencias adultas.
Proclamaba: "Si todo vuelve a la infancia, entonces todo es culpa de otro, y se socava la posibilidad de adquirir responsabilidades por uno mismo".

 

 
EL PRINCIPIO EPIGENÉTICO.

 
El principio epigenético, sostiene que el desarrollo se produce a través de etapas secuenciadas y claramente definidas y que cada etapa debe ser resuelta satisfactoriamente para que el proceso se desarrolle con suavidad.
Según el modelo epigenético, si no se produce una solución favorable en cualquiera de las etapas, todas las etapas posteriores reflejarán ese fracaso en forma de desajuste físico, cognitivo, social o emocional.
Durante el desarrollo, un individuo puede lograr superar cada una de las etapas, alcanzando una resolución favorable, por lo que se encuentra en mejores condiciones para pasar a la siguiente.
O de lo contrario, debido a carencias de distinto tipo, no logra resolverla satisfactoriamente. Es por eso que el lector va a ver que cada etapa tiene una denominación positiva de resolución adecuada, adaptativa, y también, como contrapartida, otra negativa de déficit o disadaptativa

ETAPA 1

 
CONFIANZA BASICA 0 A 1 AÑO VS DESCONFIANZA BASICA.

 

 
LA CONFIANZA FRENTE A LA DESCONFIANZA ES LA PRIMERA CRISIS A LA QUE DEBE ENFRENTARSE EL NIÑO.

 
Erikson escribió en CRECIMIENTO Y CRISIS DE LA PERSONALIDAD SANA:

 
"C OMO UN PRIMER COMPONENTE DE LA PERSONALIDAD SANA ESTABLEZCO UN SENTIDO BÁSICO DE CONFIANZA, QUE CONSIDERO LA ACTITUD HACIA UNO MISMO Y HACIA EL MUNDO QUE SE DERIVA DE LA EXPERIENCIA DEL PRIMER AÑO DE VIDA.

 
La confianza es la expectativa de que las necesidades de uno van a ser atendidas y que se puede confiar en el mundo y en los otros.
Coincide con la etapa oral del desarrollo, en la que la boca es la zona más sensible del cuerpo.
Localizando el pezón, mamando y alimentándose, el niño satisface sus primeras necesidades.
La madre inductora de confianza, que atiende a esas necesidades asiduamente, establece la base para las futuras expectativas positivas sobre el mundo del niño.
Erikson añadió el término sensorial (oral-sensorial) porque el padre también atiende los sentidos del niño-vista, gusto, olfato tacto, oído.
A través de esta interacción, el niño, o bien desarrolla un sentido de confianza en que sus deseos van a ser satisfechos o, si su madre no está atenta, desarrolla un sentido de falta de confianza.
Crisis oral: Se produce hacia la segunda mitad del primer año. Es el momento del desarrollo de la dentición y la aparición del impulso de morder. El niño empieza a progresar desde la simple pasividad hacia la actividad. Si el niño muerde demasiado fuerte, sin embargo, el pezón se retira. Las respuestas de la madre vienen determinadas en parte por el comportamiento del niño, y el niño comprende que debe aprender a controlar el ansia de morder.
Como resultado de ello, el niño se da cuenta de que puede influir sobre el entorno, y comienza a desarrollar un sentido de sí mismo individual y separado. El destete se suele iniciar al final de esta etapa. Esta separación es la base del sentimiento de pena, nostalgia y añoranza. Sin embargo, si la confianza básica es fuerte, el niño desarrolla un sentido de esperanza, optimismo y confianza.
Una madre cariñosa y amable-o sustituto- que proporcione una buena atención uniforme y buena es la esencia para el desarrollo de la confianza. El primer logro social del niño es permitir que la madre salga de su campo visual, sin experimentar por ello una ansiedad o cólera inapropiadas. Esto es posible porque la madre se ha convertido en una certeza interna en la representación mental del niño.
Se puede establecer un paralelismo con el concepto de permanencia del objeto de Jean Piaget, y al concepto de constancia del objeto de Margaret Mahler, en el que el niño tiene una representación mental de la madre como algo fiable y estable.

 
ETAPA 2

 
AUTONOMÍA 1 A 3 AÑOS VS VERGÜENZA Y DUDA.

 
La autonomía se refiere al sentido del control del niño sobre sí mismo y sus impulsos. El niño que empieza a andar alcanza el sentido de la separación de los demás. Suele empezar a utilizar

 
palabras como "yo", "tu", "me" y "mío". Puede elegir entre retener o dejar salir, cooperar o no. O bien guarda las heces (retener) o bien las evacua (dejar salir); ambos comportamientos producen efectos en la madre. Coincide con la fase anal de Freud.
En el segundo año de vida, los niños aprender a caminar solos, a alimentarse, a controlar el esfínter anal y a hablar. Esta madurez muscular es la que le da tono a esta fase del desarrollo. Si los padres le permiten funcionar con cierta autonomía y le apoyan sin protegerlo en exceso, el niño gana confianza en sí mismo y siente que es capaz de controlarse a sí mismo y al mundo.
Pero sí se le castiga por autónomo o se le controla en exceso, se siente enojado y avergonzado. Si los padres manifiestan su agrado cuando el niño da muestras de autocontrol, crece su autoestima y se desarrolla un sentimiento de orgullo. Con el excesivo control paterno o la pérdida de control por parte del niño, aparece un sentimiento de duda y vergüenza. La vergüenza implica que unos se sienten despreciado por el mundo exterior. Incrementa el sentimiento del, niño de creerse tan pequeño como cuando se puso por primera vez de pié.
Al sentirse empequeñecido, es fácilmente avergonzado por experiencias parentales pobres.

 

 
ETAPA 3

 
Iniciativa 3 a 5 años vs. Culpabilidad.

 
Esta etapa corresponde a la fase fálica- edípica de Freud. El sentimiento de curiosidad sexual creciente se manifiesta en juegos de grupo de significado sexual, o en tocamientos de los propios genitales o los de sus compañeros. Si los padres no dan demasiada importancia a este hecho los impulsos acaban siendo reprimidos naturalmente (fálico-edípica de Freud), para volver a aparecer en la adolescencia como parte esencial de la pubertad.
Si los padres conceden demasiada importancia a estos impulsos, (citado por Eric Ericsson, si te lo ticas el médico te lo va a cortar)el niño puede resultar inhibido sexualmente, o fijado en esta etapa del desarrollo psicosexual.
Debemos tener en cuenta que cuando el niño es reprimido por determinada conducta sexual infantil, no sólo estamos frenando el desarrollo de la sexualidad hacia la madurez, sino que estamos dificultando el desarrollo de toda su personalidad.

 
Cuando el niño se va acercando al final del tercer año, es capaz de iniciar actividades motoras e intelectuales. Esta iniciativa se puede reforzar dependiendo del grado de libertad física de la que él niño disfruta y de la calidad de satisfacción de su curiosidad intelectual. Si al niño se le hace sentir inadecuado sobre sus comportamientos o sus intereses, puede acabar este período con un sentimiento de CULPA por su actividad individual. Los problemas con la iniciativa pueden dificultar al niño la posibilidad de experimentar por completo, y pueden interferir en su sentido de ambición, que se desarrolla durante esta etapa.
El niño es capaz de moverse independientemente hacia el final de esta etapa. Aprende a interactuar con los demás. Si las fantasías agresivas se han controlado eficazmente (sin castigarlas ni potenciarlas), el niño podrá desarrollar un sentido de iniciativa y ambición.

 
Al final de esta etapa ya se ha establecido la conciencia del niño (superyó de Freud). La conciencia moral. El niño aprende no sólo que existen límites para el comportamiento personal, sino que, además, los impulsos agresivos pueden expresarse de maneras constructivas, mediante competiciones sanas, juegos y juguetes. El desarrollo de la conciencia establece el clima propicio para el sentido moral de lo correcto y lo incorrecto.

 
Si las crisis de iniciativa se resuelve satisfactoriamente, aparece un sentido de responsabilidad, seriedad y autodisciplina.


 
ETAPA 4

 
Laboriosidad 6 a 11 años vs. Inferioridad.

 
Esta etapa coincide con el período escolar, durante el cuál el niño empieza a participar en un programa organizado de aprendizaje. Es el equivalente al período de latencia de Freud.

 
La laboriosidad, la capacidad de trabajar y de adquirir destrezas adultas, es la clave de esta etapa. El niño aprende a que es capaz de hacer cosas y lo que es más importante, que es capaz de dominar y acabar una tarea. Con las normas el niño desarrolla un sentido del deber a expensas de su deseo natural de trabajar.
El niño productivo aprende el placer de completar un trabajo y el orgullo de saber las cosas bien.

 
Los buenos padres y profesores que animan al niño, son la mejor protección contra el sentimiento de inferioridad (latencia de Freud). Mientras que Freud cargaba la mayor parte de la responsabilidad del desarrollo del niño sobre las espaldas de sus padres, Ericsson llamaba la atención sobre el hecho de que las situaciones sociales positivas pueden contrarrestar la falta de apoyo paterno.
Por el contrario, un entorno escolar que denigre o desanime al niño pude provocar un descenso en su autoestima, incluso cuando sus padres recompensen su laboriosidad en casa. Aquí vemos que tanto en las familias como en la escuela se construyen las bases de la personalidad de los miembros de una sociedad.

 
Preguntémonos entonces ¿Cómo está la institución Familia?, ¿Cómo está la Escuela?.
ETAPA 5

 
Identidad 11 hasta el final de la adolescencia vs. Difusión de Roles.

 
La tarea fundamental de este período, que coincide con la pubertad y la adolescencia, es desarrollar el sentido de identidad.
La identidad puede definirse como los características que establecen lo que es una persona y hacia donde va.
La identidad sana se construye sobre la superación satisfactoria de las etapas previas. Confianza, autonomía, iniciativa y laboriosidad, tienen mucho que ver con el sentido de identidad. La identificación con padres sanos favorece la tarea.

 
La identidad significa solidaridad interior con las ideas y valores del grupo social. El adolescente vive una especie de moratoria entre la infancia y la madurez; durante esta moratoria se ponen prueba distintos roles. Es posible que el adolescente haga varios inicios falsos antes de decidirse por una ocupación, o puede incluso abandonar los estudios, para volver a incorporarse a ellos más adelante. Los valores morales pueden cambiar pero al final se ha consolidado un sistema ético en un marco organizativo coherente.

 
"Cuando la sexualidad del hombre madura en la pubertad, aquel aún no está preparado para formar una pareja o tener un hijo. De hecho, cabe preguntarse en realidad si la realidad temprana en el uso directo de su sexualidad haría al hombre más libre como persona y como individuo que garantiza la libertad de otro. De cualquier manera, el equilibrio yoico de un joven está sometido al peligro de la doble incertidumbre de una maquinaria sexual que acaba de madurar y que es necesario controlar en alguna de sus funciones o en todas ellas, al tiempo que se prepara para ocupar su propio lugar en el orden adulto. Esto es una búsqueda "ideológica" de coherencia interna y de un conjunto perdurable de valores; yo llamo fidelidad a esa particular cualidad yoica que surge con la adolescencia y de ella.

 

 
La fidelidad es la capacidad de mantener lealtades libremente otorgadas a pesar de las contradicciones inevitables de los sistemas de valores. Es la piedra angular de la identidad y recibe inspiración de ideologías y compañeros confirmatorios.
En la juventud, se verifica de diversas maneras: un alto sentido del deber, la exactitud y la veracidad en la interpretación de la realidad; el sentimiento de honestidad, como en la sinceridad y la convicción; la cualidad de genuino como en la autenticidad; el rasgo de la lealtad, de "ser fiel"; el respeto por las reglas del juego.

 
"La identidad y la fidelidad son necesarias para la fortaleza ética, pero no la proporcionan por sí mismas"
"Sólo una identidad firmemente anclada en el patrimonio de una identidad cultural puede producir un equilibrio psicosocial eficaz".

 
Debemos comprender que solo las superación de la adolescencia permite el desarrollo de esas identidad, intimidad, la autoentrega y la fidelidad que hace que el amor tenga su anclaje en un compromiso mutuo.
LA CRISIS DE IDENTIDAD: Al final de la adolescencia se produce una crisis de identidad. Ericsson la llamó crisis normativa, porque es el acontecimiento normal. Si se fracasa en el dominio de esta etapa, el adolescente puede quedar sin una identidad sólida; sufre una difusión de identidad o confusión de roles, que se caracteriza por la ausencia de sentido de sí mismo y por la confusión del lugar que uno ocupa en el mundo. La confusión de roles se puede manifiesta en comportamientos anómalos, tales como escaparse de la casa, criminalidad o psicosis declarada. Los problemas en la identidad genérica y el rol sexual también pueden manifestarse en este momento. El adolescente puede defenderse contra la difusión de roles incorporándose a pandillas o bandas, o identificándose con héroes.

ETAPA 6

 
INTIMIDAD 21 A 40 AÑOS VS. ENSIMISMAMIENTO O AISLAMIENTO.

 
La característica de esta etapa es el logro de la intimidad sexual, la amistad y todo tipo de vínculos profundos no dan miedo a las personas que han sabido resolver sus crisis de identidad. En contraste, la persona que alcanza la edad adulta en un estado de continua confusión de roles es incapaz de involucrarse en relaciones intensas y duraderas. Sin amigos, sin allegados y sin pareja, el individuo puede encerrarse en sí mismo y compadecerse. La sensación de aislamiento puede alcanzar proporciones peligrosas.
La verdadera intimidad es mutua, una cualidad con reminiscencias de las primeras etapas de la vida. Si el niño ha conseguido iniciativa genital, el placer sensual de la infancia converge con la idea del orgasmo genital y el adulto joven es capaz de dar y compartir amor con otra persona. Mediante la crisis de la intimidad frente al aislamiento, el individuo trasciende el carácter exclusivo de las relaciones anteriores y es capaz de establecer relaciones mutuas con un grupo social extenso y variado.
Ericsson adoptó el punto de vista freudiano de que las personas normales son capaces de amar y trabajar.

