miércoles, 20 de febrero de 2013

MARIO HELER: Vinculación entre Ciencia y Ètica


 Según Heler: la vinculación entre la ciencia y la ética se nos presenta hoy como un problema.
Las innovaciones científico-tecnológicas afectan profundamente nuestras formas de vida y la organización social. Nos sumergen en una actualidad donde lo viejo aún no se ha disipado y lo nuevo no termina de definirse, cuando irrumpe una nueva innovación. Inmersos en estos cambios, en plena transición, buscamos pautas que nos guíen en este presente confuso frente a un futuro incierto y vivido como amenazante.
Otro autor como Sabino Carlo, en su libro El Proceso de Investigación dice con respecto al conocimiento como problema que éste se nos presenta como algo natural, que lo vamos alcanzando con mayor o menor esfuerzo a lo largo de nuestra vida, que normalmente lo aceptamos sin discusión sobre todo cuando lo adquirimos en la escuela a través de los medios de comunicación. El problema del conocimiento se presenta cuando nos preguntamos cómo sabemos esto o aquello, y en qué nos basamos para afirmar o para aceptar la afirmación de otros, cómo sostener que algo es verdad, sino lo comprobamos directamente, personalmente.
Existe un problema alrededor de lo que es conocer; el saber algo acerca de los objetos que nos rodean a nosotros mismos. Y este es el problema que radica en que los seres utilizamos un conjunto amplio de conocimientos pero, por otra parte, la verdad no se muestra directa o llanamente a nuestra percepción, debe ser buscada, encontrada por medio de un trabajo indagatorio sobre los mismos objetos que intentamos conocer.
Por un lado dice Mario Heler que una asentada tradición de la ciencia consiste en la búsqueda de del conocimiento por el conocimiento mismo, en una búsqueda desinteresada que se rige por un único valor: la verdad.
Y para la concepción predominante de la ciencia, las cuestiones éticas surgen cuando los conocimientos científicos son aplicados en la sociedad. Pero que estas aplicaciones responderían a decisiones ajenas al ámbito científico: y serían tomadas por los “decididores”, los detentadores del poder (político, militar, económico), quienes determinan los usos sociales de los conocimientos que la ciencia ha producido. Y serían esos los usos los que provocarían los perjuicios que a su vez generan las demandas éticas que atraviesan nuestra sociedad.
Por consiguiente, sostiene la concepción oficial que la ni la ciencia ni los científicos poseen la responsabilidad alguna en tales perjuicios porque no son los encargados de tomar decisiones acerca del uso social de los avances científicos.
También sostiene el autor que la ciencia produce conocimientos que son instrumentos, así como el instrumento martillo puede ser utilizado para fines positivos (la construcción de un mueble, por ejemplo) o para fines negativos (la violencia contra otro ser humano), las buenas o malas consecuencias de ese uso no califican al instrumento ni como bueno, ni como malo, sea el martillo o el conocimiento científico. Al respecto otro autor Bunge Mario afirma que la ciencia es valiosa como herramienta, para domar la naturaleza y remodelar la sociedad, para él a diferencia de Heler es valiosa en sí misma y es eficaz en el enriquecimiento: la disciplina y la liberación de la mente. Las aplicaciones de la ciencia posibilitan según él gobernar la naturaleza y a la sociedad según nuestra voluntad. Parea Bunge todo avance científico es beneficioso.
Lo que asegura Mario Heler es que las aplicaciones de los conocimientos científicos serían las resultantes buenas o malas, y la responsabilidad no recaería en el productor del instrumento sino en quién tuviese el poder para hacer que se aplique.
Por otro lado, hoy las demandas de ética provocan en nosotros una actitud incrédula y recelosa, básicamente de desconfianza: sospechamos hipocresía, intentos de manipulación enmascarados tras la declaración de grandes ideales. Esta actitud no impide sin embargo nuestros reclamos de respeto y el reconocimiento recíprocos entre los miembros de una sociedad lo más justa posible.
