miércoles, 7 de marzo de 2012

EL MAESTRO IGNORANTE: JACQUES RANCIERE

INTRODUCCIÓN

En 1818, la teoría de un extravagante pedagogo francés provocó una revolución en el rígido universo de la educación europea: "Quién enseña sin emancipar embrutece". Todo hombre, todo niño, postulaba, tiene la capacidad de instruirse solo, sin maestro. El papel del docente debe limitarse a dirigir o mantener la atención del alumno. Jacotot proscribía a los maestros explicadores y proclamaba como base de su doctrina ciertas máximas paradójicas con las que ganó virulentas críticas: todas las inteligencias son iguales. Quién quiere puede. Es posible enseñar lo que se ignora. Todo existe en todo.

El maestro ignorante se desarrolla en un doble registro, el primer relato se construye sobre la figura de Joseph Jacotot y su experiencia personal de enseñanza a comienzos del siglo XIX, que lo motivaron a hacer un cambio en su mirada sobre la educación tradicional. El segundo, se despliega a partir de la apropiación política que hace Ranciere de aquella experiencia, en una suerte de contrapunto constante.

Quien parte de una desigualdad que entiende de hecho, evidentemente la admite. Esto significa que reconoce que o bien hay desiguales a él (inferiores) y él aspira igualarlos (haciendo lo posible por "ascender" a los inferiores), o bien hay desiguales a él (superiores) que él debe esforzarse en igualar, pero con la ayuda de los superiores (ya que de no ser así, evidentemente no serían sus superiores y podría bastarse a sí mismo). En cualquiera de los dos casos, lo que domina – y es la matriz de la lectura política que hace, "El maestro ignorante" –, es el menosprecio, ya sea del otro o de uno mismo. En este sentido, lo que Rancière nos quiere mostrar, es que es posible, a través del método de Jacotot, plantear la ecuación de otra manera, borrando de antemano el prefijo "des". Un personaje de comienzo del siglo XIX, académico, pedagogo y lector de literatura francesa, experimentó en su exilio en Holanda, que el azar y la voluntad bien conjugados nos puede llevar a nuevas respuestas en situaciones que creemos ya resueltas. Mientras la burguesía y en ocasiones las masas populares, se turnaban el poder en Francia post caída de Napoleón Bonaparte en Waterloo. En una época que incitaba a los cambios en búsqueda de una estabilidad civil perdida, desde la época monárquica, Joseph Jacotot, sufre un exilio en los países bajos, donde ofició como profesor de lengua francesa en circunstancias aparentemente adversas, ya que él no sabía holandés ni sus alumnos conocían el francés. Sin embargo, él quería responder a los deseos de ellos, es así que recurrió a una edición bilingüe de Telémaco, de Fénelon, publicada en esos momentos en Bruselas. Les pidió que aprendieran el texto francés ayudándose de la traducción. Posterior a esto, les hizo repetir una y otra vez lo que habían aprendido y les dijo que se contentasen de leer el resto al menos para poderlo contar. Para su sorpresa, luego de pedirle a los estudiantes así preparados que escribiesen en francés lo que pensaban de todo lo que habían leído, se dio cuenta de grandes progresos que habían alcanzado esos jóvenes. Habían podido comprender de manera avanzada una lengua que no conocían, y lo más interesante en este caso, ajeno a explicaciones que supone el método tradicional de enseñanza. 

1-Capítulo I y II, argumentaciones sobre "una aventura intelectual" y "el maestro ignorante"


 

El azar lo puso
a Jacotot, en presencia de un hecho, y éste pensaba que todo razonamiento debía partir de los hechos y ceder ante ellos.

El hecho era que esos estudiantes se habían enseñado a hablar y a escribir en francés sin la ayuda de sus explicaciones los habría dejado solos con el texto de Fénelon. Y su voluntad de aprender francés. Y, en consecuencia, habría suprimido esa distancia imaginaria que es el principio del embrutecimiento pedagógico.

Jacotot dice: "todas las inteligencias son de la misma naturaleza".

Comprender nunca es si no traducir, es decir, ofrecer un equivalente de un texto no su razón. Aprender y comprender son dos modos de expresar el mismo acto e traducción.

Lo importante es la capacidad de decir lo que uno piensa en palabras de otros. La inteligencia que les había hecho aprender el francés en Telémaco era la misma con la que habían aprendido la lengua materna: observando y reteniendo, verificando etc.

Habían avanzado como los niños, a ciegas adivinando. Todo lo que ocurre al menos una vez puede repetirse siempre.

Sabia que la voluntad de los individuos podía hacer que nacieran capacidades inéditas en circunstancias en que la urgencia obligaba a quemar las etapas de la progresión explicadora aquel método de la igualdad era antes que nada un método de voluntad (se podía aprender, cuando así se lo quiera sin maestro explicador).

Los alumnos habían aprendido sin maestro explicador, peor no por eso sin maestro. Antes no sabían ahora si, por lo tanto Jacotot las había ensenado algo. Se había separado, se habían liberado las inteligencias un respecto de la otra, las dos facultades la inteligencia y la voluntad. Entre el maestro y el alumno de habían establecido una pura relación de voluntad a voluntad. Hay un embrutecimiento allí donde una inteligencia esta subordinada a otra inteligencia.

Según Jacotot, se puede enseñar lo que se ignora, si se emancipa al alumno, es decir si se lo obliga a usar su inteligencia. Dice que el maestro enseña en un círculo arbitrario; de donde ella no saldría, a menos que esto le resulte necesario a sí misma.

"Para emancipar a un ignorante, es necesario estar emancipado", es decir, ser consciente del verdadero poder de la mente humana. El ignorante aprenderá por su cuenta lo que el maestro ignora, si el maestro cree que puede y lo obliga a actualizar su capacidad: lo que el llama círculo de potencia, homólogo a ese círculo de la impotencia que une al alumno con el explicador del viejo método.

El círculo de la impotencia está desde siempre, es el movimiento específico del mundo social que se disimula en la evidente diferencia entre ignorancia y la ciencia. Por su parte, el círculo de la potencia solamente pude causar efecto si se lo publicita. El círculo de la emancipación debe ser comenzado.

