lunes, 12 de marzo de 2012

ERIK ERIKSON



 

ERIK ERIKSON ALEMANIA 1902, 1950 INFANCIA Y SOCIEDAD.

 


 

En este libro expone una teoría psicosocial del desarrollo que describe las etapas cruciales en la relación entre individuo y el mundo social, basándose en la interacción entre la biología y sociedad.
Amplió la teoría freudiana sobre la sexualidad infantil, concentrándose en el desarrollo del niño en la pubertad.
Erikson creía que la personalidad humana no sólo viene determinada por las experiencias de la infancia, sino también por las experiencias adultas.
Proclamaba: "Si todo vuelve a la infancia, entonces todo es culpa de otro, y se socava la posibilidad de adquirir responsabilidades por uno mismo".

 

 
EL PRINCIPIO EPIGENÉTICO.

 
El principio epigenético, sostiene que el desarrollo se produce a través de etapas secuenciadas y claramente definidas y que cada etapa debe ser resuelta satisfactoriamente para que el proceso se desarrolle con suavidad.
Según el modelo epigenético, si no se produce una solución favorable en cualquiera de las etapas, todas las etapas posteriores reflejarán ese fracaso en forma de desajuste físico, cognitivo, social o emocional.
Durante el desarrollo, un individuo puede lograr superar cada una de las etapas, alcanzando una resolución favorable, por lo que se encuentra en mejores condiciones para pasar a la siguiente.
O de lo contrario, debido a carencias de distinto tipo, no logra resolverla satisfactoriamente. Es por eso que el lector va a ver que cada etapa tiene una denominación positiva de resolución adecuada, adaptativa, y también, como contrapartida, otra negativa de déficit o disadaptativa

ETAPA 1

 
CONFIANZA BASICA 0 A 1 AÑO VS DESCONFIANZA BASICA.

 

 
LA CONFIANZA FRENTE A LA DESCONFIANZA ES LA PRIMERA CRISIS A LA QUE DEBE ENFRENTARSE EL NIÑO.

 
Erikson escribió en CRECIMIENTO Y CRISIS DE LA PERSONALIDAD SANA:

 
"C OMO UN PRIMER COMPONENTE DE LA PERSONALIDAD SANA ESTABLEZCO UN SENTIDO BÁSICO DE CONFIANZA, QUE CONSIDERO LA ACTITUD HACIA UNO MISMO Y HACIA EL MUNDO QUE SE DERIVA DE LA EXPERIENCIA DEL PRIMER AÑO DE VIDA.

 
La confianza es la expectativa de que las necesidades de uno van a ser atendidas y que se puede confiar en el mundo y en los otros.
Coincide con la etapa oral del desarrollo, en la que la boca es la zona más sensible del cuerpo.
Localizando el pezón, mamando y alimentándose, el niño satisface sus primeras necesidades.
La madre inductora de confianza, que atiende a esas necesidades asiduamente, establece la base para las futuras expectativas positivas sobre el mundo del niño.
Erikson añadió el término sensorial (oral-sensorial) porque el padre también atiende los sentidos del niño-vista, gusto, olfato tacto, oído.
A través de esta interacción, el niño, o bien desarrolla un sentido de confianza en que sus deseos van a ser satisfechos o, si su madre no está atenta, desarrolla un sentido de falta de confianza.
Crisis oral: Se produce hacia la segunda mitad del primer año. Es el momento del desarrollo de la dentición y la aparición del impulso de morder. El niño empieza a progresar desde la simple pasividad hacia la actividad. Si el niño muerde demasiado fuerte, sin embargo, el pezón se retira. Las respuestas de la madre vienen determinadas en parte por el comportamiento del niño, y el niño comprende que debe aprender a controlar el ansia de morder.
Como resultado de ello, el niño se da cuenta de que puede influir sobre el entorno, y comienza a desarrollar un sentido de sí mismo individual y separado. El destete se suele iniciar al final de esta etapa. Esta separación es la base del sentimiento de pena, nostalgia y añoranza. Sin embargo, si la confianza básica es fuerte, el niño desarrolla un sentido de esperanza, optimismo y confianza.
Una madre cariñosa y amable-o sustituto- que proporcione una buena atención uniforme y buena es la esencia para el desarrollo de la confianza. El primer logro social del niño es permitir que la madre salga de su campo visual, sin experimentar por ello una ansiedad o cólera inapropiadas. Esto es posible porque la madre se ha convertido en una certeza interna en la representación mental del niño.
Se puede establecer un paralelismo con el concepto de permanencia del objeto de Jean Piaget, y al concepto de constancia del objeto de Margaret Mahler, en el que el niño tiene una representación mental de la madre como algo fiable y estable.