En cuanto a la tecnociencia aclara que es una actividad social entre otras y en interacción con ellas, una actividad que contribuye decididamente en la transformación de nuestro mundo, afectando nuestra convivencia, nuestra manera de ser y de conducirnos. Haciendo un análisis comparativo con lo que declara Bunge respecto al mismo tema: dice que la tecnología es ambigua, nos brinda tanto instrumentos que puedan servir para el bien o mal. En consecuencia hay una instrumentalización inadecuada de la ciencia: la cual es responsable los políticos. Es necesario proponer una ideología científica. “Lo único que puede salvarnos de los efectos nocivos de la tecnología, es más tecnología”. En cuanto al desarrollo tecnológico depende del desarrollo científico; es necesario apostar a este desarrollo como forma de asegurar el progreso.
Por eso se hace necesario distinguir la ciencia de sus aplicaciones. El hecho de que el conocimiento pueda ser aplicado a la realidad también distingue a la ciencia. Técnica son todos los procedimientos para dominar los fenómenos. Cuando los procedimientos para dominar los fenómenos, se originan en la aplicación de los conocimientos científicos, se habla de Tecnología. La tecnología toma teorías científicas y las adapta para determinar fines. Al abarcar en su totalidad lo que se denomina ciencia, se observa como una tarea teórica, cómo la producción de conocimiento científico, tiene connotaciones prácticas mediante la tecnología.
La ciencia contribuye al bienestar de la humanidad. El desarrollo científico influye sobre la sociedad. Por ello se puede distinguir en la ciencia un  nivel teórico o ciencia pura, y un nivel práctico o ciencia aplicada.
Hay múltiples relaciones entre los elementos señalados. Situaciones sociales inducen al desarrollo de determinadas investigaciones científicas y tecnológicas. Los resultados de las investigaciones modifican la realidad.
Algunos estudios de ciencia pura requieren tecnologías especiales. Cuestiones de ciencia aplicada plantean problemas teóricos que llevan a nuevos avances o a reformulaciones de los conocimientos científicos. Estos a su vez influyen sobre la cultura y la organización social.
Lo que este autor nos plantea es saber si la ética no posee incumbencia en la actividad científica. En otras palabras si la dimensión ética atraviesa todas las prácticas sociales, y si realmente puede la actividad tecno científica estar exenta de este atravesamiento.
Preguntar por la ciencia no debería parecer una tarea innecesaria para el hombre contemporáneo. El impacto del desarrollo científico y tecnológico en el siglo XX se manifiesta en todos los ámbitos del quehacer humano. ¿Qué ocurriría si mágicamente desaparecieran los componentes científicos- es decir, los conocimientos y las aplicaciones de la ciencia- de nuestro mundo actual? Evidentemente, la distancia que media entre los hombres de la caverna y nosotros disminuiría enormemente. Desde la simple aspirina hasta el trasplante de órganos, como los tejidos sintéticos, el avión, la televisión, los misiles, el rayo Láser, pero también el agua potable, la electricidad, el gas, llegando a nuestra casas. No solo se modificaría nuestra vida material, también nuestra visión del mundo y de nosotros mismos.- las actuales formas de vida, nuestros ideales, nuestros valores y costumbres individuales y sociales, variarían. Por supuesto también cambiaría el lenguaje. Este ejercicio de la imaginación señala la importancia de la ciencia y sus aplicaciones: muestra cómo el desarrollo científico compromete nuestra vida actual. Bajo estas circunstancias no resulta superfluo preguntar: ¿qué es la ciencia?
El siglo XVII –comienzo de la Modernidad- se suele considerar la fecha de nacimiento de la ciencia de hoy. Aunque su período de gestación fue muy prolongado: desde el siglo VI a. C. en Grecia. Al preguntarnos porqué en Grecia y no en otro lugar, es porque fue la civilización más antigua que intentó dar explicaciones racionales. La ciencia pretende ser la heredera más eficaz de esos esfuerzos y la que logra desprenderse realmente en sus teorías de elementos míticos, religiosos y metafísicos. La edad moderna, se caracteriza por los cambios producidos en todas las manifestaciones humanas. Tales cambios se continúan hasta nuestros días, y se ha logrado erigir en el único modo racional de conocimiento.