Hay una manera de aprender "enseñanza universal". No hay hombre en la tierra que nunca haya aprendido algo por sí mismo y sin maestro explicador. Existe desde el comienzo del mundo, paralelamente a todos los métodos explicadores. El lo propone como un método cuando lo necesita, pero nadir quiere reconocerlo. El círculo social, el orden de las cosas, le prohíbe ser reconocido como lo que es: el verdadero método por medio del cual cada uno de nosotros puede aprender y medir nuestra capacidad. Es necesario arriesgarse a reconocer el método y continuar la verificación abierta de su poder. Si no, el método de la impotencia, el Viejo, durará tanto como el orden de las cosas.

Por aquellos entonces los hombres del orden querían elevar al pueblo por encima de sus apetitos brutales, los hombres de la revolución querían conducirlo a la conciencia de sus derechos; los hombres del progreso deseaban, por medio de la instrucción, reducir la brecha entre clases; de la misma manera, los hombres de la industria soñaban con ofrecer a las mejores inteligencias del pueblo los medios de su promoción social. Entre los progresistas y los industriales, había un método que se llevaba los honores: la enseñanza mutua. Permitía reunir a un gran número de alumnos divididos en cuadrillas, dirigidas por los más avanzados, que habían sido promovidos al rango de instructores. De esta manera, la autoridad y la lección del maestro irradiaban, gracias al relevo de los instructores, sobre toda la población a instruir.

Pero Jacotot, soñaba con algo diferente: para la instrucción mutua, que cada ignorante pudiera erigirse en el maestro de otro ignorante, un maestro que le revelaría su poder intelectual. Su problema no era la instrucción del pueblo: se instruye a los reclutas detrás de un estandarte,, a los subalternos que deben comprender las órdenes, al pueblo que se pretende gobernar. Su problema era la emancipación: que cada hombre del pueblo pudiera concebir su dignidad de hombre, medir su capacidad intelectual y decidir sobre su uso.

Los amigos de la instrucción aseguraban que ésta era la condición para una verdadera libertad. Jacotot, no veía que la libertad podía resultar para el pueblo de los deberes que imponen los instructores. Por el contrario, percibía en todo el asunto una nueva forma de embrutecimiento. Quién enseña sin emancipar embrutece.

No era un método para instruir al pueblo, era una buena nueva para anunciar a los pobres: que podían todo aquello que puede un hombre.

Proclamó: que se puede enseñar lo que se ignora y que un padre de familia, pobre e ignorante, puede: si se está emancipado, encargarse de la educación de sus hijos, sin el auxilio de ningún maestro explicador.

La lección del ignorante

Todo está en todo. Y todo está en Telémaco: un libro que es un todo, un centro con el cual es posible relacionar todo lo nuevo que se aprenda. Un círculo donde se puede comprender cada una de esas nuevas cosas, encontrar los medios para decir lo que se ve, lo que se piensa, lo que se hace. Este es el primer principio de toda enseñanza universal: es necesario aprender algo y relacionarlo con todo y el resto. Y ante todo, es necesario aprender alguna cosa. El libro es la fuga bloqueada, no se sabe qué camino trazará el alumno. Pero sí se sabe de dónde no saldrá: del ejercicio de la libertad. Se sabe además que el maestro sólo podrá tendrá su derecho a permanecer en la puerta. El alumno debe ver todo por sí mismo, compara incesantemente y siempre responder a la triple pregunta ¿qué ves? ¿Qué piensas? ¿Qué haces? Y así al infinito. Pero ese infinito ya no es el secreto del maestro, es el camino del alumno. El libro es un todo, que el alumno puede abarcar con su mirada, no hay nada que el maestro pueda arrebatarle y nada que él pueda hurtar a la mirada del maestro. El maestro debe enseñar que el alumno puede, entonces el círculo de la potencia comienza, y muy pronto podrá decirlo todo. Por eso el método Jacotot, no es el mejor, es otro método. Es Telémaco: como podría ser cualquier otro. Se comienza por el texto y no por la gramática, por las palabras completas y no por las sílabas. Esto no implica que sea necesario aprender así para aprender mejor ni que el método Jacotot sea el ancestro del método global. De hecho se va más rápido si se empieza por Calipso y no por B, A, BA. Pero la velocidad ganada no es sino efecto de la potencia conquistada, una consecuencia del principio emancipador. El problema consiste en revelar una inteligencia a sí misma. Siempre hay algo que el ignorante sabe y que puede servir como término de comparación, con el cual es posible relacionar una cosa nueva a conocer. Siempre hay algo que el maestro puede ordenarle encontrar, acerca de lo cual el maestro puede preguntar y verificar el trabajo de su inteligencia.

El acto que pone en marcha la inteligencia es la voluntad. La potencia de la inteligencia está en toda manifestación humana. No hay dos tipos de mente. La desigualdad existe en orden de las manifestaciones de la inteligencia para descubrir y combinar nuevas relaciones, pero no hay jerarquías de capacidades intelectuales. La toma de conciencia de igualdad de naturaleza se llama emancipación y es lo que abre el camino para cualquier aventura en el país del saber.


 


 


 


 


 


 

2-Desarrollo de conceptos en relación al eje: "Hay un Sócrates que duerme en cada explicador