 

 
ETAPA 7
Generatividad 40 a 65 años vs. Estancamiento

 
Durante décadas centrales de la vida, los adultos deben optar por la generatividad o el estancamiento. La generatividad no sólo tiene que ver con el hecho de tener y criar hijos, sino que también abarca los intereses vitales que van más allá del hogar, en guiar y aconsejar a la nueva generación o luchar por mejorar la sociedad.

Las personas sin hijos pueden ser generativas si se desarrollan un sentimiento de altruismo y creatividad. La mayoría de las personas, si pueden, prefieren dedicar sus energías a la crianza de los hijos.
El hecho de desear o tener hijos no garantiza la generatividad. Los padres necesitan haber logrado satisfactoriamente su propia identidad y desarrollado una auténtica intimidad para ser verdaderamente generativos.
Toda relación de pareja donde la atracción sexual se desarrolla naturalmente, despierta el deseo del encuentro sexual como elemento unificador y gratificante como necesario entre dos personas que comparten un vínculo afectivo en una relación estable que tiende planificarse y se proyecta a futuro. Al respecto dice Eriksson:
"Y puesto que todo encuentro genital provoca en los órganos generativos cierta excitación y puede dar por resultado, en principio, la concepción, no es posible ignorar, según parece, una necesidad psicobiológica de procreación. Cuando el enriquecimiento generativo en sus variadas formas falta totalmente, pueden ocurrir regresiones o estadíos anteriores, sea en forma de necesidad obsesiva de suedointimidad, o de un tipo compulsivo de preocupación por la autoimágen- y en ambos casos con un sentimiento generalizado de estancamiento.

 
El estancamiento, como la antítesis de todos los estadios, señala la patología básica potencial de esta etapa e implicará, por supuesto, alguna regresión a conflictos previos.
Sin embargo, se lo debe entender también en su importancia específica para el estadío. Esto, según se ha señalado, resulta hoy de especial importancia, pues la frustración sexual se reconoce como patogénica, mientras que la frustración generativa, de acuerdo con el ethos tecnológico dominante del control de la natalidad, probablemente pasa inadvertida.
No obstante, la sublimación, o una aplicación más amplia, es el mejor uso de las energías impulsivas frustradas.

Así en la actualidad, como hemos dicho, un nuevo ethos generativo puede requerir un cuidado más universal, preocupado por un mejoramiento cualitativo de la vida de los niños ( ).
Es por eso que la negación de la procreación es perjudicial para la maduración de las personas como personas, ya que produce un estancamiento que se ve en la falta de compromiso de la sociedad "adulta" de guiar a los más jóvenes, o regresiones o estadios inmaduros del desarrollo posibilita que tengamos adolescentes eternos.
En otro pasaje se refiere a la preparación de los niños como futuros padres:
"El hombre moderno, obligado a limitar su fertilidad, tiende a considerar que el problema del compromiso procreador queda resuelto gracias a la posibilidad técnica de hacer una elección consciente de los "anticonceptivos". Es necesario preparar al hombre para tal elección. Con toda una vida amorosa tan "segura", si está acompañada por una mera evitación de los hijos y una negación de la generatividad, podrá constituir en algunos una fuente tan severa de tensión interna como ha lo ha sido la negación de la sexualidad misma. Bien podría surgir esa culpa específica que proviene de jugar con el "fuego de la creación". Por ende es esencial que el control de la natalidad esté guiado no sólo por el reconocimiento de las necesidades psicosexuales del hombre, sino también por un sentido general de responsabilidad generadora hacia todos los seres humanos que han sido traídos a este mundo de acuerdo a un plan. Ello incluirá garantizar a cada niño una oportunidad para el desarrollo pleno". ( )
El adulto que no se interesa por guiar o favorecer la aparición de nuevas generaciones suele perseguir obsesivamente una intimidad, que no es verdaderamente íntima. Estas personas pueden casarse, e incluso tener hijos, encerrados en una atmósfera de interés en sí mismo y aislamiento. Este tipo de personas se consuelan a sí mismas como si fueran niños y se preocupan exclusivamente de ellas.
Es, más padres que no creen en realidad que la vida en una sociedad dada merezca la pena, pueden transmitir el mensaje a sus hijos con tanta claridad que resulte que no tengan nietos.
El estancamiento, es un estado estéril. La incapacidad para trascender por falta de creatividad es peligrosa porque al final, las personas llegan a negarse a aceptar la idea de dejar de existir y de que la muerte es una parte ineludible de la vida.
Podemos ver como ya el ser humano no padece, como en la época de S. Freud, una frustración sexual lo que actualmente sufre es una frustración generativa que se caracteriza por:
  1. renuncia al compromiso procreador, tiene una negación hacia la paternidad.
  2. Renuncia a todo compromiso vincular, no quiere formar una pareja estable, y si la forma y tiene hijos, no asume la paternalidad, le pesan las tareas de embarazo, parto, lactancia y de educación de los hijos, etc.
  3. Renuncia a todo compromiso educativo, esto es de guiar las generaciones más jóvenes.
  4. Renuncia a todo compromiso con la sociedad, permanece indiferente a los problemas de su comunidad.
  5. Es decir renuncia a todo compromiso con la vida, no le encuentra sentido humano a la existencia, ni a su existencia.

Por lo tanto esta frustración generativa se transforma en una gran frustración existencial, en un vacío existencial, la pérdida del sentido de la vida. 

 
ETAPA 8

 
Integridad a partir de los 65 años vs. Desesperación y aislamiento.

 
La integridad es el sentimiento de satisfacción que produce el saber que uno ha tenido una vida productiva, y la desesperación es elentimiento de que la vida ha tenido muy poco sentido.
Puede ser una etapa feliz, el momento de disfrutar con los nietos, contemplar los logros personales más importantes y quizá ver cómo los frutos del trabajo personal están siendo útiles para las generaciones más jóvenes.
La integridad permite a las personas que acepten el lugar que ocupan en el ciclo vital y que la vida es responsabilidad de cada persona.
Sin embargo, la vejez no ofrece una visión feliz del pasado, si uno ha sabido vivirmás allá del narcisimo, es decir de la intimidad y la generatividad.
Sin generatividad, la persona no tiene sentido del orden del universo, y sin un orden universal no es posible que sienta la idea confortadora de que la vida propia se ha producido en un momento y en un segmento de la historia en el que una persona se desarrolló como él lo hizo. Sin esta percepción, la persona mayor siente terror ante la muerte, desesperación, disgusto.

 

 
"Los niños sanos no temerán a la vida si sus padres tiene la integridad necesaria para no temer a la muerte". Eriksson, Infancia y Sociedad.

miércoles, 7 de marzo de 2012

SARMIENTO. PEDAGOGO SOCIAL.


 

LA HISTORIA DE SUS PADRES

Nació en una provincia ignorante y atrasada, en el barrio el Carrascal. De una familia que ha vivido largos años en una mediocridad muy vecina de la indigencia. Probablemente nació el 14 de febrero de 1811. Fue bautizado el 15, fecha que Sarmiento tuvo por la de su nacimiento. Su nombre verdadero Faustino Valentín, cayendo en el olvido éste segundo nombre y habiéndole impuesto la familia por alguna tradición, el de Domingo.

Su madre Paula Albarracín, fue heredada junto a sus quince hermanos por su padre: Don Cornelio Albarracín con algunas tierras que el era dueño en el valle de Zonda. Escribe Sarmiento que su madre sabía leer y escribir. Su inteligencia era poco cultivada, relata que en una de las clases de gramática que tenía el con sus hermanas, ella sólo escuchaba, y que por las noches mientras ovillaba su lana, resolvía todas las dificultades que tenían sus hijas, dando definiciones de nombre, verbos,, los tiempos, los accidentes de la oración, con una sagacidad y exactitud raras. A parte de esto, su conciencia, estaba educada con una elevación que la más alta ciencia no podría por sí sola producir jamás. Cuenta además Sarmiento que su madre había reunido una pequeña suma de dinero, echó los cimientos de la casa que debía ocupar en el mundo al formar una nueva familia. Y como aquellos escasos materiales eran pocos para obra tan costosa, debajo de las higueras que había heredado en su sitio, estableció su telar. En aquellos tiempos una mujer industriosa, podía contar consigo misma para subvenir a sus necesidades. Las industrias manuales poseídas por su madre eran tantas y muy variadas: hacía de seda suspensores, pañuelos de mano de lana de vicuña, corbatas y ponchos, a estos trabajos se añadían una multitud de labores en hilo que se empleaban en ornato de las mujeres y de los paños sagrados. "dice Sarmiento: la reputación de omnisciencia industrial la ha conservado mi familia hasta mis días; y el hábito del trabajo manual, es en mi madre parte integrante de su existencia".

Con estos elementos, la noble obrera se asoció en matrimonio, a poco de terminada la casa, con don José Clemente Sarmiento, su padre, joven apuesto, de una familia que también decaía como la suya, y le trajo en dote la cadena de privaciones y miserias en que pasó largos años de su vida. Tal como su madre había sido educado en los rudos trabajos de la época. Pero el sostén de la familia por las malas acciones de su padre, recayó sobre su madre.

Las circunstancias adversas que dificultaron su educación y el espectáculo siniestro que ofrecía el país, como consecuencia de la penuria económica y cultural gestaron, en Sarmiento, sin duda su concepción pedagógica de tipo social.

Se distinguen en la pedagogía de Sarmiento, los siguientes conceptos: civilización, democracia, conciencia nacional.


 

DOCTRINA DE SARMIENTO


 

Para Sarmiento la tarea de civilizar la Argentina había sido más que un problema de educación escolar, a pesar de sus preocupaciones por la fundación de escuelas: era también el combate contra los resabios del colonialismo mental, o sea, la busca de la inserción de su patria en el mundo moderno.

La tarea educativa Sarmientina comienza con la formación de sí mismo leyendo con abundancia en procura de conocimientos útiles para el país; de ahí el tema central de sus síntesis autobiográficas: "Hice la guerra a la barbarie y a los caudillos en nombre de ideas sanas y realizables y llamado a ejecutar mi programa, si bien todas las promesas no fueron cumplidas, avancé sobre todo lo conocido hasta aquí en esta parte de América".

Y en el siguiente párrafo dice:"He labrado, pues, como las orugas mi tosco capullo, y, sin llegar a ser mariposa, me sobreviviré para ver que el hilo que depuse será utilizado por los que me sigan". (MarcadorDePosición1)

Nada lo impresionó tanto como las invasiones de las montoneras fanatizadas y explotadas por los caudillos, de cuya furia bárbara Sarmiento, fue víctima.

La barbarie y el caudillismo, con su secuela de ignorancia, pobreza, anarquía y fanatismo, formaban, según Sarmiento, la familia de nuestros males sociales.

Se entiende por pedagogía de Sarmiento a su doctrina y a su obra educativa, expuesta en libros, periódicos y lo que realizó en las más variadas situaciones de su existencia, desde ser el preceptor de sus hermanas y maestro de escuela, hasta el de senador nacional y presidente de la república.

Sostuvo el valor absoluto de la acción educadora, ya en el Análisis de las cartillas, silabarios y otros métodos de lectura (que publicó en Chile en 1842), con carácter de director de la Escuela Normal afirmaba: "La instrucción primaria es la medida de la civilización de un pueblo".

La fe en la acción civilizadora de la escuela no lo abandonó jamás. Así hacia el final de su existencia, pudo decir:"Tal es la convicción profunda que campea en las páginas que preceden, en que hemos querido mostrar a la vez cómo la instrucción primaria es la base de la religión, de la libertad y la prosperidad nacional, y cómo de su difusión depende la suerte próxima del país"

No se trata de una pedagogía sistemática, el núcleo básico de ésta se halla presentado en un informe que presentó al ministro de instrucción pública en Chile, con el título De la Educación Popular, donde planteó, por primera vez en forma orgánica, todo su programa de civilización por medio de la escuela. Todos sus escritos y actos posteriores de su finalidad educativa, constituyen el desarrollo y la aplicación de las ideas sostenidas en la obra de 1849, fruto de sus viajes a Europa y a los Estados Unidos en cumplimiento de la misión encomendada por el gobierno chileno.

Esto le proporcionó la gran oportunidad de tomar contacto directo con un movimiento educativo altamente progresista, influido en apreciable medida por las ideas pestalozzianas y, por lo mismo, hondamente arraigado en la comunidad.

Conferenció con Guizot, visitó la Escuela Normal de Versalles, estudió el método Morin y practicó en el colegio de Leví Alvarez. En España investigó el desarrollo de la ortografía, por consulta directa de antiguos manuscritos, y se inscribió miembro de la Sociedad de Profesores de Madrid. Holanda le reveló el sistema simultáneo que permite duplicar la población de escuelas. En Italia visitó algunos institutos de ciegos y sordomudos. Los seminarios prusianos, o establecimientos de profesorado secundario, le enseñaron el alto normalismo, y en los Estados Unidos, ratificó sus mejores instituciones sobre la enseñanza democrática.

La pedagogía deriva en último término de la concepción que Sarmiento tenía de la vida humana, convencido de la posibilidad de transformar al pueblo por la acción de la escuela.