Las formas de producción y organización social, que denominamos capitalismo, se constituyeron conjuntamente con el desarrollo de las ciencias. Puede afirmarse que sus evoluciones no son independientes, sino que, por el contrario, se retroalimentan mutuamente. Las aplicaciones de la ciencia, la tecnología, aportaron al proceso económico y hasta lo orientaron, así como problemas de producción y comercialización, plantearon cuestiones que la ciencia tuvo que resolver con nuevos avance teóricos.
La ciencia, por su estructura misma, pudo dar explicaciones y procedimientos que contribuyeron a provocar los grandes cambios vividos en la modernidad. Es decir, la forma de conocimiento de la ciencia, es eficaz para dar un tipo de respuesta con consecuencias prácticas. En especial parece más eficaz, en este sentido, que el mito, la religión o la filosofía.

Heler plantea además que hay una historia oficial en cuanta versión predominante de la ciencia moderna. Pudo convertirse como el saber capaz de ofrecer una verdad racional. Logró extender su poder como único saber válido. Sus categorías, conceptos y procedimientos se presentan como garantía de verdad y objetividad, sirviendo como parámetros de evaluación para actividades teóricas y prácticas. Se le concede tanto crédito a la ciencia, que a la actividad científica parece haber recuperado para sí la incuestionabilidad del saber teológico y su capacidad de decidir acerca de la validez de todo conocimiento. Esta concepción hegemónica identifica la actividad científica con la búsqueda desinteresada de la verdad, y declara que sólo secundariamente tiene utilidad.
La ciencia respondería esencialmente al afán humano por saber. Se nos dice que la peculiaridad del saber científico reside en la búsqueda de las leyes que regulan los fenómenos, esto es se dedica a enunciar las relaciones invariantes entre los mismos. Su indagación  es metódica y sistemática, organiza conocimientos obtenidos en teorías. La ciencia moderna es, entonces un saber objetivo en dos sentidos: no varía en cada sujeto sino que se presenta de igual manera para todo sujeto, este concepto se relaciona con el de intersubjetividad (acuerdo o coincidencia entre los sujetos) esta objetividad requiere un lenguaje preciso, unívoco, comunicable; entonces dispone así de elementos necesarios para corroborar la validez de las teorías con sus aspectos lógicos y verificables. También busca explicar además predicciones y aplicaciones prácticas.
Por lo tanto, las críticas al desarrollo de la ciencia moderna sobre la base de tales efectos adversos serían infundadas, para la historia oficial, que representa la concepción hegemónica, la concepción que impregna nuestro imaginario social, y muchas veces opera inadvertidamente.
El conocimiento científico permite el dominio de los fenómenos.”La ciencia es poder”, afirmaba Bacon. La conjunción de ese poder con peculiares formas de organización social, política y económica ayuda a comprender nuestra historia de estos últimos 300 años. Tal historia muestra por un lado, enormes avances y, por otro lado, presenta sectores que gozan los beneficios de la sociedad de consumo frente a una mayoría que vive en condiciones infrahumanas, grandes posibilidades de desarrollo, junto con estructuras opresoras y alineante, uniendo la promesa de de nuevos e imaginables progresos a la alternativa de la destrucción atómica. Esta situación contradictoria define a nuestro momento como un período de crisis.
Heler intenta caracterizar a la modernidad y menciona alguno de sus rasgos distintivos. En primer lugar habla de secularización. La modernidad inaugura la preocupación por este mundo, por el tiempo, por la actualidad y deja a cada uno ocuparse de su salvación, de su religión. La cuestión central señala: pasa por la autoconservación, la preservación del ser a través del tiempo. Cada individuo necesita ganarse la vida, su supervivencia, pero también brindará un sentido a su existencia en este mundo.
En segundo lugar los cambios que acarrea la modernidad afectan la manera en que se concibe la relación hombre con el mundo. El sujeto es quién constituye al objeto. Se habla entonces de la posición predominante del sujeto en los modernos, de un “giro copernicano” en la concepción del conocimiento. Con este cambio se modifica la verdad. La verdad se entiende desde la antigüedad clásica como una adecuación o coincidencia entre el objeto conocido y la imagen-concepto.
