Según Heler: la vinculación entre la ciencia y
la ética se nos presenta hoy como un problema.
Las
innovaciones científico-tecnológicas afectan profundamente nuestras formas de
vida y la organización social. Nos sumergen en una actualidad donde lo viejo
aún no se ha disipado y lo nuevo no termina de definirse, cuando irrumpe una
nueva innovación. Inmersos en estos cambios, en plena transición, buscamos
pautas que nos guíen en este presente confuso frente a un futuro incierto y
vivido como amenazante.
Otro
autor como Sabino Carlo, en su libro El Proceso de Investigación dice con
respecto al conocimiento como problema que éste se nos presenta como algo
natural, que lo vamos alcanzando con mayor o menor esfuerzo a lo largo de
nuestra vida, que normalmente lo aceptamos sin discusión sobre todo cuando lo
adquirimos en la escuela a través de los medios de comunicación. El problema
del conocimiento se presenta cuando nos preguntamos cómo sabemos esto o
aquello, y en qué nos basamos para afirmar o para aceptar la afirmación de
otros, cómo sostener que algo es verdad, sino lo comprobamos directamente,
personalmente.
Existe
un problema alrededor de lo que es conocer; el saber algo acerca de los objetos
que nos rodean a nosotros mismos. Y este es el problema que radica en que los
seres utilizamos un conjunto amplio de conocimientos pero, por otra parte, la
verdad no se muestra directa o llanamente a nuestra percepción, debe ser
buscada, encontrada por medio de un trabajo indagatorio sobre los mismos
objetos que intentamos conocer.
Por
un lado dice Mario Heler que una asentada tradición de la ciencia consiste en
la búsqueda de del conocimiento por el conocimiento mismo, en una búsqueda
desinteresada que se rige por un único valor: la verdad.
Y
para la concepción predominante de la ciencia, las cuestiones éticas surgen
cuando los conocimientos científicos son aplicados en la sociedad. Pero que
estas aplicaciones responderían a decisiones ajenas al ámbito científico: y
serían tomadas por los “decididores”, los detentadores del poder (político,
militar, económico), quienes determinan los usos sociales de los conocimientos
que la ciencia ha producido. Y serían esos los usos los que provocarían los
perjuicios que a su vez generan las demandas éticas que atraviesan nuestra
sociedad.
Por
consiguiente, sostiene la concepción oficial que la ni la ciencia ni los
científicos poseen la responsabilidad alguna en tales perjuicios porque no son
los encargados de tomar decisiones acerca del uso social de los avances
científicos.
También
sostiene el autor que la ciencia produce conocimientos que son instrumentos,
así como el instrumento martillo puede ser utilizado para fines positivos (la
construcción de un mueble, por ejemplo) o para fines negativos (la violencia
contra otro ser humano), las buenas o malas consecuencias de ese uso no
califican al instrumento ni como bueno, ni como malo, sea el martillo o el
conocimiento científico. Al respecto otro autor Bunge Mario afirma que la
ciencia es valiosa como herramienta, para domar la naturaleza y remodelar la
sociedad, para él a diferencia de Heler es valiosa en sí misma y es eficaz en
el enriquecimiento: la disciplina y la liberación de la mente. Las aplicaciones
de la ciencia posibilitan según él gobernar la naturaleza y a la sociedad según
nuestra voluntad. Parea Bunge todo avance científico es beneficioso.
Lo
que asegura Mario Heler es que las aplicaciones de los conocimientos
científicos serían las resultantes buenas o malas, y la responsabilidad no
recaería en el productor del instrumento sino en quién tuviese el poder para
hacer que se aplique.
Por
otro lado, hoy las demandas de ética provocan en nosotros una actitud incrédula
y recelosa, básicamente de desconfianza: sospechamos hipocresía, intentos de
manipulación enmascarados tras la declaración de grandes ideales. Esta actitud
no impide sin embargo nuestros reclamos de respeto y el reconocimiento
recíprocos entre los miembros de una sociedad lo más justa posible.