Elaboró una pedagogía social asentada en premisas políticas. "El sentido y las ideas que dominan en su política educacional y en su acción escolar, lo ubican dentro de la moderna pedagogía de orientación social."

Los autores en que se inspiró su doctrina pedagógica fueron: Locke, Rousseau, Montesquieu, Tocqueville, Condorcet, Leroux, Cousin, y otros que siguieron al iluminismo, de la enciclopedia y del romanticismo.

Sarmiento tuvo la capacidad de aprender con los riesgos peculiares de autodidactismo.

Las ideas eran también para Sarmiento el origen de toda civilización y de toda libertad.

La civilización es una cuestión de ideas. El hombre civilizado necesita más ideas que pan; porque en el estado de civilización las ideas suministran pan, pero nunca el pan produce ideas. La doctrina de Sarmiento, muchas veces contradicha por él mismo, consiste en esto. De ahí emana su lucha, que no concluyó jamás, contra la tiranía ("así desaparezca Rosas"), porque el verdadero tirano es la ignorancia que, desigualando irremediablemente a los hombres, impide el triunfo de la libertad y los entrega inermes a todos los males del espíritu y del cuerpo. La descripción que detallamos a continuación sobre Sarmiento escritor, educador, político, legislador, gobernante innovador y militar será la descripción de esa lucha. Por eso consagró lo mejor de su vida a fundar escuelas para difundir sus ideas y en predicar para enseñarlas.


 


 

SARMIENTO: PRESIDENTE

Electo presidente, su obra de estadista tuvo la instrucción pública por fundamento. Creó en las provincias la instrucción primaria superior o graduada, y asignó premios a aquellas que educaran mayor número de niños, para fomentar así la enseñanza. Dicha ley estuvo vigente durante toda su presidencia.

Las subvenciones escolares con igual objeto, ascendieron, de 15.000 pesos que se gastaba regularmente desde 1864, pasó a 64.000 pesos en 1869. Un decreto fijó las condiciones requeridas para fijar las condiciones requeridas para percibir subvenciones, y una ley (en 1871), su proporción por provincia. La gratuidad de la enseñanza comenzó con los textos escolares, en los cuales se invirtió 12.000 pesos; pero la compra y la distribución no correspondieron, desgraciadamente, a la buena idea de Sarmiento.

Como según los principios de Sarmiento, los ciudadanos eran acreedores al maximun de enseñanza fiscal, su acción no se limitó a la enseñanza primaria.

Los colegios nacionales merecieron toda su atención. Modificó el plan de estudios, si bien con carácter enteramente literario. Sólo en dos años, de los seis que constituían figuraban la física, la química y las matemáticas. El resto concernía al latín, francés, inglés e historia.

En San Juan y Catamarca funcionaron a título regional, cursos de minerología. En Buenos Aires, otros, libres y nocturnos, de geometría, mecánica, química y estenografía. Sarmiento, fue el primero que lleva a las provincias la escuela primaria de la nación.

En 1869, empezó a desarrollarse la enseñanza normal, con la creación de cursos anexos en los colegios nacionales de Corrientes y de Uruguay, a los cuales se agregó las escuelas de aplicación correspondientes. El gobierno costeaba en ellos diez becas. Una ley del mismo año autorizó la fundación de dos escuelas normales. Al siguiente año, se fundó la de profesores de Paraná, con setenta becas. Su plan fue excesivo y desequilibrado. Las matemáticas comprendían siete materias, inclusive la agrimensura; pero faltaba la historia natural. Se desarrollaba en cuatro años, como ahora. La edad mínima para ingresar a los cursos era de dieciséis años; requisito previsor, pues evitaba el egreso de maestros demasiado jóvenes.

Las ideas liberales de Sarmiento comprendían también el clero. Entre los institutos docentes que fundó u organizó, figuran los seminarios conciliares. La circunstancia de ser sacerdote a cualquier ciudadano, no le quita su derecho a la educación. Todo lo contrario. La suya dice Sarmiento, requiere el mayor interés, puesto que es un director de espíritus.

El colegio militar y la escuela naval, son fundaciones de esta presidencia.

Creó dos cursos análogos en Salta y Tucumán, con su correspondiente plan de estudios. Ordenó las primeras investigaciones oficiales sobre etimología agrícola, y estableció el primer curso de veterinaria. Corresponde también a su gobierno el plan de enseñanza de la minería y la institución de un premio para el descubrimiento de la hulla.

Le preocupó la educación de los sordomudos y de los ciegos. Levantó, el primer censo escolar, fundamento de todo plan orgánico de instrucción pública, y organizó la estadística de la enseñanza primaria, que es el complemento de aquella medida. Pudo señalar en ella una de las cifras significativas de su gloria. La población escolar alcanzó bajo su gobierno a cien mil niños.

En la enseñanza superior fundó el Museo de Historia Natural, para cuya dirección trajo a Burmeister, el ilustre contradictor de Darwin, quien era, una de las grandes admiraciones de Sarmiento.

Fundó la Facultad de Ciencias de Córdoba, a cuyo efecto contrató en Europa, un plantel de profesores extranjeros, que iniciaron el estudio científico de nuestra naturaleza con notables trabajos. Vinculó su nombre a una de las más importantes contribuciones científicas ofrecidas por nuestro país: la formación del mapa celeste del hemisferio austral.

Concluida la presidencia de la República aceptó con ejemplar modestia el puesto de Director General de Escuelas de la provincia de Buenos Aires (cargo desempeñado por segunda vez), al año siguiente (1875), produce ya la Ley de Educación común.

El Consejo General (institución de su incesante propaganda), queda fundado por ley.

En el año 1876, reglamenta las escuelas de su dirección, y funda el periódico quincenal La Educación Común en la Provincia de Buenos Aires.

En 1881, el gobierno nacional lo nombra Superintendente de Educación, lo cual le daba la presidencia del Consejo Nacional creado en reemplazo de la comisión del mismo nombre. La primera medida de Sarmiento fue un rasgo peculiar de su carácter emprendedor. Convocó a los maestros para darles en persona una lección de lectura.

Por ultimo su otra gran labor docente: la fundación de bibliotecas populares. La escuela inmóvil, la enseñanza de la lectura no bastan. "Hay que enviarlas a lugares difíciles, donde no exista la civilización". No hay educación popular, sin bibliotecas. El gobierno de Chile había escuchado esta verdad, y fundó en 1856, bibliotecas en todos las capitales de departamentos. La iniciativa aquí, en nuestro país fue un fracaso. Sarmiento no tuvo colaboradores y él mismo carecía de los dotes esenciales de administrador. La contabilidad y la distribución de la renta fueron malas. Quedó suprimida por la crisis económica en 1876. La Comisión Protectora de Bibliotecas Populares, organizada por él, contaba con facultades autónomas, lo que demuestra la importancia atribuida, pero ésta no estuvo a la altura de su misión.


 


 

SARMIENTO: EL EDUCADOR.


 

La compasión a la ignorancia y el amor a la verdad hicieron de Sarmiento un educador.

De ver a los montoneros fanatizados por el mismo caudillaje que explotaba su lamentable condición, de analfabetos, vio la idea de enseñarles a leer. Arte que poseía desde muy niño. El decía: educar al pueblo para que pueda ser libre.

Así como no formuló una pedagogía sistemática, tampoco enunció un concepto orgánico, estable acerca de la educación. El tema preferente de sus teorías y realizaciones pedagógicas fue el de la instrucción pública, cuya finalidad-según palabras suyas- consiste en "preparar el uso de la inteligencia individual, por el conocimiento rudimental de las ciencias y hechos necesarios para formar la razón".

Quería elevar el nivel social de la comunidad, con la acción educativa impulsada por el Estado. Pero esta acción dirigida principalmente a promover el aumento de la capacidad intelectual por medio de la ciencia, debía proyectarse sobre la masa, el grueso del pueblo, dejando de constituir un privilegio de los grupos dominantes. Aquí está el fundamento de la pasión por la escuela primaria, a la que llamó educación popular o educación nacional o también educación común.

La educación popular constituyó el programa de acción del Maestro de América, dando título a su obra más difundida, tal vez la que mereció su permanente predilección.

Denominó así la publicación del informe sobre sus viajes de 1845 a 1847, fundando que, del examen efectuado en los países más progresistas comprendidos en la visita, se desprendía-son sus palabras- "que hay en el mundo cristiano, aunque en fragmentos aquí y allá dispersos, un sistema completo de Educación Popular que principia en la cuna, se prepara en la Sala de Asilo, continúa en la escuela primaria y se completa en las lecturas orales, abrazando toda la existencia del hombre".

La educación democrática es instrumento de liberación del pueblo; con ella toma conciencia de sus derechos y conquista las armas indispensables para hacerlos respetar. Sin educación universal e igualitaria no puede haber República ni gobierno democrático. Solo la escuela pública dice Sarmiento es el único medio de asegurar la unidad nacional, y que puede ser la solución ante nuevos factores de conflictos potenciales.

Según Sarmiento nuestra educación debe ser laica. Lo exigen factores determinantes del progreso social, razones de orden cultural y necesidades del régimen democrático republicano. De ahí su campaña encendida, y a menudo, muy violenta a favor de la laicidad escolar, desarrollada a través de las páginas de El Nacional en oportunidad del Congreso Pedagógico de 1882, primero, y de los debates producidos en el Parlamento al tratarse el proyecto sancionado como ley Nº 1420, dos años después.

Tenía presentes las nuevas condiciones de la sociedad argentina y el sentido de su desarrollo como consecuencia del proceso inmigratorio. Por ello concebía a la institución escolar como un recinto sagrado dentro de cuyos muros tenían asilo, sin distingo alguno, seres de las más variadas procedencias: argentinos y extranjeros, ricos y pobres, católicos, protestantes y agnósticos. La mutua comprensión y la tolerancia recíproca, por encima de sectarismos y de dogmas, constituían la más firme garantía de una general elevación humana.

Para el laicismo, las creencias y los problemas de la fe están reservados al hogar doméstico y a la Iglesia.

En el concepto de educación como función social a cargo de Estado afirma los siguientes principios:

  • La enseñanza primaria constituye un ramo de la administración pública. El Estado preside la educación, la dirige la inspecciona.
  • La escuela pública reconoce como fundamento la necesidad de asegurar a todos los habitantes los derechos a la cultura y la educación cívica, afirmar la unidad nacional y favorecer la formación de los cuadros técnicos y científicos que requiere el desarrollo del país.
  • Por tanto, en el Estado todo niño debe recibir educación.
  • La masa total de la renta para sostener las escuelas debe ser proporcionada al número de niños de 14 a 16 años que haya en el Estado.
  • Esta renta debe formarse con el aporte del Estado y de los padres de familia.

La obligación de los padres y tutores, con respecto a la asistencia de los niños a la escuela, resulta más bien de carácter moral, y no jurídico, pues Sarmiento no determinó la sanción correspondiente a su incumplimiento.

Los libros dogmáticos de sus primeras lecturas, la exhibición odiosa del preceptismo clerical que argumenta sus postulados con el infierno, le revelaron que no hay libertad posible sin el ejercicio de la razón.

Hasta mediados del siglo pasado, la mujer llevaba una existencia sedentaria y casi vegetativa, recluida en el hogar y dedicada exclusivamente, en el mejor de los casos, a las labores domésticas. Permaneció así, extraña a las manifestaciones culturales, agravado ello por una religiosidad estrecha y una ignorancia agresiva. Era evidente, pues, que mientras la mujer continuara en esta situación social, la civilización se detendría en puertas del hogar doméstico. Las naciones de Europa, decía Sarmiento, nos han dado el ejemplo de su verdadera civilización, reconociendo los deberes y los derechos de las mujeres. Esta cuestión de la influencia de las mujeres en el desarrollo de las naciones americanas fue una de las primeras preocupaciones de Maestro, como lo prueba la fundación del Colegio Santa Rosa, pensionado de niñas, en San Juan, en 1838.

De aquí su apostolado, que iba a realizar por primera vez en el Colegio Santa Rosa, después de aquellas obscuras empresas en los andes, Pocuro y Copiapó, donde enseñaba a los mineros de Punta Brava por medio del silabario y del dibujo.

El Colegio de Santa Rosa se instaló en los claustros de un monasterio, que fray Justo de Oro, tío de Sarmiento, había proyectado hacía años atrás, destinado a la educación de los habitantes de la comunidad, y su origen fue una recomendación del mencionado sacerdote a su hermana doña Tránsito, para que pusiera la educación de su hija en manos del sobrino cuando éste ultimo regresó de Chile. Así se explican, tanto el nombre de la casa como la enseñanza de la religión, que abundaba en su plan de estudios: requisito indispensable a las ideas de aquella sociedad y de su gobierno; pues ya se sabe que los caudillos federales eran fervorosamente católicos.

La disciplina era rigurosa en lo concerniente al trabajo y diversiones. Comprendía salidas fuera de los habituales recreos, visitas a familias respetables; para que las alumnas aprendiesen urbanidad; ingeniosa vinculación del hogar con la escuela por medio de la cortesía y de las buenas costumbres. Las pruebas consistían en un examen semanal, uno mensual, uno trimestral y uno anual muy solemne, pues era fiesta pública a la cual asistía el gobernador. Los premios consistían en anillos, collares, dijes. Sarmiento amó con toda su alma aquella institución, cuyo fracaso se lamentó muchos años después.