  • Hay un Sócrates que duerme en cada explicador

Para entender este concepto desarrollaremos el método creado por Sócrates quién se interesó por un solo problema, la educación del hombre., y en forma muy especial la educación del ciudadano. Lo importante para él no es el conocimiento de los principios que rigen el universo, sino saber algo de sí mismo. No era un buen ciudadano el que sabía más de leyes sino el que sabía de su propia condición. Quería hacer conocer a cada individuo cual era su misión. Cada hombre lleva dentro de sí su propio ser, aquello para lo cual está hecho, su virtud. Esta virtud es la que debe conocer el hombre; ésta es la verdad que debe descubrir. El hombre debe descubrirse a sí mismo, conocerse a sí mismo. Se puede apreciar una clara diferencia entre los sofistas y Sócrates: los sofistas no podían enseñar al discípulo, por lo que se refiere al conocimiento, sino la utilidad de las palabras. La palabra, el logos, no es sino un instrumento al servicio de los intereses del que la usa: un instrumento capaz de defender cualquier causa. Esta causa puede ser justa o injusta, depende de la habilidad del que maneja la palabra. El sofista adiestraba a los jóvenes en el arte de defender cualquier causa, en el arte de la disputa. Sócrates no enseña el arte de manejar las palabras, no enseña retórica; enseña a conocer lo que está al alcance del hombre. La palabra es también para Sócrates un instrumento; pero un instrumento al servicio de la verdad. Es un instrumento para intuir la verdad. La palabra sirve `para sacar a flote las verdades que lleva en sí cada individuo. Los sofistas jugaban con las palabras asignándoles distintos contenidos, haciéndolas equívocas, falaces. Sócrates asignaba a cada palabra un contenido, el cual se encuentra dentro del hombre; no hay un doble sentido, la palabra sirve para ver aquello que se busca, la verdad. Para Gorgias las palabras no eran otra cosa que sonidos, inútiles para transmitir el conocimiento, lo que se veía: los colores no pueden hacerse oír, ni los sonidos, ver. Para Sócrates la palabra no es simple sonido, no es simple verbalismo, sino un instrumento que sirve para intuir la verdad; cada palabra tiene sentido, el alude a una realidad. La palabra sirve para hacer ver al hombre aquello que se le quiere hacer ver. El hombre lleva dentro de sí verdades que salen a flote provocadas por las palabras. Sócrates se sirve de la palabra para hacer ver al interrogado la verdad que lleva dentro de sí. Por medio del diálogo, Sócrates enseña al discípulo lo que éste sabe internamente, lo hace conocerse a sí mismo. Lo hace parir su propia verdad. El interrogado va diciendo cosas que creía no saber, sin necesidad de que se las digan, como si las recordase al ser interrogado. Mediante el diálogo maestro y discípulo buscan la verdad que se encuentra en ellos mismos. Mediante la mayéutica o arte de hacer parir, los jóvenes se van encontrando a sí ismos, se van dando cuenta de su misión.

Sócrates no quiere enseñar, como lo hacían los sofistas, ningún arte, salvo el de conocerse a sí mismo. Las cosas que se enseñan, las cosas que se transmiten por medio de la palabra o el adiestramiento, es menester aprenderlas de memoria; pero lo que aprende de memoria se olvida, es un saber inútil, no tiene valor (acá coincide con Jacotot lo que este llama viejo método) lo que sí vale la pena poder mostrar a cada hombre lo que es, sacar a flote lo que lleva dentro de sí. No hay que hacer memorizar lo que no se es, porque se olvida, sino recordar lo que se es porque esto es lo que permanece.

El método de Jacotot difiere radicalmente del método del maestro socrático. Sócrates, por medio de sus preguntas, conduce al esclavo para que este pueda encontrar aquello que ya estaba en el. La demostración de su saber es al mismo tiempo la de su impotencia: nunca avanzará por su cuenta y, por otra parte, nadie le pide que lo haga, sino para ilustrar la lección el maestro. Sócrates interroga a un esclavo destinado a seguir siendo esclavo.

Así, para Jacotot el socratismo es una forma perfeccionada del embrutecimiento. Como todo maestro sabio, Sócrates interroga para instruir. Sin embargo, quien quiera emancipar a un hombre debe interrogarlo a la manera de un hombre y no como los sabios, para ser instruido y no para instruir.

Y esto lo hará quien efectivamente no sabe más que el alumno, quien no ha emprendido el viaje antes que él, el maestro ignorante.

En la obra "El Maestro ignorante" Jacotot, no deja de sorprender cómo ya desde sus primeras páginas dirige un ataque sobre un recurso clásico de toda educación: la explicación.

De manera abrupta, se ve que la explicación pasa a ser aquella herramienta privilegiada con la que los maestros, desinteresadamente, han intentado llevar a sus alumnos hacia el conocimiento y la cultura, a convertirse en un arma de imposición y dominación.

En el viejo método: hay una selección, progresión, incompletud, se aprenden algunas reglas y algunos elementos. Luego se pasa a un nivel superior: otras nociones, otro libro, otros ejercicios, otro profesor… se agregan fragmentos, piezas sueltas de un saber de explicador que hacen que el alumno vaya a la zaga de un maestro al que jamás alcanzará. El maestro siempre se guarda un saber en la manga, es decir, algo que el alumno ignora. Hay siempre una distancia de antemano que separa al maestro del alumno y éste siempre necesitará la necesidad de otro maestro, para llegar más lejos.

Dice Jacotot que la progresión razonada del saber es una mutilación reproducida infinitamente. "Un hombre al que se le enseña no es más que un hombre a medias".

El joven avanza, se le enseñó, entonces aprendió, por lo tanto puede olvidar. Detrás de él se abre de nuevo el abismo de la ignorancia.

Lo que ha olvidado ha sido superado, más olvida más se hace inteligente, más se hace evidente que entiende y que puede mirar desde lo alto a quienes ha superado, a los que repiten a falta de ser lo bastante inteligentes para comprender. Y este es el temperamento de los explicadores: al ser que ellos han vuelto inferior lo amarran con el más resistente de los lazos al país del embrutecimiento: a la conciencia de su superioridad. Esta conciencia, no mata los buenos sentimientos, el joven instruido tal vez se conmueva ante la ignorancia del pueblo y querrá trabajar en su instrucción. Pero si es abnegado, sabrá que existe un tipo de explicación adaptado a cada categoría en la jerarquía de las inteligencias.


 

  • Todas las inteligencias son iguales:

    Si todos los alumnos de Jacotot lograron aprender de forma bastante parecida un idioma que no conocían, es porque las diferencias entre sus inteligencias no debieron ser muy grandes. Lo que movilizó a aquellas inteligencias fue la voluntad a aprender algo que deseaban aprender. De esta forma, al eliminar la explicación se eliminó el miedo jerárquico entre profesor que explica y alumno que aprende, y todas las inteligencias quedaron en igualdad de condiciones. Jacotot plantea que todos los hombres nacen con la misma inteligencia. Estas inteligencias, que cuando eran infantes no se diferenciaban mayormente unas de las otras, iniciaron el camino del aprendizaje sin ningún maestro al aprender la herramienta fundamental del hombre
    para poder comunicarse, que es el lenguaje, y ahora volvían a reencontrarse con ese mismo tipo de aprendizaje. Con respecto a esto l puso a prueba con sujetos de diversas edades, género y condición social obteniendo respuestas que superaban sus propias expectativas.