 
ETAPA 2

 
AUTONOMÍA 1 A 3 AÑOS VS VERGÜENZA Y DUDA.

 
La autonomía se refiere al sentido del control del niño sobre sí mismo y sus impulsos. El niño que empieza a andar alcanza el sentido de la separación de los demás. Suele empezar a utilizar

 
palabras como "yo", "tu", "me" y "mío". Puede elegir entre retener o dejar salir, cooperar o no. O bien guarda las heces (retener) o bien las evacua (dejar salir); ambos comportamientos producen efectos en la madre. Coincide con la fase anal de Freud.
En el segundo año de vida, los niños aprender a caminar solos, a alimentarse, a controlar el esfínter anal y a hablar. Esta madurez muscular es la que le da tono a esta fase del desarrollo. Si los padres le permiten funcionar con cierta autonomía y le apoyan sin protegerlo en exceso, el niño gana confianza en sí mismo y siente que es capaz de controlarse a sí mismo y al mundo.
Pero sí se le castiga por autónomo o se le controla en exceso, se siente enojado y avergonzado. Si los padres manifiestan su agrado cuando el niño da muestras de autocontrol, crece su autoestima y se desarrolla un sentimiento de orgullo. Con el excesivo control paterno o la pérdida de control por parte del niño, aparece un sentimiento de duda y vergüenza. La vergüenza implica que unos se sienten despreciado por el mundo exterior. Incrementa el sentimiento del, niño de creerse tan pequeño como cuando se puso por primera vez de pié.
Al sentirse empequeñecido, es fácilmente avergonzado por experiencias parentales pobres.

 

 
ETAPA 3

 
Iniciativa 3 a 5 años vs. Culpabilidad.

 
Esta etapa corresponde a la fase fálica- edípica de Freud. El sentimiento de curiosidad sexual creciente se manifiesta en juegos de grupo de significado sexual, o en tocamientos de los propios genitales o los de sus compañeros. Si los padres no dan demasiada importancia a este hecho los impulsos acaban siendo reprimidos naturalmente (fálico-edípica de Freud), para volver a aparecer en la adolescencia como parte esencial de la pubertad.
Si los padres conceden demasiada importancia a estos impulsos, (citado por Eric Ericsson, si te lo ticas el médico te lo va a cortar)el niño puede resultar inhibido sexualmente, o fijado en esta etapa del desarrollo psicosexual.
Debemos tener en cuenta que cuando el niño es reprimido por determinada conducta sexual infantil, no sólo estamos frenando el desarrollo de la sexualidad hacia la madurez, sino que estamos dificultando el desarrollo de toda su personalidad.

 
Cuando el niño se va acercando al final del tercer año, es capaz de iniciar actividades motoras e intelectuales. Esta iniciativa se puede reforzar dependiendo del grado de libertad física de la que él niño disfruta y de la calidad de satisfacción de su curiosidad intelectual. Si al niño se le hace sentir inadecuado sobre sus comportamientos o sus intereses, puede acabar este período con un sentimiento de CULPA por su actividad individual. Los problemas con la iniciativa pueden dificultar al niño la posibilidad de experimentar por completo, y pueden interferir en su sentido de ambición, que se desarrolla durante esta etapa.
El niño es capaz de moverse independientemente hacia el final de esta etapa. Aprende a interactuar con los demás. Si las fantasías agresivas se han controlado eficazmente (sin castigarlas ni potenciarlas), el niño podrá desarrollar un sentido de iniciativa y ambición.

 
Al final de esta etapa ya se ha establecido la conciencia del niño (superyó de Freud). La conciencia moral. El niño aprende no sólo que existen límites para el comportamiento personal, sino que, además, los impulsos agresivos pueden expresarse de maneras constructivas, mediante competiciones sanas, juegos y juguetes. El desarrollo de la conciencia establece el clima propicio para el sentido moral de lo correcto y lo incorrecto.

 
Si las crisis de iniciativa se resuelve satisfactoriamente, aparece un sentido de responsabilidad, seriedad y autodisciplina.