Como mencionamos en los párrafos anteriores, le daba mucha importancia a la educación de la mujer. De ella, decía, depende la suerte de las naciones. Por esto, una de sus primeras medidas en la materia, cuando gobernó fue crear las escuelas normales de maestras. La vinculación de la escuela con la maternidad fue uno de sus temas favoritos. Quería fundar salas de asilos para los niños de las obreras, mientras éstas se hallaran trabajando: institución benéfica que no tenemos aún. Veía en la educación de la mujer la mejor propaganda de la libertad espiritual. Por esto eligió para pronunciar su famoso discurso contra el clericalismo, en 1883, la escuela normal de maestras de Montevideo. Sus artículos La Escuela sin la Religión de mi Mujer resultaron de la polémica motivada por aquella pieza oratoria, e iniciaron la campaña liberal que produjo al año siguiente la ley de enseñanza laica.

Su autodidáctica comprendía el francés, el inglés, matemáticas, literatura, y el dibujo, cuya importancia pedagógica percibía en toda su amplitud: como un lenguaje directo

Su método de enseñanza era racionalista. El sistema queda formulado en doce líneas. Primero, el fundamento racional: de lo conocido a lo desconocido. Luego, la progresión de las dificultades, la oportunidad de los conocimientos, conforme a las ideas que el alumno tiene; la abolición del mecanismo; que es rutina; el interés por la enseñanza.

Su método también es integralista. Quiere que la educación intelectual esté fundada sobre la educación física. La lección de cosas ha de constituir a su vez el fundamento de aquélla. Para esto pide el museo escolar, todavía rudimentario en nuestras aulas. Su lección sobre un trozo de pedernal, elemento tan abundante en Chile, constituye un modelo al respecto.

El plan de aquella primera escuela normal adoleció, sin embargo, de grandes defectos. No contenía ciencias naturales, lo cual es indispensable para la enseñanza objetiva, y carecía de escuela de aplicación, convirtiendo en teórica la pedagogía, que es esencialmente práctica.

Ha de mencionarse también entre las diferencias de aquella pedagogía el uso de castigos corporales, penitencia y premios, cuya abolición difería, sin embargo, el educador, para cuando "el arte de enseñar haya hecho progresos". Lo cual quiere decir que consideraba fundamentalmente malos esos procedimientos.

En cambio deseaba suprimir el examen cuya utilidad apreciaba para los estudios superiores solamente, y sustituirlo por la acción constante de la enseñanza que es, en suma, la verdadera disciplina

En cuanto a la lectura y escritura, alcanzan un adelanto notable. Hasta el día de su muerte, Sarmiento conceptuó, que el deber por excelencia del hombre para sus semejantes es enseñarles a leer.

La importancia asignada a la lectura por el educador traía consigo la verdadera reforma. "De la perfección de la lectura depende la civilización de un país". También percibió la dificultad de los textos escritos con ideas y estilos adultos. Decía que el autor debía escribir como sí él mismo fuera un niño, así su método de lectura se fundaba en las dificultades de la infancia.

El dibujo, no era para él un arte de adorno, constituía uno de los fines de la educación popular; lo cual quiere decir que atribuía a la estética un papel primordial en la enseñanza.


 


 


 


 

SARMIENTO: EL ESCRITOR.

Sarmiento fue periodista antes de ser autor de libros, circunstancia cronológica que determina, como es natural, la formación del escritor, y con esto el examen crítico.

Las cualidades y defectos más prominentes de aquel son sus rasgos de periodista. Las peculiaridades que producían su prosa, la impresión del estilo, siempre urgente. Su gala literaria, resultante de un temperamento nativo de escritor, le viene al correr de la pluma. Por esto es siempre fragmentaria. El positivismo es también su cualidad dominante, y de aquí la escasez de sus metáforas. Su lógica es la de los acontecimientos, no la de las ideas.

Sarmiento subordinó sus dotes de escritor a estos rasgos de periodista.

El Zonda, primer periódico de Sarmiento, iniciando la evolución del periodismo. Luego funda en la capital chilena el primer diario (1836, llamado Filopolitas). Pocos años después surge un nuevo tipo de publicación "La Crónica" que entonces se asemejaba al folleto, destinada a la lucha contra Rosas, su redacción quedaba subordinada a la lentitud de comunicaciones entre nuestro país y Chile.

Funda la prensa escolar, con el Monitor de las Escuelas. La caída de Rosas iba a suministrarle aquella coyuntura que aprovechó para transformar El Nacional, redactado antes por Mitre.

Por último, El Censor, su propia empresa, lo colocó entre los iniciadores de la más adelantada época del periodismo argentino. Median cincuenta años de tarea entre la primera y la última de sus hojas. Tarea no interrumpida, puesto que ni el desempeño de la presidencia la cortó.

De aquel estilo fragmentario proviene su característica más saliente como autor de libros. Es el escritor de los trozos selectos. Imposible encontrar en su vasta obra una pieza completa. Esta peculiaridad, unida a su vocación de novelista, que no puede satisfacer porque necesita todas sus letras para la gran obra de hacer país y que determina su predilección biográfica. En todos sus escritos resalta su idiosincrasia. Lo que más encarecen es el valor representativo del hombre como producto del medio, o sea la selección viviente de lo que es menester transformar.

Algunas como la del capitán Gauna, la de Sandes y la de Baigorria, son verdaderamente notables. Poseen el interés pintoresco de la novela de aventuras, a la par de una sorprendente penetración histórica. En su genérica brevedad, dice Leopoldo Lugones, las considera superiores a Facundo.

La obra Facundo, Civilización y Barbarie. Constituye una síntesis de la maestría literaria de Domingo Sarmiento y de su condición de político y observador del ambiente geográfico. Desde el punto de vista de la estructura de la obra, el ensayo se combina con la habilidad para narrar y la crítica sociológica. Hace referencia a la despoblación (en términos demográficos), el desierto fue visto por él en sus proyecciones sociales. Advirtió que el desierto estaba lleno de barbarie. Siete años después de haber descripto la pampa en el Facundo, la conoció con sus propios ojos. Facundo Quiroga, representa para Sarmiento el ejemplo irracional y bárbaro frente a las ventajas de la civilización europea y estadounidense. A través de Facundo, el autor realiza una crítica a la tiranía de Juan Manuel de Rosas, con lo que comparte la actitud de la mayoría de los escritores románticos contemporáneos que desarrollaron una constante oposición desde el exilio.

El Facundo constituye todo el programa de Sarmiento. Sus ideas literarias, su propaganda política, sus planes de educador, su concepto histórico. El primer escritor argentino verdaderamente digno de este nombre había nacido. La leyenda de civilización y barbarie que informa nuestro criterio histórico con credulidad servial proviene de esas páginas. Se funda además en una venganza. Quiroga debía a Sarmiento los estudios abortados, en Córdoba y Buenos Aires, y el primer destierro a Chile.

La gran obra de transformar el país, anarquizado y bárbaro, persuadido de que el progreso, sentado sobre bases éticas, brindaría la felicidad al pueblo argentino. Pero este progreso no podía elaborarse con la razón, como querían los iluministas, ni desde arriba por los decretos gubernativos, debía ser el resultado de un proceso de elaboración histórica, cuya tarea principal era educar y crear nuevas costumbres; en una palabra civilizar.

La palabra civilización, no es empleada por Sarmiento con un espíritu estrechamente materialista. Civilizar en la concepción Sarmientina era proveer lo conducente a la prosperidad de un país y al adelanto de todas las provincias, dictando leyes y reglamentos necesarios para crear un estado de derecho y promoviendo la inmigración, la construcción de ferrocarriles, la colonización de las tierras de propiedad fiscal, la introducción y establecimiento de nuevas industria, la importación de capital extranjero, etc; pero también era atender al progreso de la cultura, organizando la educación nacional y asegurando el bienestar y la libertad de todos y cada uno de los habitantes.

Explica Félix Bravo, en su libro Sarmiento, pedagogo social que hoy resulta incuestionable que la dialéctica "Civilización y Barbarie" contenía entre otros, un grave error, que consistía en explicar las luchas civiles argentinas, en términos absolutos, como un alzamiento de las campañas contra las ciudades y en concebir a los caudillos como productos del medio rural. Coincide en que frente a la civilización de las ciudades existía la barbarie de las campañas pastoras; pues si bien los promotores de la anarquía fueron militares, clérigos, doctores, hallaron en la gente perdida en el desierto la posibilidad y el aporte esencial para la formación de montoneras.

En otra de sus obras: Conflicto y armonías de las razas de América: explica el origen de nuestros males sociales desde el punto de vista étnico. Aquí sostiene la ignorancia de nuestras masas y la anarquía política, con sus consecuencias, la corrupción de las instituciones democráticas, el lento desenvolvimiento económico y la penuria cultural, que derivaban según el de dos factores: la herencia española y la mestización indígena.

También otro notable escritor, Alberdi, llega a una fórmula que recuerda sus predilecciones dogmáticas: gobernar es poblar. Y desde luego, poblar con blancos. Pero este fundamento es erróneo al no contar con el mestizo, el eterno elemento electoral, negativo de de toda democracia, que tarda siglos en dejarse absorber por la raza blanca inmigrante.

La polémica "ideal" de Sarmiento con Alberdi debe ser estimada como una coincidencia de opiniones antes de que un disentimiento sustancial. El autor de las Bases, inspirado en la teoría sobre la educación de las cosas (Rousseau), consideraba a la instrucción como un elemento ineficaz para promover el bienestar general, el cual más bien resultaría del desarrollo económico, o sea del fomento de la inmigración, de la construcción de ferrocarriles y canales navegables, etc. La diferencia asienta en que Sarmiento entendió al desarrollo económico como un medio para que cada individuo pudiera alcanzar una vida digna en la plenitud de sus posibilidades.

En la segunda parte de Conflicto (fragmento y apuntes incoordinados) afirma la superioridad moral del mundo protestante sobre el mundo católico.

Superioridad en el hábito del libre examen, el mayor cultivo de la dignidad personal, y que ofrecía las condiciones necesarias para la práctica de las instituciones libres y del régimen democrático. Al respecto aconseja tres remedios: inmigración europea, trabajo, educación pública.

Sarmiento no formula máximas, pero finca la obra del estadista en educar. Porque la educación es lo único que iguala, despecho de todos los accidentes biológicos y sociales. La inmigración, requiere de un pueblo educado para que no llegue a constituir un peligro, colonizando al país incapaz de asimilarla.


 

Otro de sus libros: Recuerdos de Provincia, más sobrio y más maduro, el mejor de Sarmiento literariamente hablando. Representan con Facundo la tentativa lograda de hacer literatura argentina, que es decir patria; puesto que la patria consiste ante todo en la formación de un espíritu nacional cuya exterioridad sensible es el idioma. En esta obra amplió la explicación refiriendo el origen de aquella obra temprana con términos que definen inequívocamente su vocación social: "Es el fruto sazonado de aquella semilla que en mi niñez asomó la escuela de San Francisco del Monte, en la campaña semibárbara de San Luis, Desde allá venía caminando en la enseñanza de escuela en escuela, hasta llegar a la normal de Versailles y a los seminarios de Prusia, que son el pináculo de la humilde profesión de maestro. La ciencia y la carrera de la enseñanza primaria me la he inventado yo, y en despecho de la indiferencia general, he traído a la América del Sur el programa entero de la educación popular".

Su último libro la Vida de Dominguito: es también un tratado de pedagogía

Sus numerosas traducciones de libros útiles, desde el texto escolar a la biografía predilecta, robustecen su concepto de literatura. Aquellos actos de humildad en escritor tan personal y fecundo, son pruebas de su abnegación patriótica. De ahí provino su idea de la convención latinoamericana para la traducción de obras, que lo llevó a Chile en 1884, enviado por Roca como plenipotenciario intelectual.

Su originalidad para escribir, proviene en gran parte de su improvisación de periodista. Es de ocurrencias más que de expresión, excepto cuando describe el medio natal. Inicia los temas sin meditación previa. "Mis escritos se arrastran al comenzar el escrito, que no adquiere vigor sino a medida que avanza, como aquellos generales a quienes la batalla misma ilumina".

CONCLUSIONES


 

Parafraseando la famosa frase de Lincoln (Gettisburg, 19 de noviembre de 1863), se puede afirmar que Sarmiento contribuyó, como no lo hizo otro, a instituir en la Argentina la educación del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

Educación del pueblo: porque, combatiendo ciertos principios teológicos-políticos de una sociedad todavía apegada a las diferencias de clase y a la formación clerical, sostuvo que la educación era una función social. Implícito en este concepto están el derecho y el deber del pueblo de recibir educación, en igualdad de oportunidad, y la correspondiente obligación del gobierno de proveer a la satisfacción de esa necesidad, conforme al principio de la libertad de enseñanza, interpretado con mentalidad republicana y democrática. Su posición ante el problema de la libertad de enseñanza estuvo en todo momento perfectamente definido y sus opiniones al respecto fueron terminantes. He aquí como pudo decir:" Sin la más absoluta libertad de enseñanza el pensamiento quedaría estacionario y cerraría la puerta a todo progreso de civilización".

La propaganda sostenida por Sarmiento contribuyó, en alto grado, a formar el espíritu público favorable para la sanción de la ley 1420, consagratoria de los principios de obligatoriedad, gratuidad y laicidad.

Educación por el pueblo: porque propugnó la más amplia intervención popular en el gobierno de la enseñanza, su inspección y su sostenimiento. Según el, la inspección de las escuelas debía constituir una función mixta de comisiones populares, los rectores de las universidades o sus delegados, las autoridades municipales y un funcionario técnico del gobierno central, con mira a perfeccionar la enseñanza y a propagarla en la respectiva comunidad.