    Según nuestro punto de vista no coincidimos con la postura de Jacotot, haciendo mención a Gardner en su libro "Marcos de la mente" él se aleja de la idea unitaria de inteligencia y postula la existencia de varias inteligencias relativamente autónomas.

    Define a una inteligencia como "la capacidad de resolver problemas o productos habituales que son importantes en un ámbito cultural o comunidad". Se dice que una persona es inteligente, en la medida en que demuestre dos capacidades: resolver problemas en forma practica y pueda crear productos culturalmente valorados y aceptados. Bajo esta concepción predomina hoy en día la idea de que no existe una inteligencia general, sino diversas habilidades mentales, necesarias para interactuar con nuestro también diverso ecosistema.

    Es decir, los seres humanos poseemos múltiples inteligencias, para las múltiples demandas que encontramos en nuestra vida diaria.

    Sócrates decía que el hombre es el animal racional, Gardner dice que el hombre es el ser que tiene inteligencia musical, espacial, lingüística, interpersonal, etc. Así como todos tenemos distintas personalidades, también poseemos distintas combinaciones de inteligencia. No hay dos personas que tengan exactamente la misma combinación.

    Para Gardner su teoría afecta al problema de la educación, porque para él ésta debe tomar este tema muy seriamente y tratar de individualizar la educación al máximo posible. Dice que en el futuro todos nos vamos a reír de las escuelas que enseñan a todos del mismo modo y que evalúan a todos por igual, porque va a ser fácil personalizar la tarea, registrar lo que funcionó o no, y enseñarlo de otra manera la próxima vez. Y alega… la vieja escuela será como un médico que no pide la historia clínica del paciente y le da el mismo medicamento a todo el mundo por igual "será: mala praxis".

    Tampoco tuvo en cuenta Jacotot la inteligencia emocional de alumnos, la cual describe las cualidades emocionales que parecen tener importancia para el éxito: la empatía, la expresión y comprensión de sentimientos, el control del genio, la independencia, la capacidad de adaptación, la simpatía, la capacidad de resolver problemas en forma interpersonal, la persistencia, la cordialidad, la amabilidad y el respeto. De esta teoría se desprenden formas de educar las emociones. Goleman propone "aprender a emplear emociones, con la familia y maestros como educadores.

    Ambas teorías destacan la importancia de los primeros años de vida, individualizan los requerimientos pedagógicos de niños/as; proponen un modelo de maestro que busque mejorar las capacidades específicas de sus alumnos, destacando la educación para la comprensión. Ambas teorías insisten en que no es posible medir las inteligencias mediante cocientes, pero sí inferirlas a través de la observación.


 


 


 

  • Es posible enseñar lo que se ignora: para probar esta premisa incursionó en disciplinas que ignoraba totalmente como piano y pintura. También supuso que, dado que se puede transmitir lo que se ignora un humilde e "ignorante" padre de familia, podría educar a sus hijos sin maestro explicador".

    La explicación no es necesaria para remediar una incapacidad de comprensión. Todo lo contrario, esta incapacidad es la ficción que estructura la concepción explicadora del mundo. El explicador es quien necesita del incapaz y no al revés, es él quien constituye al incapaz como tal….la explicación es el mito de la pedagogía, la parábola de un mundo dividido en espíritus sabios e ignorantes. Y por último él es quien arroja un velo de ignorancia que el mismo se encarga de levantar.

    Según nuestra postura, no coincidimos con el principio de Jacotot que la explicación no es necesaria. Es impensable plantear en el debate, que puedan haber profesores que enseñen lo que no saben, porque la importancia de la enseñanza está puesta en la forma de explicar los conocimientos, y en ese sentido el profesor es el representante de un saber válido y encaminado hacia ciertos objetivos. Cuestionar el saber del maestro, puede ser interpretado como una ofensa a la pedagogía misma.

    El rol fundamental del maestro no es instruir sus conocimientos, sino emancipar al alumno en descubrir su propio aprendizaje, apostando a que cada uno puede hacerlo a través de su potencia y su voluntad.

    Lo que movió a esos alumnos fue la voluntad de aprender, en este caso se obtuvo éxito pero no se podría asegurar que en todos los casos pase lo mismo, los alumnos por el solo hecho de ser alumnos, ignoran determinados conocimientos que se supone el maestro los posee para transmitirlos. Ahora bien, la forma en que haga esta tarea puede variar, lo puede hacer sólo transmitiendo, transmitiendo pero a la vez emancipando (acompañando al alumno a que logre significativamente el conocimiento). O lo puede hacer de memoria, pero en todos los casos es necesarios alguien que acompañe el proceso d enseñanza y aprendizaje. Es decir, que eche a andar capacidades que el alumno ya posee.

    También deja entrever claramente. Jacotot que no se plantea las condiciones de educabilidad con las cuales los alumnos ingresan en la escuela. El concepto de educabilidad se refiere a dos factores distintos, uno es el desarrollo cognitivo básico que se produce e los primeros años de vida y otra es la socialización primaria mediante la cual el niño adquiere los rudimentos de un marco básico que le permite incorporarse a una institución especializada distinta de la familia como lo es la escuela.

    Las informaciones disponibles sobre el desarrollo social en la ultimas dos décadas indican que las familias en una proporción importante no podrían garantizar a sus hijos las condiciones materiales de vida que permitan el desarrollo cognitivo básico. Pero, además, también se habrían deteriorado las posibilidades de garantizar la socialización primaria sobre la cual se apoya el aprendizaje escolar.