 
ETAPA 4

 
Laboriosidad 6 a 11 años vs. Inferioridad.

 
Esta etapa coincide con el período escolar, durante el cuál el niño empieza a participar en un programa organizado de aprendizaje. Es el equivalente al período de latencia de Freud.

 
La laboriosidad, la capacidad de trabajar y de adquirir destrezas adultas, es la clave de esta etapa. El niño aprende a que es capaz de hacer cosas y lo que es más importante, que es capaz de dominar y acabar una tarea. Con las normas el niño desarrolla un sentido del deber a expensas de su deseo natural de trabajar.
El niño productivo aprende el placer de completar un trabajo y el orgullo de saber las cosas bien.

 
Los buenos padres y profesores que animan al niño, son la mejor protección contra el sentimiento de inferioridad (latencia de Freud). Mientras que Freud cargaba la mayor parte de la responsabilidad del desarrollo del niño sobre las espaldas de sus padres, Ericsson llamaba la atención sobre el hecho de que las situaciones sociales positivas pueden contrarrestar la falta de apoyo paterno.
Por el contrario, un entorno escolar que denigre o desanime al niño pude provocar un descenso en su autoestima, incluso cuando sus padres recompensen su laboriosidad en casa. Aquí vemos que tanto en las familias como en la escuela se construyen las bases de la personalidad de los miembros de una sociedad.

 
Preguntémonos entonces ¿Cómo está la institución Familia?, ¿Cómo está la Escuela?.
ETAPA 5

 
Identidad 11 hasta el final de la adolescencia vs. Difusión de Roles.

 
La tarea fundamental de este período, que coincide con la pubertad y la adolescencia, es desarrollar el sentido de identidad.
La identidad puede definirse como los características que establecen lo que es una persona y hacia donde va.
La identidad sana se construye sobre la superación satisfactoria de las etapas previas. Confianza, autonomía, iniciativa y laboriosidad, tienen mucho que ver con el sentido de identidad. La identificación con padres sanos favorece la tarea.

 
La identidad significa solidaridad interior con las ideas y valores del grupo social. El adolescente vive una especie de moratoria entre la infancia y la madurez; durante esta moratoria se ponen prueba distintos roles. Es posible que el adolescente haga varios inicios falsos antes de decidirse por una ocupación, o puede incluso abandonar los estudios, para volver a incorporarse a ellos más adelante. Los valores morales pueden cambiar pero al final se ha consolidado un sistema ético en un marco organizativo coherente.

 
"Cuando la sexualidad del hombre madura en la pubertad, aquel aún no está preparado para formar una pareja o tener un hijo. De hecho, cabe preguntarse en realidad si la realidad temprana en el uso directo de su sexualidad haría al hombre más libre como persona y como individuo que garantiza la libertad de otro. De cualquier manera, el equilibrio yoico de un joven está sometido al peligro de la doble incertidumbre de una maquinaria sexual que acaba de madurar y que es necesario controlar en alguna de sus funciones o en todas ellas, al tiempo que se prepara para ocupar su propio lugar en el orden adulto. Esto es una búsqueda "ideológica" de coherencia interna y de un conjunto perdurable de valores; yo llamo fidelidad a esa particular cualidad yoica que surge con la adolescencia y de ella.

 

 
La fidelidad es la capacidad de mantener lealtades libremente otorgadas a pesar de las contradicciones inevitables de los sistemas de valores. Es la piedra angular de la identidad y recibe inspiración de ideologías y compañeros confirmatorios.
En la juventud, se verifica de diversas maneras: un alto sentido del deber, la exactitud y la veracidad en la interpretación de la realidad; el sentimiento de honestidad, como en la sinceridad y la convicción; la cualidad de genuino como en la autenticidad; el rasgo de la lealtad, de "ser fiel"; el respeto por las reglas del juego.

 
"La identidad y la fidelidad son necesarias para la fortaleza ética, pero no la proporcionan por sí mismas"
"Sólo una identidad firmemente anclada en el patrimonio de una identidad cultural puede producir un equilibrio psicosocial eficaz".