Educación para el pueblo: porque la doctrina pedagógica de Sarmiento está fundada en un peraltado concepto del hombre. La escuela debe ser el más formidable instrumento de redención de las masas "… démosle trazas para barruntar lo que llamamos civilización, libertad, elecciones populares, sistema representativo…" declaró: si llegan a comprenderlo una vez, desde cualquier otro nivel educativo, de la enseñanza primaria, la que comprende a la generalidad de los individuos, o sea la que favorece tanto al rico como al pobre, al habitante de las ciudades como al triste labrador de nuestros campos.

Para los argentinos actuales, Sarmiento es fundamentalmente un escritor, uno de los clásicos argentinos; para sus contemporáneos fue primordialmente el maestro, que sorpresivamente había llegado a ser presidente de la República. Tal imagen docente estaba ligada a las versiones autobiográficas más difundidas del prócer, especialmente a Recuerdos de Provincia.

En algunas oportunidades él mismo se confesó socialista, pero no basta, con su confesión para ubicarlo en la corriente ideológica que se inspira en Marx. Se desprende que utilizó el término socialismo por oposición al de individualismo. Creía en el progreso social, fundado en la libertad del espíritu, como supremo don de los pueblos.

El mayor afán de toda su vida fue educar al pueblo, en su conjunto, para que pudiéramos tener una nación libre y soberana.

La preocupación de Sarmiento por los problemas educativos, no podía quedar satisfecha con la difusión teórica de su doctrina pedagógica, por lo cual, materializó sus ideas en proyectos, en obras de auténtico carácter social, que le han valido, a su justo título, la consagración como el Maestro de América.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

    TRABAJOS Y CARGOS QUE OCUPÓ DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO.


 

  • Subteniente desde 1828, en la Guerra Civil que asoló a las Provincias Unidas del Río de la Plata, combatió en la banda liberal.
  • En 1831 durante el primer gobierno bonaerense ejercido por Juan Manuel de Rosas, marchó exiliado a Chile, donde trabajó como capataz en una mina y como profesor.
  • En 1836, regresa a su ciudad natal, continúa ejerciendo la enseñanza, hasta que en 1840 tras ser hecho preso a causa de su oposición a la dictadura de Rosas, se exilió de nuevo en Chile, para fijar su residencia un año más tarde en Santiago. En esa ciudad inició su labor de periodista.
  • En 1842 fundó El Progreso y fue nombrado director de la Escuela Nacional de Preceptores.
  • En 1843, apareció su obra titulada "Mi Defensa", presentó su Memoria sobre ortografía americana (publicada años más tarde) y un año después se publicó la "Conciencia de un niño".
  • El 2 de Mayo de 1845, comenzó a aparecer en El Progreso, su Facundo, Civilización y Barbarie, un apasionado ataque contra el régimen de Rosas. El gobierno Chileno lo envió en octubre de ese año a Europa, al Norte de África y a Norteamérica, para estudiar sus sistemas educativos y la aplicación al colonialismo occidental, periplo del que resultaría años después la publicación de su obra: Viajes por Europa, África y América entre 1845 y 1847.
  • Tras permanecer en Uruguay y Brasil llegó en Mayo de 1846 a Francia, desde donde viajó a Argelia, Italia y a otros países europeos; Estados Unidos y Canadá, antes de regresar a Chile en febrero de 1848.
  • Tres años después se unió a Justo José de Urquiza en su lucha contra Rosas y en febrero de 1852 participó en la batalla de Caseros que supuso la definitiva caída de4l dictador bonaerense.
  • En 1855 regresó a su país y se instaló en la ciudad de Buenos Aires, donde ejerció como redactor jefe del diario El Nacional y como profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Nacional. Concejal y senador de Buenos Aires.
  • En 1850 participó en la Convención Constituyente que en 1860 reformó la Constitución de 1853 para declarar la provincia de Buenos Aires parte integrante de la Confederación Argentina.
  • Desde 1862 hasta 1864 fue gobernador de la provincia de Buenos Aires.
  • Ministro plenipotenciario argentino en Estados Unidos desde 1865 hasta 1868, regresó a Buenos Aires en Agosto de ese año, tras vencer a Bartolomé Mitre, fue elegido presidente de la República, cargo que comenzó a desempeñar el 12 de octubre siguiente. Su administración fue enérgica y progresista, extendió el comercio, mejoró el transporte, favoreció la inmigración, codificó el Derecho Civil y fomentó la enseñanza como medio indispensable de lograr el desarrollo del país. Todo ello tuvo lugar al tiempo que debía enfrentarse a los problemas relacionados con el asesinato de Urquiza en 1870 y con la rebelión de Ricardo López Jordán en Entre Ríos desde 1870 hasta 1873.
  • El 12 de octubre de 1874 finalizó su mandato y fue sucedido por Nicolás Avellaneda, que había sido ministro suyo.
  • Elegido gobernador en 1875, y nombrado director General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires ese mismo año, reorganizó el sistema escolar.
  • En 1879 fue ministro del Interior del Gabinete precedido por Avellaneda, cargo que ejerció durante sólo un mes.
  • Dedicado fundamentalmente a la labor de periodista, entre sus últimos escritos se destacan: Conflictos y armonías de las Razas de América (1883) y La Vida de Dominguito (una biografía de su hijastro que apareció en 1886), así como numerosos ensayos dedicados a la educación.

Falleció el 11 de Setiembre de 1888, en la ciudad paraguaya de Asunción, a donde se había dirigido con el objeto de prepara un proyecto educativo para ese país, y fue enterrado en Buenos Aires.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

    


 

BIBLIOGRAFÍA

  • Bravo, Héctor Félix: "Sarmiento, pedagogo social". Editorial Universitaria de Buenos Aires. Buenos Aires, 1965.


     

  • Lugones, Leopoldo: "Historia de Sarmiento". Estudio Preliminar de Juan Carlos Ghiano, Academia Argentina de Letras. Buenos Aires 1988.


     

  • Noé Julié:" Domingo Faustino Sarmiento, Mi Vida, Tomo I Y II. Ángel Estrada y Cía, editores. Buenos Aires. 1938.

EL MAESTRO IGNORANTE: JACQUES RANCIERE

INTRODUCCIÓN

En 1818, la teoría de un extravagante pedagogo francés provocó una revolución en el rígido universo de la educación europea: "Quién enseña sin emancipar embrutece". Todo hombre, todo niño, postulaba, tiene la capacidad de instruirse solo, sin maestro. El papel del docente debe limitarse a dirigir o mantener la atención del alumno. Jacotot proscribía a los maestros explicadores y proclamaba como base de su doctrina ciertas máximas paradójicas con las que ganó virulentas críticas: todas las inteligencias son iguales. Quién quiere puede. Es posible enseñar lo que se ignora. Todo existe en todo.

El maestro ignorante se desarrolla en un doble registro, el primer relato se construye sobre la figura de Joseph Jacotot y su experiencia personal de enseñanza a comienzos del siglo XIX, que lo motivaron a hacer un cambio en su mirada sobre la educación tradicional. El segundo, se despliega a partir de la apropiación política que hace Ranciere de aquella experiencia, en una suerte de contrapunto constante.

Quien parte de una desigualdad que entiende de hecho, evidentemente la admite. Esto significa que reconoce que o bien hay desiguales a él (inferiores) y él aspira igualarlos (haciendo lo posible por "ascender" a los inferiores), o bien hay desiguales a él (superiores) que él debe esforzarse en igualar, pero con la ayuda de los superiores (ya que de no ser así, evidentemente no serían sus superiores y podría bastarse a sí mismo). En cualquiera de los dos casos, lo que domina – y es la matriz de la lectura política que hace, "El maestro ignorante" –, es el menosprecio, ya sea del otro o de uno mismo. En este sentido, lo que Rancière nos quiere mostrar, es que es posible, a través del método de Jacotot, plantear la ecuación de otra manera, borrando de antemano el prefijo "des". Un personaje de comienzo del siglo XIX, académico, pedagogo y lector de literatura francesa, experimentó en su exilio en Holanda, que el azar y la voluntad bien conjugados nos puede llevar a nuevas respuestas en situaciones que creemos ya resueltas. Mientras la burguesía y en ocasiones las masas populares, se turnaban el poder en Francia post caída de Napoleón Bonaparte en Waterloo. En una época que incitaba a los cambios en búsqueda de una estabilidad civil perdida, desde la época monárquica, Joseph Jacotot, sufre un exilio en los países bajos, donde ofició como profesor de lengua francesa en circunstancias aparentemente adversas, ya que él no sabía holandés ni sus alumnos conocían el francés. Sin embargo, él quería responder a los deseos de ellos, es así que recurrió a una edición bilingüe de Telémaco, de Fénelon, publicada en esos momentos en Bruselas. Les pidió que aprendieran el texto francés ayudándose de la traducción. Posterior a esto, les hizo repetir una y otra vez lo que habían aprendido y les dijo que se contentasen de leer el resto al menos para poderlo contar. Para su sorpresa, luego de pedirle a los estudiantes así preparados que escribiesen en francés lo que pensaban de todo lo que habían leído, se dio cuenta de grandes progresos que habían alcanzado esos jóvenes. Habían podido comprender de manera avanzada una lengua que no conocían, y lo más interesante en este caso, ajeno a explicaciones que supone el método tradicional de enseñanza. 

1-Capítulo I y II, argumentaciones sobre "una aventura intelectual" y "el maestro ignorante"


 

El azar lo puso
a Jacotot, en presencia de un hecho, y éste pensaba que todo razonamiento debía partir de los hechos y ceder ante ellos.

El hecho era que esos estudiantes se habían enseñado a hablar y a escribir en francés sin la ayuda de sus explicaciones los habría dejado solos con el texto de Fénelon. Y su voluntad de aprender francés. Y, en consecuencia, habría suprimido esa distancia imaginaria que es el principio del embrutecimiento pedagógico.

Jacotot dice: "todas las inteligencias son de la misma naturaleza".

Comprender nunca es si no traducir, es decir, ofrecer un equivalente de un texto no su razón. Aprender y comprender son dos modos de expresar el mismo acto e traducción.

Lo importante es la capacidad de decir lo que uno piensa en palabras de otros. La inteligencia que les había hecho aprender el francés en Telémaco era la misma con la que habían aprendido la lengua materna: observando y reteniendo, verificando etc.

Habían avanzado como los niños, a ciegas adivinando. Todo lo que ocurre al menos una vez puede repetirse siempre.

Sabia que la voluntad de los individuos podía hacer que nacieran capacidades inéditas en circunstancias en que la urgencia obligaba a quemar las etapas de la progresión explicadora aquel método de la igualdad era antes que nada un método de voluntad (se podía aprender, cuando así se lo quiera sin maestro explicador).

Los alumnos habían aprendido sin maestro explicador, peor no por eso sin maestro. Antes no sabían ahora si, por lo tanto Jacotot las había ensenado algo. Se había separado, se habían liberado las inteligencias un respecto de la otra, las dos facultades la inteligencia y la voluntad. Entre el maestro y el alumno de habían establecido una pura relación de voluntad a voluntad. Hay un embrutecimiento allí donde una inteligencia esta subordinada a otra inteligencia.

Según Jacotot, se puede enseñar lo que se ignora, si se emancipa al alumno, es decir si se lo obliga a usar su inteligencia. Dice que el maestro enseña en un círculo arbitrario; de donde ella no saldría, a menos que esto le resulte necesario a sí misma.

"Para emancipar a un ignorante, es necesario estar emancipado", es decir, ser consciente del verdadero poder de la mente humana. El ignorante aprenderá por su cuenta lo que el maestro ignora, si el maestro cree que puede y lo obliga a actualizar su capacidad: lo que el llama círculo de potencia, homólogo a ese círculo de la impotencia que une al alumno con el explicador del viejo método.

El círculo de la impotencia está desde siempre, es el movimiento específico del mundo social que se disimula en la evidente diferencia entre ignorancia y la ciencia. Por su parte, el círculo de la potencia solamente pude causar efecto si se lo publicita. El círculo de la emancipación debe ser comenzado.

Hay una manera de aprender "enseñanza universal". No hay hombre en la tierra que nunca haya aprendido algo por sí mismo y sin maestro explicador. Existe desde el comienzo del mundo, paralelamente a todos los métodos explicadores. El lo propone como un método cuando lo necesita, pero nadir quiere reconocerlo. El círculo social, el orden de las cosas, le prohíbe ser reconocido como lo que es: el verdadero método por medio del cual cada uno de nosotros puede aprender y medir nuestra capacidad. Es necesario arriesgarse a reconocer el método y continuar la verificación abierta de su poder. Si no, el método de la impotencia, el Viejo, durará tanto como el orden de las cosas.

Por aquellos entonces los hombres del orden querían elevar al pueblo por encima de sus apetitos brutales, los hombres de la revolución querían conducirlo a la conciencia de sus derechos; los hombres del progreso deseaban, por medio de la instrucción, reducir la brecha entre clases; de la misma manera, los hombres de la industria soñaban con ofrecer a las mejores inteligencias del pueblo los medios de su promoción social. Entre los progresistas y los industriales, había un método que se llevaba los honores: la enseñanza mutua. Permitía reunir a un gran número de alumnos divididos en cuadrillas, dirigidas por los más avanzados, que habían sido promovidos al rango de instructores. De esta manera, la autoridad y la lección del maestro irradiaban, gracias al relevo de los instructores, sobre toda la población a instruir.

Pero Jacotot, soñaba con algo diferente: para la instrucción mutua, que cada ignorante pudiera erigirse en el maestro de otro ignorante, un maestro que le revelaría su poder intelectual. Su problema no era la instrucción del pueblo: se instruye a los reclutas detrás de un estandarte,, a los subalternos que deben comprender las órdenes, al pueblo que se pretende gobernar. Su problema era la emancipación: que cada hombre del pueblo pudiera concebir su dignidad de hombre, medir su capacidad intelectual y decidir sobre su uso.