     


     

  • Enseñanza universal: el método Jacotot, bautizado como el método de aprendizaje universal, postula que todas las personas (salvo casos excepcionales) han pasado por este tipo de instrucción, donde se parte de cero, donde nadie obliga a aprender y donde no hay currículo o método de enseñanza. Pero nuevamente hay que aceptar algo para que el método funcione, y es que todas las inteligencias son iguales. Nuevamente hay que aceptar un todo, antes que una dualidad. Pero si nuestra sociedad nos impone la idea, que en el contexto dela vida real, hay cultos e ignorantes, exitosos o fracasados, superior so inferiores, ¿cómo se comprueba que estas inteligencias orden ser iguales? La clave está en la voluntad de las personas por querer aprender. Todas las personas se vieron obligadas a aprender a hablar, como necesidad de poder comunicarse con su entorno. Balbucean, ensayan, repiten una y otra vez, hasta que cumplidos los cinco años es raro encontrar a un niño que no sepa comunicarse a través de un lenguaje. El problema parece cuando el sistema considera que hay personas con mejores capacidades que las otras y los niños son seleccionados según sus supuestas virtudes, dejando a algunos con una gran autoestima ya que son tratados como inteligentes y tiene que esforzarse (ejercitar su voluntad) para ser mejores, mientras os otros, son aportillados en sistemas diferenciados, donde se les tiene que explicar de forma mas lenta lo que otros aprenden rápidamente, pues sus capacidades están en desmedro.

    De esta forma, a los privilegiados del sistema se les explica que son superiores, por lo tanto son quienes deben guiar a la sociedad de inferiores. Mientras los inferiores se les explica que de los deben servir a los superiores, pero que en cierto sentido son privilegiados ya que no tiene que esforzarse tanto en "servir" a los demás como las mentes superiores.

    Ranciere infiere de su estudio sobre Jacotot: la inteligencia es atención y búsqueda antes de ser combinación de ideas. La voluntad es potencia de movimiento, potencia de actuar según su propio movimiento, antes de ser instancia de elección… Este es el camino fundamental que genera el nuevo giro de la definición del hombre: el hombre es una voluntad servida por una inteligencia".

    De esta forma el profesor, el maestro, el pedagogo no tiene que ser un recipiente de conocimientos que busca el mejor método para transmitirlo a sus alumnos, sino, una voluntad que estimula otra voluntad.

    "El maestro es solo una autoridad, una voluntad que ordena al ignorante que haga su camino Es decir, echa a andar las capacidades que el alumno ya posee…"

    Los pasos del aprendizaje de la enseñanza universal serían: repetición, invención, traducción incesante. Ello produciría una sociedad de emancipados, de artistas. El artista necesita la igualdad tanto como el "explicador" la desigualdad.


     

  • La explicación es el mito de la pedagogía: al darse cuenta el progreso que había alcanzado sus alumnos, que habían podido comprender de manera avanzada una lengua que no conocían, y lo más interesante, ajeno a explicaciones que supone el método tradicional de enseñanza.

    De este modo, un elemento en la lección de Jacotot sobraba, siendo la explicación en si misma la que planteaba una forma ya condicionada para aproximarse al conocimiento. Si revisamos el tema desde un punto de vista dual, nos damos cuenta que entre maestro y alumno, se entablan niveles jerárquicos de sabio a ignorante, superior a inferior, instructor e instruido. La revelación que se apoderó de Joseph Jacotot según Ranciere, se concentra en esto:


 

  • Maestro ignorante: no hay que confundir los términos "maestro ignorante" e "ignorante maestro", ya que no incentiva el aprendizaje de los alumnos, mientras el otro
    trata de enseñar arbitrariamente contenidos que no sabe, en la lógica de la charlatanería. lo que podemos desprender de estas experiencias de Jacotot, es la reformulación de conceptos clave como inteligencia y voluntad.

    La misión del maestro ignorante es la de emancipar al alumno para que él mismo cree su propio aprendizaje, pero para emancipar al alumno es necesario que el maestro esté emancipado antes. Maestro es quien mantiene al que busca en su rumbo. Para ello es necesario considerarse uno mismo emancipado, reconocerse como "viajero del espíritu", semejante a los demás viajeros. Jacotot invierte la premisa de Descartes "pienso luego existo", por " soy hombre, luego pienso" no establece diferencias entre la obra del artesano, el obrero, el científico o la retórica del las elites.


     


  • Todo existe en todo. Todo está en todo. Y todo está en Telémaco: un libro que es un todo, un centro con el cual es posible relacionar todo lo nuevo que se aprenda. Un círculo donde se puede comprender cada una de esas nuevas cosas, encontrar los medios para decir lo que se ve, lo que se piensa, lo que se hace. Este es el primer principio de toda enseñanza universal: es necesario aprender algo y relacionarlo con todo y el resto. Y ante todo, es necesario aprender alguna cosa


 

  • Quien quiere puede:

    La experiencia inédita vivida por Jacotot, le hizo constatar que es posible aprender sin un maestro explicador, que si alguien quiere aprender puede ser capaz de disponer las relaciones con el otro de manera original y propia. Aprender sin un maestro explicador, no quiere decir, que se prescinda de todo maestro. Para Jacotot es preciso separar las dos funciones que la práctica del maestro explicador une: la del conocedor o especialista de un saber y la del que enseña. No se trata de enseñar el propio saber, sino de hacer explícito que el otro es capaz de aprender lo que quiera. Lo que se enseña cuando se emancipa es a usar la propia inteligencia. La función del maestro será plantear al alumno un desafío del que no pueda salir más que por sí mismo. Es interrogar como un igual, y no como un conocedor, que ya sabe todas las respuestas. El que enseña emancipando sabe él también que él esta aprendiendo y las respuestas del otro son nuevas para él. La palabra circula entre todos y no solo en una dirección.

    El único imperativo que el maestro debe sostener con tenacidad frente al alumno es "¡tú puedes!

    Estamos de acuerdo con la postura de Jacotot al afirmar este concepto, de ello podemos decir lo siguiente: las cosas no cambian, o quizá somos nosotros quienes por temor no queremos cambiar. De uno depende que las cosas cambien en la medida en que uno se lo propone. Uno mismo debe salir al encuentro de las oportunidades. Nadie vendrá a golpear nuestra puerta.