 
Debemos comprender que solo las superación de la adolescencia permite el desarrollo de esas identidad, intimidad, la autoentrega y la fidelidad que hace que el amor tenga su anclaje en un compromiso mutuo.
LA CRISIS DE IDENTIDAD: Al final de la adolescencia se produce una crisis de identidad. Ericsson la llamó crisis normativa, porque es el acontecimiento normal. Si se fracasa en el dominio de esta etapa, el adolescente puede quedar sin una identidad sólida; sufre una difusión de identidad o confusión de roles, que se caracteriza por la ausencia de sentido de sí mismo y por la confusión del lugar que uno ocupa en el mundo. La confusión de roles se puede manifiesta en comportamientos anómalos, tales como escaparse de la casa, criminalidad o psicosis declarada. Los problemas en la identidad genérica y el rol sexual también pueden manifestarse en este momento. El adolescente puede defenderse contra la difusión de roles incorporándose a pandillas o bandas, o identificándose con héroes.

ETAPA 6

 
INTIMIDAD 21 A 40 AÑOS VS. ENSIMISMAMIENTO O AISLAMIENTO.

 
La característica de esta etapa es el logro de la intimidad sexual, la amistad y todo tipo de vínculos profundos no dan miedo a las personas que han sabido resolver sus crisis de identidad. En contraste, la persona que alcanza la edad adulta en un estado de continua confusión de roles es incapaz de involucrarse en relaciones intensas y duraderas. Sin amigos, sin allegados y sin pareja, el individuo puede encerrarse en sí mismo y compadecerse. La sensación de aislamiento puede alcanzar proporciones peligrosas.
La verdadera intimidad es mutua, una cualidad con reminiscencias de las primeras etapas de la vida. Si el niño ha conseguido iniciativa genital, el placer sensual de la infancia converge con la idea del orgasmo genital y el adulto joven es capaz de dar y compartir amor con otra persona. Mediante la crisis de la intimidad frente al aislamiento, el individuo trasciende el carácter exclusivo de las relaciones anteriores y es capaz de establecer relaciones mutuas con un grupo social extenso y variado.
Ericsson adoptó el punto de vista freudiano de que las personas normales son capaces de amar y trabajar.

 

 
ETAPA 7
Generatividad 40 a 65 años vs. Estancamiento

 
Durante décadas centrales de la vida, los adultos deben optar por la generatividad o el estancamiento. La generatividad no sólo tiene que ver con el hecho de tener y criar hijos, sino que también abarca los intereses vitales que van más allá del hogar, en guiar y aconsejar a la nueva generación o luchar por mejorar la sociedad.

Las personas sin hijos pueden ser generativas si se desarrollan un sentimiento de altruismo y creatividad. La mayoría de las personas, si pueden, prefieren dedicar sus energías a la crianza de los hijos.
El hecho de desear o tener hijos no garantiza la generatividad. Los padres necesitan haber logrado satisfactoriamente su propia identidad y desarrollado una auténtica intimidad para ser verdaderamente generativos.
Toda relación de pareja donde la atracción sexual se desarrolla naturalmente, despierta el deseo del encuentro sexual como elemento unificador y gratificante como necesario entre dos personas que comparten un vínculo afectivo en una relación estable que tiende planificarse y se proyecta a futuro. Al respecto dice Eriksson:
"Y puesto que todo encuentro genital provoca en los órganos generativos cierta excitación y puede dar por resultado, en principio, la concepción, no es posible ignorar, según parece, una necesidad psicobiológica de procreación. Cuando el enriquecimiento generativo en sus variadas formas falta totalmente, pueden ocurrir regresiones o estadíos anteriores, sea en forma de necesidad obsesiva de suedointimidad, o de un tipo compulsivo de preocupación por la autoimágen- y en ambos casos con un sentimiento generalizado de estancamiento.

 
El estancamiento, como la antítesis de todos los estadios, señala la patología básica potencial de esta etapa e implicará, por supuesto, alguna regresión a conflictos previos.
Sin embargo, se lo debe entender también en su importancia específica para el estadío. Esto, según se ha señalado, resulta hoy de especial importancia, pues la frustración sexual se reconoce como patogénica, mientras que la frustración generativa, de acuerdo con el ethos tecnológico dominante del control de la natalidad, probablemente pasa inadvertida.
No obstante, la sublimación, o una aplicación más amplia, es el mejor uso de las energías impulsivas frustradas.