Los amigos de la instrucción aseguraban que ésta era la condición para una verdadera libertad. Jacotot, no veía que la libertad podía resultar para el pueblo de los deberes que imponen los instructores. Por el contrario, percibía en todo el asunto una nueva forma de embrutecimiento. Quién enseña sin emancipar embrutece.

No era un método para instruir al pueblo, era una buena nueva para anunciar a los pobres: que podían todo aquello que puede un hombre.

Proclamó: que se puede enseñar lo que se ignora y que un padre de familia, pobre e ignorante, puede: si se está emancipado, encargarse de la educación de sus hijos, sin el auxilio de ningún maestro explicador.

La lección del ignorante

Todo está en todo. Y todo está en Telémaco: un libro que es un todo, un centro con el cual es posible relacionar todo lo nuevo que se aprenda. Un círculo donde se puede comprender cada una de esas nuevas cosas, encontrar los medios para decir lo que se ve, lo que se piensa, lo que se hace. Este es el primer principio de toda enseñanza universal: es necesario aprender algo y relacionarlo con todo y el resto. Y ante todo, es necesario aprender alguna cosa. El libro es la fuga bloqueada, no se sabe qué camino trazará el alumno. Pero sí se sabe de dónde no saldrá: del ejercicio de la libertad. Se sabe además que el maestro sólo podrá tendrá su derecho a permanecer en la puerta. El alumno debe ver todo por sí mismo, compara incesantemente y siempre responder a la triple pregunta ¿qué ves? ¿Qué piensas? ¿Qué haces? Y así al infinito. Pero ese infinito ya no es el secreto del maestro, es el camino del alumno. El libro es un todo, que el alumno puede abarcar con su mirada, no hay nada que el maestro pueda arrebatarle y nada que él pueda hurtar a la mirada del maestro. El maestro debe enseñar que el alumno puede, entonces el círculo de la potencia comienza, y muy pronto podrá decirlo todo. Por eso el método Jacotot, no es el mejor, es otro método. Es Telémaco: como podría ser cualquier otro. Se comienza por el texto y no por la gramática, por las palabras completas y no por las sílabas. Esto no implica que sea necesario aprender así para aprender mejor ni que el método Jacotot sea el ancestro del método global. De hecho se va más rápido si se empieza por Calipso y no por B, A, BA. Pero la velocidad ganada no es sino efecto de la potencia conquistada, una consecuencia del principio emancipador. El problema consiste en revelar una inteligencia a sí misma. Siempre hay algo que el ignorante sabe y que puede servir como término de comparación, con el cual es posible relacionar una cosa nueva a conocer. Siempre hay algo que el maestro puede ordenarle encontrar, acerca de lo cual el maestro puede preguntar y verificar el trabajo de su inteligencia.

El acto que pone en marcha la inteligencia es la voluntad. La potencia de la inteligencia está en toda manifestación humana. No hay dos tipos de mente. La desigualdad existe en orden de las manifestaciones de la inteligencia para descubrir y combinar nuevas relaciones, pero no hay jerarquías de capacidades intelectuales. La toma de conciencia de igualdad de naturaleza se llama emancipación y es lo que abre el camino para cualquier aventura en el país del saber.


 


 


 


 


 


 

2-Desarrollo de conceptos en relación al eje: "Hay un Sócrates que duerme en cada explicador

  • Hay un Sócrates que duerme en cada explicador

Para entender este concepto desarrollaremos el método creado por Sócrates quién se interesó por un solo problema, la educación del hombre., y en forma muy especial la educación del ciudadano. Lo importante para él no es el conocimiento de los principios que rigen el universo, sino saber algo de sí mismo. No era un buen ciudadano el que sabía más de leyes sino el que sabía de su propia condición. Quería hacer conocer a cada individuo cual era su misión. Cada hombre lleva dentro de sí su propio ser, aquello para lo cual está hecho, su virtud. Esta virtud es la que debe conocer el hombre; ésta es la verdad que debe descubrir. El hombre debe descubrirse a sí mismo, conocerse a sí mismo. Se puede apreciar una clara diferencia entre los sofistas y Sócrates: los sofistas no podían enseñar al discípulo, por lo que se refiere al conocimiento, sino la utilidad de las palabras. La palabra, el logos, no es sino un instrumento al servicio de los intereses del que la usa: un instrumento capaz de defender cualquier causa. Esta causa puede ser justa o injusta, depende de la habilidad del que maneja la palabra. El sofista adiestraba a los jóvenes en el arte de defender cualquier causa, en el arte de la disputa. Sócrates no enseña el arte de manejar las palabras, no enseña retórica; enseña a conocer lo que está al alcance del hombre. La palabra es también para Sócrates un instrumento; pero un instrumento al servicio de la verdad. Es un instrumento para intuir la verdad. La palabra sirve `para sacar a flote las verdades que lleva en sí cada individuo. Los sofistas jugaban con las palabras asignándoles distintos contenidos, haciéndolas equívocas, falaces. Sócrates asignaba a cada palabra un contenido, el cual se encuentra dentro del hombre; no hay un doble sentido, la palabra sirve para ver aquello que se busca, la verdad. Para Gorgias las palabras no eran otra cosa que sonidos, inútiles para transmitir el conocimiento, lo que se veía: los colores no pueden hacerse oír, ni los sonidos, ver. Para Sócrates la palabra no es simple sonido, no es simple verbalismo, sino un instrumento que sirve para intuir la verdad; cada palabra tiene sentido, el alude a una realidad. La palabra sirve para hacer ver al hombre aquello que se le quiere hacer ver. El hombre lleva dentro de sí verdades que salen a flote provocadas por las palabras. Sócrates se sirve de la palabra para hacer ver al interrogado la verdad que lleva dentro de sí. Por medio del diálogo, Sócrates enseña al discípulo lo que éste sabe internamente, lo hace conocerse a sí mismo. Lo hace parir su propia verdad. El interrogado va diciendo cosas que creía no saber, sin necesidad de que se las digan, como si las recordase al ser interrogado. Mediante el diálogo maestro y discípulo buscan la verdad que se encuentra en ellos mismos. Mediante la mayéutica o arte de hacer parir, los jóvenes se van encontrando a sí ismos, se van dando cuenta de su misión.

Sócrates no quiere enseñar, como lo hacían los sofistas, ningún arte, salvo el de conocerse a sí mismo. Las cosas que se enseñan, las cosas que se transmiten por medio de la palabra o el adiestramiento, es menester aprenderlas de memoria; pero lo que aprende de memoria se olvida, es un saber inútil, no tiene valor (acá coincide con Jacotot lo que este llama viejo método) lo que sí vale la pena poder mostrar a cada hombre lo que es, sacar a flote lo que lleva dentro de sí. No hay que hacer memorizar lo que no se es, porque se olvida, sino recordar lo que se es porque esto es lo que permanece.

El método de Jacotot difiere radicalmente del método del maestro socrático. Sócrates, por medio de sus preguntas, conduce al esclavo para que este pueda encontrar aquello que ya estaba en el. La demostración de su saber es al mismo tiempo la de su impotencia: nunca avanzará por su cuenta y, por otra parte, nadie le pide que lo haga, sino para ilustrar la lección el maestro. Sócrates interroga a un esclavo destinado a seguir siendo esclavo.

Así, para Jacotot el socratismo es una forma perfeccionada del embrutecimiento. Como todo maestro sabio, Sócrates interroga para instruir. Sin embargo, quien quiera emancipar a un hombre debe interrogarlo a la manera de un hombre y no como los sabios, para ser instruido y no para instruir.

Y esto lo hará quien efectivamente no sabe más que el alumno, quien no ha emprendido el viaje antes que él, el maestro ignorante.

En la obra "El Maestro ignorante" Jacotot, no deja de sorprender cómo ya desde sus primeras páginas dirige un ataque sobre un recurso clásico de toda educación: la explicación.

De manera abrupta, se ve que la explicación pasa a ser aquella herramienta privilegiada con la que los maestros, desinteresadamente, han intentado llevar a sus alumnos hacia el conocimiento y la cultura, a convertirse en un arma de imposición y dominación.

En el viejo método: hay una selección, progresión, incompletud, se aprenden algunas reglas y algunos elementos. Luego se pasa a un nivel superior: otras nociones, otro libro, otros ejercicios, otro profesor… se agregan fragmentos, piezas sueltas de un saber de explicador que hacen que el alumno vaya a la zaga de un maestro al que jamás alcanzará. El maestro siempre se guarda un saber en la manga, es decir, algo que el alumno ignora. Hay siempre una distancia de antemano que separa al maestro del alumno y éste siempre necesitará la necesidad de otro maestro, para llegar más lejos.

Dice Jacotot que la progresión razonada del saber es una mutilación reproducida infinitamente. "Un hombre al que se le enseña no es más que un hombre a medias".

El joven avanza, se le enseñó, entonces aprendió, por lo tanto puede olvidar. Detrás de él se abre de nuevo el abismo de la ignorancia.

Lo que ha olvidado ha sido superado, más olvida más se hace inteligente, más se hace evidente que entiende y que puede mirar desde lo alto a quienes ha superado, a los que repiten a falta de ser lo bastante inteligentes para comprender. Y este es el temperamento de los explicadores: al ser que ellos han vuelto inferior lo amarran con el más resistente de los lazos al país del embrutecimiento: a la conciencia de su superioridad. Esta conciencia, no mata los buenos sentimientos, el joven instruido tal vez se conmueva ante la ignorancia del pueblo y querrá trabajar en su instrucción. Pero si es abnegado, sabrá que existe un tipo de explicación adaptado a cada categoría en la jerarquía de las inteligencias.


 

  • Todas las inteligencias son iguales:

    Si todos los alumnos de Jacotot lograron aprender de forma bastante parecida un idioma que no conocían, es porque las diferencias entre sus inteligencias no debieron ser muy grandes. Lo que movilizó a aquellas inteligencias fue la voluntad a aprender algo que deseaban aprender. De esta forma, al eliminar la explicación se eliminó el miedo jerárquico entre profesor que explica y alumno que aprende, y todas las inteligencias quedaron en igualdad de condiciones. Jacotot plantea que todos los hombres nacen con la misma inteligencia. Estas inteligencias, que cuando eran infantes no se diferenciaban mayormente unas de las otras, iniciaron el camino del aprendizaje sin ningún maestro al aprender la herramienta fundamental del hombre
    para poder comunicarse, que es el lenguaje, y ahora volvían a reencontrarse con ese mismo tipo de aprendizaje. Con respecto a esto l puso a prueba con sujetos de diversas edades, género y condición social obteniendo respuestas que superaban sus propias expectativas.

    Según nuestro punto de vista no coincidimos con la postura de Jacotot, haciendo mención a Gardner en su libro "Marcos de la mente" él se aleja de la idea unitaria de inteligencia y postula la existencia de varias inteligencias relativamente autónomas.

    Define a una inteligencia como "la capacidad de resolver problemas o productos habituales que son importantes en un ámbito cultural o comunidad". Se dice que una persona es inteligente, en la medida en que demuestre dos capacidades: resolver problemas en forma practica y pueda crear productos culturalmente valorados y aceptados. Bajo esta concepción predomina hoy en día la idea de que no existe una inteligencia general, sino diversas habilidades mentales, necesarias para interactuar con nuestro también diverso ecosistema.

    Es decir, los seres humanos poseemos múltiples inteligencias, para las múltiples demandas que encontramos en nuestra vida diaria.

    Sócrates decía que el hombre es el animal racional, Gardner dice que el hombre es el ser que tiene inteligencia musical, espacial, lingüística, interpersonal, etc. Así como todos tenemos distintas personalidades, también poseemos distintas combinaciones de inteligencia. No hay dos personas que tengan exactamente la misma combinación.

    Para Gardner su teoría afecta al problema de la educación, porque para él ésta debe tomar este tema muy seriamente y tratar de individualizar la educación al máximo posible. Dice que en el futuro todos nos vamos a reír de las escuelas que enseñan a todos del mismo modo y que evalúan a todos por igual, porque va a ser fácil personalizar la tarea, registrar lo que funcionó o no, y enseñarlo de otra manera la próxima vez. Y alega… la vieja escuela será como un médico que no pide la historia clínica del paciente y le da el mismo medicamento a todo el mundo por igual "será: mala praxis".

    Tampoco tuvo en cuenta Jacotot la inteligencia emocional de alumnos, la cual describe las cualidades emocionales que parecen tener importancia para el éxito: la empatía, la expresión y comprensión de sentimientos, el control del genio, la independencia, la capacidad de adaptación, la simpatía, la capacidad de resolver problemas en forma interpersonal, la persistencia, la cordialidad, la amabilidad y el respeto. De esta teoría se desprenden formas de educar las emociones. Goleman propone "aprender a emplear emociones, con la familia y maestros como educadores.

    Ambas teorías destacan la importancia de los primeros años de vida, individualizan los requerimientos pedagógicos de niños/as; proponen un modelo de maestro que busque mejorar las capacidades específicas de sus alumnos, destacando la educación para la comprensión. Ambas teorías insisten en que no es posible medir las inteligencias mediante cocientes, pero sí inferirlas a través de la observación.


 


 


 

  • Es posible enseñar lo que se ignora: para probar esta premisa incursionó en disciplinas que ignoraba totalmente como piano y pintura. También supuso que, dado que se puede transmitir lo que se ignora un humilde e "ignorante" padre de familia, podría educar a sus hijos sin maestro explicador".