En
cuanto a la tecnociencia aclara que es una actividad social entre otras y en
interacción con ellas, una actividad que contribuye decididamente en la
transformación de nuestro mundo, afectando nuestra convivencia, nuestra manera
de ser y de conducirnos. Haciendo un análisis comparativo con lo que declara
Bunge respecto al mismo tema: dice que la tecnología es ambigua, nos brinda
tanto instrumentos que puedan servir para el bien o mal. En consecuencia hay
una instrumentalización inadecuada de la ciencia: la cual es responsable los
políticos. Es necesario proponer una ideología científica. “Lo único que puede
salvarnos de los efectos nocivos de la tecnología, es más tecnología”. En
cuanto al desarrollo tecnológico depende del desarrollo científico; es
necesario apostar a este desarrollo como forma de asegurar el progreso.
Por
eso se hace necesario distinguir la ciencia de sus aplicaciones. El hecho de
que el conocimiento pueda ser aplicado a la realidad también distingue a la
ciencia. Técnica son todos los procedimientos para dominar los fenómenos.
Cuando los procedimientos para dominar los fenómenos, se originan en la
aplicación de los conocimientos científicos, se habla de Tecnología. La
tecnología toma teorías científicas y las adapta para determinar fines. Al
abarcar en su totalidad lo que se denomina ciencia, se observa como una tarea
teórica, cómo la producción de conocimiento científico, tiene connotaciones
prácticas mediante la tecnología.
La
ciencia contribuye al bienestar de la humanidad. El desarrollo científico
influye sobre la sociedad. Por ello se puede distinguir en la ciencia un nivel teórico o ciencia pura, y un nivel
práctico o ciencia aplicada.
Hay
múltiples relaciones entre los elementos señalados. Situaciones sociales
inducen al desarrollo de determinadas investigaciones científicas y
tecnológicas. Los resultados de las investigaciones modifican la realidad.
Algunos
estudios de ciencia pura requieren tecnologías especiales. Cuestiones de ciencia
aplicada plantean problemas teóricos que llevan a nuevos avances o a
reformulaciones de los conocimientos científicos. Estos a su vez influyen sobre
la cultura y la organización social.
Lo
que este autor nos plantea es saber si la ética no posee incumbencia en la
actividad científica. En otras palabras si la dimensión ética atraviesa todas
las prácticas sociales, y si realmente puede la actividad tecno científica
estar exenta de este atravesamiento.
Preguntar
por la ciencia no debería parecer una tarea innecesaria para el hombre
contemporáneo. El impacto del desarrollo científico y tecnológico en el siglo
XX se manifiesta en todos los ámbitos del quehacer humano. ¿Qué ocurriría si
mágicamente desaparecieran los componentes científicos- es decir, los conocimientos
y las aplicaciones de la ciencia- de nuestro mundo actual? Evidentemente, la
distancia que media entre los hombres de la caverna y nosotros disminuiría
enormemente. Desde la simple aspirina hasta el trasplante de órganos, como los
tejidos sintéticos, el avión, la televisión, los misiles, el rayo Láser, pero
también el agua potable, la electricidad, el gas, llegando a nuestra casas. No
solo se modificaría nuestra vida material, también nuestra visión del mundo y
de nosotros mismos.- las actuales formas de vida, nuestros ideales, nuestros
valores y costumbres individuales y sociales, variarían. Por supuesto también
cambiaría el lenguaje. Este ejercicio de la imaginación señala la importancia
de la ciencia y sus aplicaciones: muestra cómo el desarrollo científico
compromete nuestra vida actual. Bajo estas circunstancias no resulta superfluo
preguntar: ¿qué es la ciencia?
El
siglo XVII –comienzo de la Modernidad- se suele considerar la fecha de
nacimiento de la ciencia de hoy. Aunque su período de gestación fue muy
prolongado: desde el siglo VI a. C. en Grecia. Al preguntarnos porqué en Grecia
y no en otro lugar, es porque fue la civilización más antigua que intentó dar
explicaciones racionales. La ciencia pretende ser la heredera más eficaz de
esos esfuerzos y la que logra desprenderse realmente en sus teorías de
elementos míticos, religiosos y metafísicos. La edad moderna, se caracteriza
por los cambios producidos en todas las manifestaciones humanas. Tales cambios
se continúan hasta nuestros días, y se ha logrado erigir en el único modo
racional de conocimiento.