    Pensemos: "una gota de agua puede perforar una piedra, y no por su peso, sino por su perseverancia"


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

B- Método de emancipación

Etimológicamente se cree que la palabra alumno, significa "carente de luz". Se dice que esto es erróneo, y más bien, es una palabra que viene del latín alumnum, que deriva de la palabra alere, que significa alimentar, significa también "alimentarse desde lo alto". Para efectos de la siguiente metáfora, la etimología del mito nos servirá para describir el método Jacotot. La enseñanza religiosa presenta una verdad absoluta, incuestionable. Su enseñanza distingue bien del mal, tiene un axioma que no transa con cuestionamientos relativistas. Es una verdad iluminada, que da cobijo en un oasis de luz al alumno que quiere tener, o que se le impone una respuesta arbitraria. Este alumno se queda para siempre bajo esa luz acogedora, y no pretende entrar al oscuro bosque del conocimiento, pues éste es solamente un distorsionador de esa "Verdad Absoluta". Pero hay alumnos que sí quieren cuestionarse dichas verdades, y optan por los maestros quienes guían el oscuro camino del bosque. El maestro bien sabe cruzar el bosque, y desde atrás, ilumina el camino al alumno, para que encuentre la salida más rápida. De cierto modo, hay un primer paso, pero que es engañoso, pues el alumno puede tomar ese camino iluminado por el profesor como la única vía de salida para llegar al conocimiento. Es cierto que el alumno se atrevió a entrar al bosque, pero sin duda no estaba convencido de ello, salvo porque el maestro estaba ahí, y se sabía el camino. Pero Jacotot busca que el alumno entre solo al bosque del cual él mismo, como maestro, desconoce las salidas. Así el alumno encontrará por su cuenta propia, la entrada, el camino y la salida. En la metáfora del bosque, cuando uno tiene una luz y un camino ya condicionado por el maestro, el único sentido que se emplea, es el sentido de la vista. Si no existe tal camino definido, el individuo está obligado a utilizar todos sus sentidos. Lo que genera la necesidad de aprender de los alumnos de Jacotot es la desesperación por comunicarse, es decir en la búsqueda metafórica, es la agudeza y la utilización de todos los sentidos (el individuo total) sin fragmentaciones, y la superación del entrampamiento de las dualidades, sujeto-objeto, individuo-sociedad, maestro-alumno, enseñanza-aprendizaje.

De esta forma, la misión del maestro ignorante es la de emancipar al alumno para que él por si mismo cree su propio aprendizaje. Jacotot tenía la llave complementaria de la libertad en el aprendizaje. Sin embargo, es Rancière en los tiempos actuales, quien extiende estos planteamientos al ámbito de la política, la sociedad, y a todo orden de cosas donde el hombre esté presente. Entonces:

¿Cuál es la finalidad de crear alumnos emancipados en esta sociedad?

Primero tenemos que entender que un alumno emancipado es una persona consciente de su propio poder o potencia. Es decir alguien que siente, o se ha apropiado de la idea que puede aprender lo que desee si se lo propone. Esta emancipación no es planteada desde logros materiales o intelectuales, sino desde el simple hecho de situarse como un igual. Pero según Jacotot, antes de lograr este fin, el maestro debe ser un emancipado, para que la relación entre alumno y maestro sea de igual a igual. "La posibilidad de emancipación en el enseñar, está ligada para Jacotot, a la potencialidad de un triple cuestionamiento, que es un llamado libertario dirigido a la inteligencia, y un imperativo radical, dirigido a la voluntad. El maestro no debe dejar de preguntar: "y tú... ¿qué ves?, ¿qué piensas?, ¿qué harías?". Entonces una persona emancipada es alguien que puede comprender que todas las personas son iguales por el hecho de querer serlo. "La igualdad no se da ni se reivindica, se practica, se verifica." Por ende, enseñar y aprender, es un vínculo directo entre los individuos (sin mediaciones), la imposibilidad de institucionalización, la relación conflictiva con el estado contradicen el objetivo deseado. Las instituciones jerarquizan y crean márgenes por lo tanto es imposible que una institución llámese gobierno, ministerio u otras hablen de igualdad en la sociedad, sin que sea simplemente un discurso demagógico. El paternalismo y autoritarismo, son dos caminos que convergen en la misma ruta. Parten desde distintos escenarios pero finalmente privan al otro de consumar una verdadera realización. Basta ver en la contingencia, en este caso como el ministro de educación, Joaquín Lavín, toma un enfoque paternalista y de inmediatez, a la hora de proponer formar estudiantes que estarán preparados para poder lograr una movilidad social. Mientras el ex ministro de estado, José J. Bruner, en una pretendida igualdad que habla de equidad, busca insertar la mayor cantidad de estudiantes en un sistema educativo que en sí ya es excluyente, por lo tanto el círculo permanece igual. Aportar a la emancipación del otro, sin situarnos desde el recurrente discurso de la democracia, los clásicos paternalismos caritativos, o demagogias de luchas de clases, es el primer paso para promover de manera aterrizada una sociedad igualitaria. Es la aplicación de una fórmula que permite eliminar el entramado que nos lleva siempre a plantearnos las cosas desde la dualidad y desde la dialéctica de la negación.
En nuestras salas de clases donde nos encontramos a veces en un "territorio de nadie", en una lucha permanente del profesor por explicar la materia, por enseñar sus conocimientos, al encuentro de alumnos ansiosos, aburridos, desinteresados, algunos agresivos, que desertan antes de comenzar, y que aprenden desde el miedo, ya sea, a la jerarquía o al fracaso, las respuestas para lograr una tregua no abundan. En este sistema, que promueve la disciplina por sobre la libertad, los conocimientos impuestos como vía para el desarrollo, y la búsqueda de la especialización acentuada en las distintas ciencias como forma para conseguir un estatus, no han dado soluciones al problema de la desigualdad entre seres humanos. Y si aquel "evangelio" o buena nueva, que nos dice que la voluntad individual de los hombres nos conduciría a la igualdad estuviese en lo correcto, son los sistemas políticos-educativos actuales entonces, los que están buscando la equidad en una dirección opuesta, alejándose cada vez más de ella.
La enseñanza universal no se consolidará, no se establecerá en la sociedad. Pero no perecerá, porque es el método natural del espíritu humano, el de todos los hombres que buscan por sí mismos su camino. Lo que los discípulos pueden hacer por él, es anunciar a todos los individuos, a todos los padres y a todas las madres de familia, el medio de enseñar lo que se ignora según el principio de la igualdad de las inteligencias.