En tercer lugar la concepción moderna del conocimiento se vincula con la actitud del hombre frente sal mundo. Se privilegia la vida activa, la vida dedicada a transformar y cambiar el mundo para adueñarse de él y ponerlo al servicio de la humanidad.
En cuarto lugar la importancia que adquiere en el sujeto la pérdida de su lugar privilegiado en el cosmos.
Se puede decir que la modernidad constituye su propio imaginario, basándose en las posibilidades que la razón brinda al hombre de construir un mundo a su medida, convirtiéndose en artífice de su propio destino.
En quinto lugar si el hombre puede crearse a sí mismo, forjándose un destino, a diferencia de las sociedades estamentales basadas en la herencia, es porque la modernidad postula la libertad y la igualdad de todos los hombres. No la establece en hechos, solamente la postula. Postula in ideal que exige realización. En consonancia con el capitalismo, abre la posibilidad de la movilidad social, reconoce el derecho de cada individuo de ocupar en la sociedad el lugar que sepa ganarse.
En sexto lugar este postulado requiere remover la idea de que el orden social, por ser expresión del orden divino, fuera incuestionable. Con la modernidad, se extiende la reflexividad, el derecho de todos a criticar, a poner en cuestión y a revisar creencias heredades y vigentes en la sociedad, para llegar a conclusiones propias. Se impone la libertad de pensamiento, pensar críticamente todo lo que quiera; pero la libertad de acción queda postergado, hasta que la razón ilumine las conductas de los hombres.
En séptimo lugar la Ilustración es precisamente la primera sistematización del proyecto moderno. Es el movimiento que defiende la idea de progreso en la humanidad., de un progreso que se orienta hacia la recuperación de este mundo. Para eso recomienda el uso de la razón, con el objetivo de dominar la naturaleza, la necesidad y la organización racional de la sociedad.
En la modernidad  la razón ilumina las cosas y nos permite descubrir en su luz las posibilidades de la transformación de la realidad y las formas de concretarla.
A partir de los años 60 (más específicamente con Thomas Kuhn) que escribió la estructura de las revoluciones científicas y durante los años 70, la polémica en torno al saber científico, se toman otros rumbos, y abre las primeras discusiones sobre la racionalidad de la ciencia.
Tres autores aparecen ligados críticamente a las posiciones de Popper. Popper dice que el avance de la ciencia está directamente ligado al criterio de falsabilidad. Este es un procedimiento interno de la ciencia.
Kuhn sostiene que los cambios que se producen en el saber científico no están gestados en el interior de éste. Tampoco cree que la experimentación sea la causa de desarrollo científico. Entiende que esos cambios obedecen a razones a razones y causas históricas y sociológicas, los criterios de la ciencia para este autor son : una cuestión de acuerdos entre los miembros de la comunidad científica sobre los cuáles son los procedimientos para afrontar esos problemas. la ciencia sería, en este sentido, una cuestión de consenso y su evolución obedecería a factores externos a ella.
En segundo lugar habla de la alternancia de dos períodos en el desarrollo de la ciencia. Un período que es el de la ciencia “normal”. Durante este período  todos los miembros de la comunidad científica aceptan sin mayores cuestionamientos los procedimientos utilizados y los problemas planteados, haciendo éste un período productivo para la ciencia.
Los otros períodos de revolución científica, los cambios revolucionarios son diferentes y bastante más problemáticos. Ponen en juego descubrimientos que no pueden acomodarse dentro de los conceptos que eran habituales antes de que se hicieran dichos descubrimientos tal, debe alterarse al modo que se piensa y describe un rango de fenómenos naturales.
La ciencia cambia la perspectiva para mirar los problemas, y se producen innovaciones metodológicas. Estas son las perspectivas creativas de la ciencia.
Según Kuhn los cambios que producen estos períodos científicos se caracterizan en primer lugar por ser cambios holísticos; es decir que no se cambia un fragmento de un conjunto de problemas interrelacionados, y en segundo lugar cambios en los significados y en las metáforas que relacionan el lenguaje científico con la naturaleza.