Las
formas de producción y organización social, que denominamos capitalismo, se constituyeron
conjuntamente con el desarrollo de las ciencias. Puede afirmarse que sus
evoluciones no son independientes, sino que, por el contrario, se
retroalimentan mutuamente. Las aplicaciones de la ciencia, la tecnología,
aportaron al proceso económico y hasta lo orientaron, así como problemas de
producción y comercialización, plantearon cuestiones que la ciencia tuvo que
resolver con nuevos avance teóricos.
La
ciencia, por su estructura misma, pudo dar explicaciones y procedimientos que
contribuyeron a provocar los grandes cambios vividos en la modernidad. Es
decir, la forma de conocimiento de la ciencia, es eficaz para dar un tipo de
respuesta con consecuencias prácticas. En especial parece más eficaz, en este
sentido, que el mito, la religión o la filosofía.
Heler
plantea además que hay una historia oficial en cuanta versión predominante de
la ciencia moderna. Pudo convertirse como el saber capaz de ofrecer una verdad
racional. Logró extender su poder como único saber válido. Sus categorías,
conceptos y procedimientos se presentan como garantía de verdad y objetividad,
sirviendo como parámetros de evaluación para actividades teóricas y prácticas.
Se le concede tanto crédito a la ciencia, que a la actividad científica parece
haber recuperado para sí la incuestionabilidad del saber teológico y su
capacidad de decidir acerca de la validez de todo conocimiento. Esta concepción
hegemónica identifica la actividad científica con la búsqueda desinteresada de
la verdad, y declara que sólo secundariamente tiene utilidad.
La
ciencia respondería esencialmente al afán humano por saber. Se nos dice que la
peculiaridad del saber científico reside en la búsqueda de las leyes que
regulan los fenómenos, esto es se dedica a enunciar las relaciones invariantes
entre los mismos. Su indagación es
metódica y sistemática, organiza conocimientos obtenidos en teorías. La ciencia
moderna es, entonces un saber objetivo en dos sentidos: no varía en cada sujeto
sino que se presenta de igual manera para todo sujeto, este concepto se
relaciona con el de intersubjetividad (acuerdo o coincidencia entre los
sujetos) esta objetividad requiere un lenguaje preciso, unívoco, comunicable;
entonces dispone así de elementos necesarios para corroborar la validez de las
teorías con sus aspectos lógicos y verificables. También busca explicar además
predicciones y aplicaciones prácticas.
Por
lo tanto, las críticas al desarrollo de la ciencia moderna sobre la base de
tales efectos adversos serían infundadas, para la historia oficial, que
representa la concepción hegemónica, la concepción que impregna nuestro
imaginario social, y muchas veces opera inadvertidamente.
El
conocimiento científico permite el dominio de los fenómenos.”La ciencia es
poder”, afirmaba Bacon. La conjunción de ese poder con peculiares formas de
organización social, política y económica ayuda a comprender nuestra historia
de estos últimos 300 años. Tal historia muestra por un lado, enormes avances y,
por otro lado, presenta sectores que gozan los beneficios de la sociedad de
consumo frente a una mayoría que vive en condiciones infrahumanas, grandes
posibilidades de desarrollo, junto con estructuras opresoras y alineante,
uniendo la promesa de de nuevos e imaginables progresos a la alternativa de la
destrucción atómica. Esta situación contradictoria define a nuestro momento
como un período de crisis.
Heler
intenta caracterizar a la modernidad y menciona alguno de sus rasgos
distintivos. En primer lugar habla
de secularización. La modernidad inaugura la preocupación por este mundo, por
el tiempo, por la actualidad y deja a cada uno ocuparse de su salvación, de su
religión. La cuestión central señala: pasa por la autoconservación, la
preservación del ser a través del tiempo. Cada individuo necesita ganarse la
vida, su supervivencia, pero también brindará un sentido a su existencia en
este mundo.
En segundo lugar los
cambios que acarrea la modernidad afectan la manera en que se concibe la
relación hombre con el mundo. El sujeto es quién constituye al objeto. Se habla
entonces de la posición predominante del sujeto en los modernos, de un “giro
copernicano” en la concepción del conocimiento. Con este cambio se modifica la
verdad. La verdad se entiende desde la antigüedad clásica como una adecuación o
coincidencia entre el objeto conocido y la imagen-concepto.