 


 


 

3-CAPÍTULO III: "La Razón de los Iguales"

Análisis del principio de veracidad, comparación con el concepto de opinión


 

"Dirigimos a los niños según la opinión de la igualdad de las inteligencias"

Según afirman los explicadores, la opinión es un sentimiento que formamos acerca de los hechos que hemos observado superficialmente. Las opiniones proliferan en particular en cerebros débiles y populares y se oponen a la ciencia que conoce las verdaderas razones de los fenómenos. Ranciere quiere enseñarnos ciencia. Una opinión no es una verdad. Quién no conoce la verdad, la busca, y hay muchos encuentros en ese camino. El único error es tomar nuestras opiniones por verdades. Creemos que eso es lo que le pasó a Jacotot con la aplicación de su método.

El partió de ciertos hechos: niños y adultos aprendían solos, sin maestro explicador, a leer, a escribir, a tocar música, o a hablar lenguas extranjeras. Según Ranciere, estos hechos pueden explicarse por la igualdad de las inteligencias. Es una opinión cuya verificación, busca Ranciere. Pero la primera dificultad con la que se encuentra es que la inteligencia no se puede aislar, ni medir. Esto limita a repetir las experiencias inspiradas en nuestra opinión. Pero nunca podremos decir: todas las inteligencias son iguales.

Las inteligencias son desiguales porque la individualidad es la ley del mundo. Y por lo tanto hay una diferencia intrínseca en cada uno de nosotros.

La desigualdad y la diferencia reinan tanto como la configuración y el funcionamiento de todos los demás órganos del cuerpo humano.

En ese período histórico, las mentes superiores dirigían las mentes inferiores, nadie discutía la desigualdad de inteligencias. Los cerebros superiores no se tomaban la molestia de demostrar su superioridad a los inferiores. Los dominaban y punto.

La superioridad de la que se jactan no se mide decían, según ellos la superioridad es espiritual. Son espiritualistas antes que nada por la buena opinión que tienen de sí mismos. Creían en el alma inmaterial e inmortal (querían una mente distinta de la materia y quieren inteligencias diferentes), tal como sostenía Platón, en su teoría de las ideas: el camino de la mente humana desde la ignorancia hasta el conocimiento, atraviesa dos campos principales, el de la opinión (doxa) y el del conocimiento (epísteme).

El ser humano esta compuesto de dos elementos netamente distintos, que son el alma y el cuerpo. En esta concepción, lo superior y por tanto lo que debe gobernar al resto, es el alma. Distingue tres partes o funciones del alma: la parte racional, la parte irascible y la parte apetitiva o concupiscible. De las tres, la racional es la formalidad mas elevada, inmortal y emparentada con lo divino.

El elemento racional, inmortal y divino, es el que puede contemplar el mundo inteligible de las ideas, y por eso debe ser el que gobierna.

Para Ranciere la desigualdad de las inteligencias explica la desigualdad de las manifestaciones intelectuales.

Ranciere toma otra dirección para verificar el enunciado anterior, para esto nombrará los hechos sin pretender asignarle una causa.

El primer hecho que ve es al hombre que hace cosas que el resto de los animales no hace (espíritu, inteligencia). De la misma manera puede decir que el hombre es un animal racional.

El segundo hecho es compara a dos hombres entre sí, ve que en los primeros momentos de la vida, tienen exactamente la misma inteligencia, es decir que hacen las mismas cosas (inteligencia igual).

Mas adelante ve hechos de diferentes: constata que esas dos inteligencias ya no hacen las mismas cosas ni obtienen los mismos resultados pero no por ello dirá que la facultad de uno es inferior a la del otro. No dirá que no ha tenido resultados tan buenos porque es menos inteligente.

En este análisis Ranciere dice que no ha avanzado mucho. Pero si lo suficiente como para salir del circulo que habla Jacotot. Hacia allí se orientan todos los ejercicios de la enseñanza universal.

Una vez que se ha dado este gran paso, la necesidad se vuelve menos imperiosa, el niño se habitúa a aprender a través de los ojos del otro. Ocurre lo mismo con los hombres del pueblo: desarrollan la inteligencia que las necesidades y las circunstancias de su existencia les exigen. "El hombre es una inteligencia al servicio de una voluntad". Esta formula es heredada de una larga historia.

Contra esos pensamientos dominantes, meditaron durante bastante tiempo a cerca del sentido y de las virtudes que podría tener o volver a tener la vieja máxima socrática, en cuanto a la respuesta del oráculo acerca de la ignorancia sabia de Sócrates. Cuando el mismo se cuestiona de no tener conciencia de ser sabio ni poco ni mucho. Se pregunta por que el oráculo afirma que es el mas sabio quien se inclina a descifrarlo examinando a aquel sabio (un político) y dialogando con el experimenta la impresión de que muchas personas creían que ese hombre era mas sabios que otros (opinión), pero que sobre todo se lo creía el mismo y que en realidad no lo era. Intentando demostrarle que no poseía la sabiduría que el presumía tener. Así pensando que el era mucho más sabio que el político: ya que lo que no sabe, tampoco presume de saberlo.

De modo que Sócrates se preguntaba sobre la base del oráculo, si no era mejor ser como el era: no siendo sabio en la sabiduría de aquellos ni ignorantes en cuanto a su ignorancia, en lugar de poseer ambas cosas que ellos tienen. Así pues, se contesto a él mismo y al oráculo también que es mejor para el ser como es. Los presentes crían que el era sabio respecto a aquellas cosas en que refutaba a otro.

"El mas sabio entre ustedes, seres humanos es aquel que, como yo, ha caído en la cuenta de que en verdad mi sabiduría no es nada".


 

Una inteligencia al servicio de la voluntad

Entendemos por voluntad ese retorno sobre sí del ser razonable que se conoce en la medida en que actúa. Es ese foco de racionalidad, esa conciencia y esa estima de sí como ser razonable en acto lo que alimenta el movimiento de la inteligencia. El ser razonable es antes que nada un ser que conoce su potencia, que no miente sobre ella.