Para el desarrollo de la ciencia transcurre entre largos períodos de clama y normalidad científica y momentos de transformaciones revolucionarias.
En tercer lugar introduce en la discusión científica-teórica el concepto paradigma. Con esta expresión quiere indicar que la producción científica de un período determinado está ligada a una determinada manera de ver el mundo, ya consolidada y aceptada por la comunidad científica. Mientras la investigación normal se lleva a cabo dentro de ese paradigma; se constatan anomalías en los proceso de investigación y nuevos interrogantes a los que el paradigma vigente en ese momento no está en condiciones de responder. Es ahí cuando las Revoluciones Científicas provocadas por esos desajustes entre el paradigma actual y los nuevos problemas científicos planteados provocan una modificación fundamental en la visión del mundo, sustituyendo el paradigma anterior por un nuevo paradigma. La nueva visión del mundo debe impulsar a la comunidad científica a adoptar el nuevo paradigma, como punto de partida para sus trabajos posteriores.
Kuhn,  agrega que los criterios (paradigma) de un período y otro no pueden cotejarse o comparase entre sí, porque responden a planteos, problemas y maneras de mirar la realidad diferente. El habla de inconmensurabilidad. Afirmar que dos teorías son inconmensurables significa afirmar que no hay un lenguaje neutral o de cualquier tipo, al que ambas teorías, concebidas como conjuntos de enunciados puedan ser traducidas sin resto o pérdida. Significa que todo lo que puede hacer con una teoría expresada en los términos de un paradigma diferente es interpretarla, pues el intento de traducción supone dejar en el camino aspectos propios y esenciales del paradigma traducido.
Por eso el proceso histórico desde la Modernidad es criticable. Nuestro sistema social defiende concepciones derivadas de las prácticas científicas y tecnológicas: “la búsqueda de eficacia, el culto de la productividad, la preocupación excesiva por la racionalidad, la prioridad concedida de hecho a los medios sobre los fines”, pero tales concepciones “sirven en realidad de cobertura a las empresas dependientes”. La mentalidad positivista cientificista- estaría detrás de estas concepciones, las cuales rigen de hecho nuestra cultura. Estos valores tienen que ser defendidos y esto se hace contra la cultura dominante, y por ende, contra la ciencia.
En principio se cuestiona la neutralidad de la ciencia. Esta, en realidad, sería cómplice de la sociedad opresora e injusta. El desarrollo de la ciencia y de la sociedad está íntimamente vinculado. Se denuncia la relación de las fuerzas productivas y políticas con la investigación científica. Los problemas contemporáneos llevan entonces a una crisis, la cual es provocada por el desarrollo científico. En consecuencia, la ciencia parece no dar solución a esos problemas.
Si aquella neutralidad puede ser cuestionada, la crisis de nuestro ethos hace más perentoria la exigencia ética de una reflexión crítica sobre los hechos y procesos de nuestras circunstancias que se tratan imponer como un orden de cosas aceptables, y hasta incuestionable, simplemente por haber acaecido o por estar acontecido (la deslealtad y el engaño, rasgos de las relaciones humanas; la ganancia, lo único valioso, la necesidad de consumir...etc.). Aquí está el problema entre ética y ciencia, o bien ¿qué lugar tiene la ética en las prácticas científicas?
La humanidad ha llegado a un momento crítico de su evolución, al cual contribuye la ciencia y sus aplicaciones. ¿La ciencia dará solución como pretende el positivismo viejo y nuevo cuño? O, ¿la ciencia debe ser limitada y orientada por una racionalidad amplia? Las posibilidades propuestas quizás no sean las únicas. Pero para poder reflexionar sobre ellas hace falta comprender en qué consiste esa racionalidad científica, si tiene límites y cuáles.
El interrogante acerca de “¿Qué es la ciencia? Es una forma de iniciar la reflexión exigida por nuestra época.












1 comentario:

  1. Muy buena la síntesis de la relación Ciencia y ética. Felicitaciones!

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