En tercer lugar la
concepción moderna del conocimiento se vincula con la actitud del hombre frente
sal mundo. Se privilegia la vida activa, la vida dedicada a transformar y
cambiar el mundo para adueñarse de él y ponerlo al servicio de la humanidad.
En cuarto lugar
la importancia que adquiere en el sujeto la pérdida de su lugar privilegiado en
el cosmos.
Se
puede decir que la modernidad constituye su propio imaginario, basándose en las
posibilidades que la razón brinda al hombre de construir un mundo a su medida,
convirtiéndose en artífice de su propio destino.
En quinto lugar si
el hombre puede crearse a sí mismo, forjándose un destino, a diferencia de las
sociedades estamentales basadas en la herencia, es porque la modernidad postula
la libertad y la igualdad de todos los hombres. No la establece en hechos,
solamente la postula. Postula in ideal que exige realización. En consonancia
con el capitalismo, abre la posibilidad de la movilidad social, reconoce el
derecho de cada individuo de ocupar en la sociedad el lugar que sepa ganarse.
En sexto lugar este
postulado requiere remover la idea de que el orden social, por ser expresión
del orden divino, fuera incuestionable. Con la modernidad, se extiende la
reflexividad, el derecho de todos a criticar, a poner en cuestión y a revisar
creencias heredades y vigentes en la sociedad, para llegar a conclusiones
propias. Se impone la libertad de pensamiento, pensar críticamente todo lo que
quiera; pero la libertad de acción queda postergado, hasta que la razón ilumine
las conductas de los hombres.
En séptimo lugar
la Ilustración es precisamente la primera sistematización del proyecto moderno.
Es el movimiento que defiende la idea de progreso en la humanidad., de un
progreso que se orienta hacia la recuperación de este mundo. Para eso
recomienda el uso de la razón, con el objetivo de dominar la naturaleza, la
necesidad y la organización racional de la sociedad.
En
la modernidad la razón ilumina las cosas
y nos permite descubrir en su luz las posibilidades de la transformación de la
realidad y las formas de concretarla.
A
partir de los años 60 (más específicamente con Thomas Kuhn) que escribió la
estructura de las revoluciones científicas y durante los años 70, la polémica
en torno al saber científico, se toman otros rumbos, y abre las primeras
discusiones sobre la racionalidad de la ciencia.
Tres
autores aparecen ligados críticamente a las posiciones de Popper. Popper dice
que el avance de la ciencia está directamente ligado al criterio de
falsabilidad. Este es un procedimiento interno de la ciencia.
Kuhn
sostiene que los cambios que se producen en el saber científico no están
gestados en el interior de éste. Tampoco cree que la experimentación sea la
causa de desarrollo científico. Entiende que esos cambios obedecen a razones a
razones y causas históricas y sociológicas, los criterios de la ciencia para
este autor son : una cuestión de acuerdos entre los miembros de la comunidad
científica sobre los cuáles son los procedimientos para afrontar esos
problemas. la ciencia sería, en este sentido, una cuestión de consenso y su
evolución obedecería a factores externos a ella.
En
segundo lugar habla de la alternancia de dos períodos en el desarrollo de la
ciencia. Un período que es el de la ciencia “normal”. Durante este período todos los miembros de la comunidad científica
aceptan sin mayores cuestionamientos los procedimientos utilizados y los
problemas planteados, haciendo éste un período productivo para la ciencia.
Los
otros períodos de revolución científica, los cambios revolucionarios son
diferentes y bastante más problemáticos. Ponen en juego descubrimientos que no
pueden acomodarse dentro de los conceptos que eran habituales antes de que se
hicieran dichos descubrimientos tal, debe alterarse al modo que se piensa y
describe un rango de fenómenos naturales.
La
ciencia cambia la perspectiva para mirar los problemas, y se producen
innovaciones metodológicas. Estas son las perspectivas creativas de la ciencia.