    La explicación no es necesaria para remediar una incapacidad de comprensión. Todo lo contrario, esta incapacidad es la ficción que estructura la concepción explicadora del mundo. El explicador es quien necesita del incapaz y no al revés, es él quien constituye al incapaz como tal….la explicación es el mito de la pedagogía, la parábola de un mundo dividido en espíritus sabios e ignorantes. Y por último él es quien arroja un velo de ignorancia que el mismo se encarga de levantar.

    Según nuestra postura, no coincidimos con el principio de Jacotot que la explicación no es necesaria. Es impensable plantear en el debate, que puedan haber profesores que enseñen lo que no saben, porque la importancia de la enseñanza está puesta en la forma de explicar los conocimientos, y en ese sentido el profesor es el representante de un saber válido y encaminado hacia ciertos objetivos. Cuestionar el saber del maestro, puede ser interpretado como una ofensa a la pedagogía misma.

    El rol fundamental del maestro no es instruir sus conocimientos, sino emancipar al alumno en descubrir su propio aprendizaje, apostando a que cada uno puede hacerlo a través de su potencia y su voluntad.

    Lo que movió a esos alumnos fue la voluntad de aprender, en este caso se obtuvo éxito pero no se podría asegurar que en todos los casos pase lo mismo, los alumnos por el solo hecho de ser alumnos, ignoran determinados conocimientos que se supone el maestro los posee para transmitirlos. Ahora bien, la forma en que haga esta tarea puede variar, lo puede hacer sólo transmitiendo, transmitiendo pero a la vez emancipando (acompañando al alumno a que logre significativamente el conocimiento). O lo puede hacer de memoria, pero en todos los casos es necesarios alguien que acompañe el proceso d enseñanza y aprendizaje. Es decir, que eche a andar capacidades que el alumno ya posee.

    También deja entrever claramente. Jacotot que no se plantea las condiciones de educabilidad con las cuales los alumnos ingresan en la escuela. El concepto de educabilidad se refiere a dos factores distintos, uno es el desarrollo cognitivo básico que se produce e los primeros años de vida y otra es la socialización primaria mediante la cual el niño adquiere los rudimentos de un marco básico que le permite incorporarse a una institución especializada distinta de la familia como lo es la escuela.

    Las informaciones disponibles sobre el desarrollo social en la ultimas dos décadas indican que las familias en una proporción importante no podrían garantizar a sus hijos las condiciones materiales de vida que permitan el desarrollo cognitivo básico. Pero, además, también se habrían deteriorado las posibilidades de garantizar la socialización primaria sobre la cual se apoya el aprendizaje escolar.


     


     

  • Enseñanza universal: el método Jacotot, bautizado como el método de aprendizaje universal, postula que todas las personas (salvo casos excepcionales) han pasado por este tipo de instrucción, donde se parte de cero, donde nadie obliga a aprender y donde no hay currículo o método de enseñanza. Pero nuevamente hay que aceptar algo para que el método funcione, y es que todas las inteligencias son iguales. Nuevamente hay que aceptar un todo, antes que una dualidad. Pero si nuestra sociedad nos impone la idea, que en el contexto dela vida real, hay cultos e ignorantes, exitosos o fracasados, superior so inferiores, ¿cómo se comprueba que estas inteligencias orden ser iguales? La clave está en la voluntad de las personas por querer aprender. Todas las personas se vieron obligadas a aprender a hablar, como necesidad de poder comunicarse con su entorno. Balbucean, ensayan, repiten una y otra vez, hasta que cumplidos los cinco años es raro encontrar a un niño que no sepa comunicarse a través de un lenguaje. El problema parece cuando el sistema considera que hay personas con mejores capacidades que las otras y los niños son seleccionados según sus supuestas virtudes, dejando a algunos con una gran autoestima ya que son tratados como inteligentes y tiene que esforzarse (ejercitar su voluntad) para ser mejores, mientras os otros, son aportillados en sistemas diferenciados, donde se les tiene que explicar de forma mas lenta lo que otros aprenden rápidamente, pues sus capacidades están en desmedro.

    De esta forma, a los privilegiados del sistema se les explica que son superiores, por lo tanto son quienes deben guiar a la sociedad de inferiores. Mientras los inferiores se les explica que de los deben servir a los superiores, pero que en cierto sentido son privilegiados ya que no tiene que esforzarse tanto en "servir" a los demás como las mentes superiores.

    Ranciere infiere de su estudio sobre Jacotot: la inteligencia es atención y búsqueda antes de ser combinación de ideas. La voluntad es potencia de movimiento, potencia de actuar según su propio movimiento, antes de ser instancia de elección… Este es el camino fundamental que genera el nuevo giro de la definición del hombre: el hombre es una voluntad servida por una inteligencia".

    De esta forma el profesor, el maestro, el pedagogo no tiene que ser un recipiente de conocimientos que busca el mejor método para transmitirlo a sus alumnos, sino, una voluntad que estimula otra voluntad.

    "El maestro es solo una autoridad, una voluntad que ordena al ignorante que haga su camino Es decir, echa a andar las capacidades que el alumno ya posee…"

    Los pasos del aprendizaje de la enseñanza universal serían: repetición, invención, traducción incesante. Ello produciría una sociedad de emancipados, de artistas. El artista necesita la igualdad tanto como el "explicador" la desigualdad.


     

  • La explicación es el mito de la pedagogía: al darse cuenta el progreso que había alcanzado sus alumnos, que habían podido comprender de manera avanzada una lengua que no conocían, y lo más interesante, ajeno a explicaciones que supone el método tradicional de enseñanza.

    De este modo, un elemento en la lección de Jacotot sobraba, siendo la explicación en si misma la que planteaba una forma ya condicionada para aproximarse al conocimiento. Si revisamos el tema desde un punto de vista dual, nos damos cuenta que entre maestro y alumno, se entablan niveles jerárquicos de sabio a ignorante, superior a inferior, instructor e instruido. La revelación que se apoderó de Joseph Jacotot según Ranciere, se concentra en esto:


 

  • Maestro ignorante: no hay que confundir los términos "maestro ignorante" e "ignorante maestro", ya que no incentiva el aprendizaje de los alumnos, mientras el otro
    trata de enseñar arbitrariamente contenidos que no sabe, en la lógica de la charlatanería. lo que podemos desprender de estas experiencias de Jacotot, es la reformulación de conceptos clave como inteligencia y voluntad.

    La misión del maestro ignorante es la de emancipar al alumno para que él mismo cree su propio aprendizaje, pero para emancipar al alumno es necesario que el maestro esté emancipado antes. Maestro es quien mantiene al que busca en su rumbo. Para ello es necesario considerarse uno mismo emancipado, reconocerse como "viajero del espíritu", semejante a los demás viajeros. Jacotot invierte la premisa de Descartes "pienso luego existo", por " soy hombre, luego pienso" no establece diferencias entre la obra del artesano, el obrero, el científico o la retórica del las elites.


     


  • Todo existe en todo. Todo está en todo. Y todo está en Telémaco: un libro que es un todo, un centro con el cual es posible relacionar todo lo nuevo que se aprenda. Un círculo donde se puede comprender cada una de esas nuevas cosas, encontrar los medios para decir lo que se ve, lo que se piensa, lo que se hace. Este es el primer principio de toda enseñanza universal: es necesario aprender algo y relacionarlo con todo y el resto. Y ante todo, es necesario aprender alguna cosa


 

  • Quien quiere puede:

    La experiencia inédita vivida por Jacotot, le hizo constatar que es posible aprender sin un maestro explicador, que si alguien quiere aprender puede ser capaz de disponer las relaciones con el otro de manera original y propia. Aprender sin un maestro explicador, no quiere decir, que se prescinda de todo maestro. Para Jacotot es preciso separar las dos funciones que la práctica del maestro explicador une: la del conocedor o especialista de un saber y la del que enseña. No se trata de enseñar el propio saber, sino de hacer explícito que el otro es capaz de aprender lo que quiera. Lo que se enseña cuando se emancipa es a usar la propia inteligencia. La función del maestro será plantear al alumno un desafío del que no pueda salir más que por sí mismo. Es interrogar como un igual, y no como un conocedor, que ya sabe todas las respuestas. El que enseña emancipando sabe él también que él esta aprendiendo y las respuestas del otro son nuevas para él. La palabra circula entre todos y no solo en una dirección.

    El único imperativo que el maestro debe sostener con tenacidad frente al alumno es "¡tú puedes!

    Estamos de acuerdo con la postura de Jacotot al afirmar este concepto, de ello podemos decir lo siguiente: las cosas no cambian, o quizá somos nosotros quienes por temor no queremos cambiar. De uno depende que las cosas cambien en la medida en que uno se lo propone. Uno mismo debe salir al encuentro de las oportunidades. Nadie vendrá a golpear nuestra puerta.

    Pensemos: "una gota de agua puede perforar una piedra, y no por su peso, sino por su perseverancia"


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

B- Método de emancipación

Etimológicamente se cree que la palabra alumno, significa "carente de luz". Se dice que esto es erróneo, y más bien, es una palabra que viene del latín alumnum, que deriva de la palabra alere, que significa alimentar, significa también "alimentarse desde lo alto". Para efectos de la siguiente metáfora, la etimología del mito nos servirá para describir el método Jacotot. La enseñanza religiosa presenta una verdad absoluta, incuestionable. Su enseñanza distingue bien del mal, tiene un axioma que no transa con cuestionamientos relativistas. Es una verdad iluminada, que da cobijo en un oasis de luz al alumno que quiere tener, o que se le impone una respuesta arbitraria. Este alumno se queda para siempre bajo esa luz acogedora, y no pretende entrar al oscuro bosque del conocimiento, pues éste es solamente un distorsionador de esa "Verdad Absoluta". Pero hay alumnos que sí quieren cuestionarse dichas verdades, y optan por los maestros quienes guían el oscuro camino del bosque. El maestro bien sabe cruzar el bosque, y desde atrás, ilumina el camino al alumno, para que encuentre la salida más rápida. De cierto modo, hay un primer paso, pero que es engañoso, pues el alumno puede tomar ese camino iluminado por el profesor como la única vía de salida para llegar al conocimiento. Es cierto que el alumno se atrevió a entrar al bosque, pero sin duda no estaba convencido de ello, salvo porque el maestro estaba ahí, y se sabía el camino. Pero Jacotot busca que el alumno entre solo al bosque del cual él mismo, como maestro, desconoce las salidas. Así el alumno encontrará por su cuenta propia, la entrada, el camino y la salida. En la metáfora del bosque, cuando uno tiene una luz y un camino ya condicionado por el maestro, el único sentido que se emplea, es el sentido de la vista. Si no existe tal camino definido, el individuo está obligado a utilizar todos sus sentidos. Lo que genera la necesidad de aprender de los alumnos de Jacotot es la desesperación por comunicarse, es decir en la búsqueda metafórica, es la agudeza y la utilización de todos los sentidos (el individuo total) sin fragmentaciones, y la superación del entrampamiento de las dualidades, sujeto-objeto, individuo-sociedad, maestro-alumno, enseñanza-aprendizaje.

De esta forma, la misión del maestro ignorante es la de emancipar al alumno para que él por si mismo cree su propio aprendizaje. Jacotot tenía la llave complementaria de la libertad en el aprendizaje. Sin embargo, es Rancière en los tiempos actuales, quien extiende estos planteamientos al ámbito de la política, la sociedad, y a todo orden de cosas donde el hombre esté presente. Entonces:

¿Cuál es la finalidad de crear alumnos emancipados en esta sociedad?

Primero tenemos que entender que un alumno emancipado es una persona consciente de su propio poder o potencia. Es decir alguien que siente, o se ha apropiado de la idea que puede aprender lo que desee si se lo propone. Esta emancipación no es planteada desde logros materiales o intelectuales, sino desde el simple hecho de situarse como un igual. Pero según Jacotot, antes de lograr este fin, el maestro debe ser un emancipado, para que la relación entre alumno y maestro sea de igual a igual. "La posibilidad de emancipación en el enseñar, está ligada para Jacotot, a la potencialidad de un triple cuestionamiento, que es un llamado libertario dirigido a la inteligencia, y un imperativo radical, dirigido a la voluntad. El maestro no debe dejar de preguntar: "y tú... ¿qué ves?, ¿qué piensas?, ¿qué harías?". Entonces una persona emancipada es alguien que puede comprender que todas las personas son iguales por el hecho de querer serlo. "La igualdad no se da ni se reivindica, se practica, se verifica." Por ende, enseñar y aprender, es un vínculo directo entre los individuos (sin mediaciones), la imposibilidad de institucionalización, la relación conflictiva con el estado contradicen el objetivo deseado. Las instituciones jerarquizan y crean márgenes por lo tanto es imposible que una institución llámese gobierno, ministerio u otras hablen de igualdad en la sociedad, sin que sea simplemente un discurso demagógico. El paternalismo y autoritarismo, son dos caminos que convergen en la misma ruta. Parten desde distintos escenarios pero finalmente privan al otro de consumar una verdadera realización. Basta ver en la contingencia, en este caso como el ministro de educación, Joaquín Lavín, toma un enfoque paternalista y de inmediatez, a la hora de proponer formar estudiantes que estarán preparados para poder lograr una movilidad social. Mientras el ex ministro de estado, José J. Bruner, en una pretendida igualdad que habla de equidad, busca insertar la mayor cantidad de estudiantes en un sistema educativo que en sí ya es excluyente, por lo tanto el círculo permanece igual. Aportar a la emancipación del otro, sin situarnos desde el recurrente discurso de la democracia, los clásicos paternalismos caritativos, o demagogias de luchas de clases, es el primer paso para promover de manera aterrizada una sociedad igualitaria. Es la aplicación de una fórmula que permite eliminar el entramado que nos lleva siempre a plantearnos las cosas desde la dualidad y desde la dialéctica de la negación.
En nuestras salas de clases donde nos encontramos a veces en un "territorio de nadie", en una lucha permanente del profesor por explicar la materia, por enseñar sus conocimientos, al encuentro de alumnos ansiosos, aburridos, desinteresados, algunos agresivos, que desertan antes de comenzar, y que aprenden desde el miedo, ya sea, a la jerarquía o al fracaso, las respuestas para lograr una tregua no abundan. En este sistema, que promueve la disciplina por sobre la libertad, los conocimientos impuestos como vía para el desarrollo, y la búsqueda de la especialización acentuada en las distintas ciencias como forma para conseguir un estatus, no han dado soluciones al problema de la desigualdad entre seres humanos. Y si aquel "evangelio" o buena nueva, que nos dice que la voluntad individual de los hombres nos conduciría a la igualdad estuviese en lo correcto, son los sistemas políticos-educativos actuales entonces, los que están buscando la equidad en una dirección opuesta, alejándose cada vez más de ella.
La enseñanza universal no se consolidará, no se establecerá en la sociedad. Pero no perecerá, porque es el método natural del espíritu humano, el de todos los hombres que buscan por sí mismos su camino. Lo que los discípulos pueden hacer por él, es anunciar a todos los individuos, a todos los padres y a todas las madres de familia, el medio de enseñar lo que se ignora según el principio de la igualdad de las inteligencias.