"esa voluntad soy yo, es mi alma, mi potencia, mi facultad. Tengo sensaciones cuando quiero, ordeno a mis sentidos que me las traigan. Tengo ideas cuando quiero, les ordeno a mi inteligencia que busque… el hombre es una inteligencia al servicio de una voluntad".

La significación es obra de la voluntad, y allí está el secreto de la enseñanza universal de Jacotot, pero no hay que entender ésta como la llave del éxito de los prodigiosos poderes de la voluntad. La única insignia que vale, como ya vimos en el método de Jacotot es el de la igualdad de las inteligencias.

El primer vicio de la inteligencia es la pereza, que no traduce ninguna aventura de la mente, "no puedo" es un ejemplo claro. Un individuo puede todo lo que quiere, proclama la enseñanza universal.


 

El principio de veracidad

Para el principio de veracidad existen
dos mentiras fundamentales: la de quien dice digo la verdad y la de quien afirma no puedo decir. El ser razonable que retorna a si mismo conoce la nada de esas dos proposiciones, conócete a ti mismo quiere decir vuelve a ti mismo, a aquello e ti que no te puede engañar. Tu impotencia no es sino pereza para caminar. Tu humildad no es otra cosa que temor orgulloso de tropezar ante la mirada de los demás (primer punto de coincidencia- voluntad).

Este principio de veracidad está en el corazón de la experiencia de emancipación, la relación privilegiada de cada uno con la verdad. Es el fundamento moral del poder de conocer.

La mayoría de los pensadores del tiempo entiende la cuestión al revés de Jacotot. Para ellos, la verdad que exige adhesión intelectual se identifica con el vínculo que mantiene unido a los hombres.

La verdad es aquello que reúne la sociedad persigue este objetivo con el cual quiere que el individuo se identifique para alcanzar una percepción justa.

Y en este punto es la diferencia de Jacotot: que la verdad no congrega, lo que congrega a los hombres es la no agregación, están unidos por ser seres distantes. El lenguaje no los reúne, los comunica en el esfuerzo y también los une en la comunidad de la inteligencia, pero esto se logra porque para él el lenguaje es arbitrario.

La verdad existe por si misma; es lo que es y no lo que de ella se dice. El decir depende del hombre, pero la verdad no.

Lo esencial es no mentir de esta manera, cada uno de nosotros describe en torno la verdad su parábola.

Por eso Jacotot dice que el método Socrático representa la forma mas temida de embrutecimiento. Porque el alumno siente que por su cuenta no habría elegido seguir el camino al cual acaba de ser arrastrado y luego olvida que existen otros senderos, para ser abiertos según su voluntad en los espacios intelectuales.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

CONCLUSIÓN


 

El sujeto, cada uno de nosotros, debe suponerse capaz, autónomo, emancipado, suprimiendo las diferencias supuestas. Al preguntársele por coincidencias con la posición socrática, declara a ésta como "embrutecedora" por excelencia, dado que Sócrates sabía dónde quería llegar con sus preguntas, logrando que sus discípulos descubrieran la incoherencia de sus argumentos. Sócrates era el maestro sabio que los guiaba por el buen camino. Es preciso, en cambio, que el maestro no guíe más, que se declare  ignorante. No transmite ningún saber sino que permanece atento  a la búsqueda de éste por sus estudiantes. Respecto a la relación entre Jacotot y Descartes, Ranciere- Jacotot  consideran que ser y pensamiento configuran una unidad, como los psicólogos que se referencian en el materialismo histórico del siglo XX, Wallon y Vigotsky, aunque  a diferencia de ellos, parecen suponer al sujeto separado de su medio.

La ideología dominante - dice más adelante también pre-supone la igualdad de las inteligencias. Para ello cita a Aristóteles:"El esclavo comprende el lenguaje pero no lo posee" (13).Su uso y comprensión es funcional a que cumpla órdenes. Ranciere- Jacotot proponen  transformar esta situación; que se rompa la dialéctica amo- esclavo, a través de la autoafirmación del supuesto inferior.

No descarta que haya maestros  pero pone como condición  que no expliquen, que se limiten  a transferir su voluntad de saber a otras voluntades. Le preguntan entonces por su relación con el psicoanálisis, a lo cual responde que tendría en común con el psicoanálisis lacaniano que ambos (analista y maestro) asumen el lugar del "no saber".

El maestro puede ignorar el tema o la disciplina, como Jacotot el holandés o la pintura mas lo fundamental es la ignorancia de la desigualdad. Supone Ranciere que esto reestructuraría las relaciones humanas, acabaría con el"No sé, "No puedo" del menosprecio hacia sí mismo y "Ustedes no pueden, no saben "del menosprecio hacia los otros. Para mediar en esta relación entre voluntades  en vías de emancipación, está el dispositivo: un libro, un calendario, una plegaria, una herramienta.

Ante  su posición frente a las diversidades culturales, responde no poder dar una respuesta simple, ya que la emancipación siempre es singular y sólo para aquel que piensa que existe una igualdad fundamental. Rechaza concepciones que resaltan la superioridad de cualquier tipo de una cultura sobre otra. Por ejemplo las palabras de un aborigen mbyá "no necesitamos papel porque tenemos la memoria".

Respecto a su posición y a la pedagogía de Paulo Freire, no hay puntos en común. A Jacotot no le interesa la "concientización", no busca elevar a los pobres en tanto colectividad. Su  respuesta se inscribe en el anarquismo ya que sostiene que la igualdad no puede institucionalizarse. Freire y Jacotot comparten la idea de la emancipación intelectual al interior de cada individuo pero se diferencian en que el  pedagogo brasileño tenía un método, un conjunto de medios para instruir a los pobres en tanto clase. Jacotot se opone a ello.

La actualidad que Ranciere otorga  a "El maestro ignorante" es que hoy, más que nunca, las diferencias entre individuos que son supuestas como socialmente iguales, se basan en la oposición "primera de la clase" y "atrasada". Incluso el gobierno de los mundialmente poderosos se explica por su mayor saber y comprensión. Lo más significativo  de las instituciones escolares es que simbolizan globalmente el orden mundial.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

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