Así en la actualidad, como hemos dicho, un nuevo ethos generativo puede requerir un cuidado más universal, preocupado por un mejoramiento cualitativo de la vida de los niños ( ).
Es por eso que la negación de la procreación es perjudicial para la maduración de las personas como personas, ya que produce un estancamiento que se ve en la falta de compromiso de la sociedad "adulta" de guiar a los más jóvenes, o regresiones o estadios inmaduros del desarrollo posibilita que tengamos adolescentes eternos.
En otro pasaje se refiere a la preparación de los niños como futuros padres:
"El hombre moderno, obligado a limitar su fertilidad, tiende a considerar que el problema del compromiso procreador queda resuelto gracias a la posibilidad técnica de hacer una elección consciente de los "anticonceptivos". Es necesario preparar al hombre para tal elección. Con toda una vida amorosa tan "segura", si está acompañada por una mera evitación de los hijos y una negación de la generatividad, podrá constituir en algunos una fuente tan severa de tensión interna como ha lo ha sido la negación de la sexualidad misma. Bien podría surgir esa culpa específica que proviene de jugar con el "fuego de la creación". Por ende es esencial que el control de la natalidad esté guiado no sólo por el reconocimiento de las necesidades psicosexuales del hombre, sino también por un sentido general de responsabilidad generadora hacia todos los seres humanos que han sido traídos a este mundo de acuerdo a un plan. Ello incluirá garantizar a cada niño una oportunidad para el desarrollo pleno". ( )
El adulto que no se interesa por guiar o favorecer la aparición de nuevas generaciones suele perseguir obsesivamente una intimidad, que no es verdaderamente íntima. Estas personas pueden casarse, e incluso tener hijos, encerrados en una atmósfera de interés en sí mismo y aislamiento. Este tipo de personas se consuelan a sí mismas como si fueran niños y se preocupan exclusivamente de ellas.
Es, más padres que no creen en realidad que la vida en una sociedad dada merezca la pena, pueden transmitir el mensaje a sus hijos con tanta claridad que resulte que no tengan nietos.
El estancamiento, es un estado estéril. La incapacidad para trascender por falta de creatividad es peligrosa porque al final, las personas llegan a negarse a aceptar la idea de dejar de existir y de que la muerte es una parte ineludible de la vida.
Podemos ver como ya el ser humano no padece, como en la época de S. Freud, una frustración sexual lo que actualmente sufre es una frustración generativa que se caracteriza por:
  1. renuncia al compromiso procreador, tiene una negación hacia la paternidad.
  2. Renuncia a todo compromiso vincular, no quiere formar una pareja estable, y si la forma y tiene hijos, no asume la paternalidad, le pesan las tareas de embarazo, parto, lactancia y de educación de los hijos, etc.
  3. Renuncia a todo compromiso educativo, esto es de guiar las generaciones más jóvenes.
  4. Renuncia a todo compromiso con la sociedad, permanece indiferente a los problemas de su comunidad.
  5. Es decir renuncia a todo compromiso con la vida, no le encuentra sentido humano a la existencia, ni a su existencia.

Por lo tanto esta frustración generativa se transforma en una gran frustración existencial, en un vacío existencial, la pérdida del sentido de la vida. 

 
ETAPA 8

 
Integridad a partir de los 65 años vs. Desesperación y aislamiento.

 
La integridad es el sentimiento de satisfacción que produce el saber que uno ha tenido una vida productiva, y la desesperación es elentimiento de que la vida ha tenido muy poco sentido.
Puede ser una etapa feliz, el momento de disfrutar con los nietos, contemplar los logros personales más importantes y quizá ver cómo los frutos del trabajo personal están siendo útiles para las generaciones más jóvenes.
La integridad permite a las personas que acepten el lugar que ocupan en el ciclo vital y que la vida es responsabilidad de cada persona.
Sin embargo, la vejez no ofrece una visión feliz del pasado, si uno ha sabido vivirmás allá del narcisimo, es decir de la intimidad y la generatividad.
Sin generatividad, la persona no tiene sentido del orden del universo, y sin un orden universal no es posible que sienta la idea confortadora de que la vida propia se ha producido en un momento y en un segmento de la historia en el que una persona se desarrolló como él lo hizo. Sin esta percepción, la persona mayor siente terror ante la muerte, desesperación, disgusto.

 

 
"Los niños sanos no temerán a la vida si sus padres tiene la integridad necesaria para no temer a la muerte". Eriksson, Infancia y Sociedad.

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