Según
Kuhn los cambios que producen estos períodos científicos se caracterizan en
primer lugar por ser cambios holísticos; es decir que no se cambia un fragmento
de un conjunto de problemas interrelacionados, y en segundo lugar cambios en
los significados y en las metáforas que relacionan el lenguaje científico con
la naturaleza.
Para
el desarrollo de la ciencia transcurre entre largos períodos de clama y
normalidad científica y momentos de transformaciones revolucionarias.
En
tercer lugar introduce en la discusión científica-teórica el concepto
paradigma. Con esta expresión quiere indicar que la producción científica de un
período determinado está ligada a una determinada manera de ver el mundo, ya
consolidada y aceptada por la comunidad científica. Mientras la investigación
normal se lleva a cabo dentro de ese paradigma; se constatan anomalías en los
proceso de investigación y nuevos interrogantes a los que el paradigma vigente
en ese momento no está en condiciones de responder. Es ahí cuando las
Revoluciones Científicas provocadas por esos desajustes entre el paradigma
actual y los nuevos problemas científicos planteados provocan una modificación
fundamental en la visión del mundo, sustituyendo el paradigma anterior por un
nuevo paradigma. La nueva visión del mundo debe impulsar a la comunidad
científica a adoptar el nuevo paradigma, como punto de partida para sus
trabajos posteriores.
Kuhn, agrega que los criterios (paradigma) de un
período y otro no pueden cotejarse o comparase entre sí, porque responden a
planteos, problemas y maneras de mirar la realidad diferente. El habla de
inconmensurabilidad. Afirmar que dos teorías son inconmensurables significa
afirmar que no hay un lenguaje neutral o de cualquier tipo, al que ambas
teorías, concebidas como conjuntos de enunciados puedan ser traducidas sin
resto o pérdida. Significa que todo lo que puede hacer con una teoría expresada
en los términos de un paradigma diferente es interpretarla, pues el intento de
traducción supone dejar en el camino aspectos propios y esenciales del
paradigma traducido.
Por
eso el proceso histórico desde la Modernidad es criticable. Nuestro sistema
social defiende concepciones derivadas de las prácticas científicas y
tecnológicas: “la búsqueda de eficacia, el culto de la productividad, la
preocupación excesiva por la racionalidad, la prioridad concedida de hecho a
los medios sobre los fines”, pero tales concepciones “sirven en realidad de
cobertura a las empresas dependientes”. La mentalidad positivista
cientificista- estaría detrás de estas concepciones, las cuales rigen de hecho
nuestra cultura. Estos valores tienen que ser defendidos y esto se hace contra
la cultura dominante, y por ende, contra la ciencia.
En
principio se cuestiona la neutralidad de la ciencia. Esta, en realidad, sería
cómplice de la sociedad opresora e injusta. El desarrollo de la ciencia y de la
sociedad está íntimamente vinculado. Se denuncia la relación de las fuerzas productivas
y políticas con la investigación científica. Los problemas contemporáneos
llevan entonces a una crisis, la cual es provocada por el desarrollo
científico. En consecuencia, la ciencia parece no dar solución a esos
problemas.
Si
aquella neutralidad puede ser cuestionada, la crisis de nuestro ethos hace más
perentoria la exigencia ética de una reflexión crítica sobre los hechos y
procesos de nuestras circunstancias que se tratan imponer como un orden de
cosas aceptables, y hasta incuestionable, simplemente por haber acaecido o por
estar acontecido (la deslealtad y el engaño, rasgos de las relaciones humanas;
la ganancia, lo único valioso, la necesidad de consumir...etc.). Aquí está el
problema entre ética y ciencia, o bien ¿qué lugar tiene la ética en las
prácticas científicas?
La
humanidad ha llegado a un momento crítico de su evolución, al cual contribuye
la ciencia y sus aplicaciones. ¿La ciencia dará solución como pretende el
positivismo viejo y nuevo cuño? O, ¿la ciencia debe ser limitada y orientada
por una racionalidad amplia? Las posibilidades propuestas quizás no sean las
únicas. Pero para poder reflexionar sobre ellas hace falta comprender en qué
consiste esa racionalidad científica, si tiene límites y cuáles.
El
interrogante acerca de “¿Qué es la ciencia? Es una forma de iniciar la
reflexión exigida por nuestra época.