 


 


 

3-CAPÍTULO III: "La Razón de los Iguales"

Análisis del principio de veracidad, comparación con el concepto de opinión


 

"Dirigimos a los niños según la opinión de la igualdad de las inteligencias"

Según afirman los explicadores, la opinión es un sentimiento que formamos acerca de los hechos que hemos observado superficialmente. Las opiniones proliferan en particular en cerebros débiles y populares y se oponen a la ciencia que conoce las verdaderas razones de los fenómenos. Ranciere quiere enseñarnos ciencia. Una opinión no es una verdad. Quién no conoce la verdad, la busca, y hay muchos encuentros en ese camino. El único error es tomar nuestras opiniones por verdades. Creemos que eso es lo que le pasó a Jacotot con la aplicación de su método.

El partió de ciertos hechos: niños y adultos aprendían solos, sin maestro explicador, a leer, a escribir, a tocar música, o a hablar lenguas extranjeras. Según Ranciere, estos hechos pueden explicarse por la igualdad de las inteligencias. Es una opinión cuya verificación, busca Ranciere. Pero la primera dificultad con la que se encuentra es que la inteligencia no se puede aislar, ni medir. Esto limita a repetir las experiencias inspiradas en nuestra opinión. Pero nunca podremos decir: todas las inteligencias son iguales.

Las inteligencias son desiguales porque la individualidad es la ley del mundo. Y por lo tanto hay una diferencia intrínseca en cada uno de nosotros.

La desigualdad y la diferencia reinan tanto como la configuración y el funcionamiento de todos los demás órganos del cuerpo humano.

En ese período histórico, las mentes superiores dirigían las mentes inferiores, nadie discutía la desigualdad de inteligencias. Los cerebros superiores no se tomaban la molestia de demostrar su superioridad a los inferiores. Los dominaban y punto.

La superioridad de la que se jactan no se mide decían, según ellos la superioridad es espiritual. Son espiritualistas antes que nada por la buena opinión que tienen de sí mismos. Creían en el alma inmaterial e inmortal (querían una mente distinta de la materia y quieren inteligencias diferentes), tal como sostenía Platón, en su teoría de las ideas: el camino de la mente humana desde la ignorancia hasta el conocimiento, atraviesa dos campos principales, el de la opinión (doxa) y el del conocimiento (epísteme).

El ser humano esta compuesto de dos elementos netamente distintos, que son el alma y el cuerpo. En esta concepción, lo superior y por tanto lo que debe gobernar al resto, es el alma. Distingue tres partes o funciones del alma: la parte racional, la parte irascible y la parte apetitiva o concupiscible. De las tres, la racional es la formalidad mas elevada, inmortal y emparentada con lo divino.

El elemento racional, inmortal y divino, es el que puede contemplar el mundo inteligible de las ideas, y por eso debe ser el que gobierna.

Para Ranciere la desigualdad de las inteligencias explica la desigualdad de las manifestaciones intelectuales.

Ranciere toma otra dirección para verificar el enunciado anterior, para esto nombrará los hechos sin pretender asignarle una causa.

El primer hecho que ve es al hombre que hace cosas que el resto de los animales no hace (espíritu, inteligencia). De la misma manera puede decir que el hombre es un animal racional.

El segundo hecho es compara a dos hombres entre sí, ve que en los primeros momentos de la vida, tienen exactamente la misma inteligencia, es decir que hacen las mismas cosas (inteligencia igual).

Mas adelante ve hechos de diferentes: constata que esas dos inteligencias ya no hacen las mismas cosas ni obtienen los mismos resultados pero no por ello dirá que la facultad de uno es inferior a la del otro. No dirá que no ha tenido resultados tan buenos porque es menos inteligente.

En este análisis Ranciere dice que no ha avanzado mucho. Pero si lo suficiente como para salir del circulo que habla Jacotot. Hacia allí se orientan todos los ejercicios de la enseñanza universal.

Una vez que se ha dado este gran paso, la necesidad se vuelve menos imperiosa, el niño se habitúa a aprender a través de los ojos del otro. Ocurre lo mismo con los hombres del pueblo: desarrollan la inteligencia que las necesidades y las circunstancias de su existencia les exigen. "El hombre es una inteligencia al servicio de una voluntad". Esta formula es heredada de una larga historia.

Contra esos pensamientos dominantes, meditaron durante bastante tiempo a cerca del sentido y de las virtudes que podría tener o volver a tener la vieja máxima socrática, en cuanto a la respuesta del oráculo acerca de la ignorancia sabia de Sócrates. Cuando el mismo se cuestiona de no tener conciencia de ser sabio ni poco ni mucho. Se pregunta por que el oráculo afirma que es el mas sabio quien se inclina a descifrarlo examinando a aquel sabio (un político) y dialogando con el experimenta la impresión de que muchas personas creían que ese hombre era mas sabios que otros (opinión), pero que sobre todo se lo creía el mismo y que en realidad no lo era. Intentando demostrarle que no poseía la sabiduría que el presumía tener. Así pensando que el era mucho más sabio que el político: ya que lo que no sabe, tampoco presume de saberlo.

De modo que Sócrates se preguntaba sobre la base del oráculo, si no era mejor ser como el era: no siendo sabio en la sabiduría de aquellos ni ignorantes en cuanto a su ignorancia, en lugar de poseer ambas cosas que ellos tienen. Así pues, se contesto a él mismo y al oráculo también que es mejor para el ser como es. Los presentes crían que el era sabio respecto a aquellas cosas en que refutaba a otro.

"El mas sabio entre ustedes, seres humanos es aquel que, como yo, ha caído en la cuenta de que en verdad mi sabiduría no es nada".


 

Una inteligencia al servicio de la voluntad

Entendemos por voluntad ese retorno sobre sí del ser razonable que se conoce en la medida en que actúa. Es ese foco de racionalidad, esa conciencia y esa estima de sí como ser razonable en acto lo que alimenta el movimiento de la inteligencia. El ser razonable es antes que nada un ser que conoce su potencia, que no miente sobre ella.

"esa voluntad soy yo, es mi alma, mi potencia, mi facultad. Tengo sensaciones cuando quiero, ordeno a mis sentidos que me las traigan. Tengo ideas cuando quiero, les ordeno a mi inteligencia que busque… el hombre es una inteligencia al servicio de una voluntad".

La significación es obra de la voluntad, y allí está el secreto de la enseñanza universal de Jacotot, pero no hay que entender ésta como la llave del éxito de los prodigiosos poderes de la voluntad. La única insignia que vale, como ya vimos en el método de Jacotot es el de la igualdad de las inteligencias.

El primer vicio de la inteligencia es la pereza, que no traduce ninguna aventura de la mente, "no puedo" es un ejemplo claro. Un individuo puede todo lo que quiere, proclama la enseñanza universal.


 

El principio de veracidad

Para el principio de veracidad existen
dos mentiras fundamentales: la de quien dice digo la verdad y la de quien afirma no puedo decir. El ser razonable que retorna a si mismo conoce la nada de esas dos proposiciones, conócete a ti mismo quiere decir vuelve a ti mismo, a aquello e ti que no te puede engañar. Tu impotencia no es sino pereza para caminar. Tu humildad no es otra cosa que temor orgulloso de tropezar ante la mirada de los demás (primer punto de coincidencia- voluntad).

Este principio de veracidad está en el corazón de la experiencia de emancipación, la relación privilegiada de cada uno con la verdad. Es el fundamento moral del poder de conocer.

La mayoría de los pensadores del tiempo entiende la cuestión al revés de Jacotot. Para ellos, la verdad que exige adhesión intelectual se identifica con el vínculo que mantiene unido a los hombres.

La verdad es aquello que reúne la sociedad persigue este objetivo con el cual quiere que el individuo se identifique para alcanzar una percepción justa.

Y en este punto es la diferencia de Jacotot: que la verdad no congrega, lo que congrega a los hombres es la no agregación, están unidos por ser seres distantes. El lenguaje no los reúne, los comunica en el esfuerzo y también los une en la comunidad de la inteligencia, pero esto se logra porque para él el lenguaje es arbitrario.

La verdad existe por si misma; es lo que es y no lo que de ella se dice. El decir depende del hombre, pero la verdad no.

Lo esencial es no mentir de esta manera, cada uno de nosotros describe en torno la verdad su parábola.

Por eso Jacotot dice que el método Socrático representa la forma mas temida de embrutecimiento. Porque el alumno siente que por su cuenta no habría elegido seguir el camino al cual acaba de ser arrastrado y luego olvida que existen otros senderos, para ser abiertos según su voluntad en los espacios intelectuales.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

CONCLUSIÓN


 

El sujeto, cada uno de nosotros, debe suponerse capaz, autónomo, emancipado, suprimiendo las diferencias supuestas. Al preguntársele por coincidencias con la posición socrática, declara a ésta como "embrutecedora" por excelencia, dado que Sócrates sabía dónde quería llegar con sus preguntas, logrando que sus discípulos descubrieran la incoherencia de sus argumentos. Sócrates era el maestro sabio que los guiaba por el buen camino. Es preciso, en cambio, que el maestro no guíe más, que se declare  ignorante. No transmite ningún saber sino que permanece atento  a la búsqueda de éste por sus estudiantes. Respecto a la relación entre Jacotot y Descartes, Ranciere- Jacotot  consideran que ser y pensamiento configuran una unidad, como los psicólogos que se referencian en el materialismo histórico del siglo XX, Wallon y Vigotsky, aunque  a diferencia de ellos, parecen suponer al sujeto separado de su medio.

La ideología dominante - dice más adelante también pre-supone la igualdad de las inteligencias. Para ello cita a Aristóteles:"El esclavo comprende el lenguaje pero no lo posee" (13).Su uso y comprensión es funcional a que cumpla órdenes. Ranciere- Jacotot proponen  transformar esta situación; que se rompa la dialéctica amo- esclavo, a través de la autoafirmación del supuesto inferior.

No descarta que haya maestros  pero pone como condición  que no expliquen, que se limiten  a transferir su voluntad de saber a otras voluntades. Le preguntan entonces por su relación con el psicoanálisis, a lo cual responde que tendría en común con el psicoanálisis lacaniano que ambos (analista y maestro) asumen el lugar del "no saber".

El maestro puede ignorar el tema o la disciplina, como Jacotot el holandés o la pintura mas lo fundamental es la ignorancia de la desigualdad. Supone Ranciere que esto reestructuraría las relaciones humanas, acabaría con el"No sé, "No puedo" del menosprecio hacia sí mismo y "Ustedes no pueden, no saben "del menosprecio hacia los otros. Para mediar en esta relación entre voluntades  en vías de emancipación, está el dispositivo: un libro, un calendario, una plegaria, una herramienta.

Ante  su posición frente a las diversidades culturales, responde no poder dar una respuesta simple, ya que la emancipación siempre es singular y sólo para aquel que piensa que existe una igualdad fundamental. Rechaza concepciones que resaltan la superioridad de cualquier tipo de una cultura sobre otra. Por ejemplo las palabras de un aborigen mbyá "no necesitamos papel porque tenemos la memoria".

Respecto a su posición y a la pedagogía de Paulo Freire, no hay puntos en común. A Jacotot no le interesa la "concientización", no busca elevar a los pobres en tanto colectividad. Su  respuesta se inscribe en el anarquismo ya que sostiene que la igualdad no puede institucionalizarse. Freire y Jacotot comparten la idea de la emancipación intelectual al interior de cada individuo pero se diferencian en que el  pedagogo brasileño tenía un método, un conjunto de medios para instruir a los pobres en tanto clase. Jacotot se opone a ello.

La actualidad que Ranciere otorga  a "El maestro ignorante" es que hoy, más que nunca, las diferencias entre individuos que son supuestas como socialmente iguales, se basan en la oposición "primera de la clase" y "atrasada". Incluso el gobierno de los mundialmente poderosos se explica por su mayor saber y comprensión. Lo más significativo  de las instituciones escolares es que simbolizan globalmente el orden mundial.